Todas las personas pertenecen a mundos pequeños o desenvuelven su vida diaria en mundos pequeños: su núcleo familiar, su círculo de amigos y conocidos y su ámbito de trabajo. Y todos esos mundos pequeños pueden ser más ricos o pobres en términos de cultura científica, lingüística y artística, en términos de relaciones fraternales y de lucha, en términos de pasiones y emociones, y en términos de acciones y reflexiones.
Todos esos pequeños mundos tienen puertas y ventanas
abiertas al mundo global, pero esas puertas y ventanas pueden estar muy
abiertas, semiabiertas o cerradas. Pero no basta con tener las puertas y ventanas
de tus pequeños mundos abiertas; hay que saber qué entra por ellas. Ahora bien,
cada cual elige su vida y decide qué quiere que entre en su mundo. Si tu mundo
pequeño lo abres a las grandes fuerzas, tendencias y causas del mundo global,
tu mundo pequeño estará integrado en los grandes mundos. Pero si, por el
contrario, dejas que por tus ventanas y puertas solo entren las fuerzas
marginales y las ideas de los que piensan y sienten como tú, tu mundo se hará
aún más pequeño.
Y por último, si mantienes tus pequeños mundos cerrados
a las grandes fuerzas y tendencias, tu vida espiritual se empobrecerá sin que
te percates de ello e inevitablemente caerás en el pensamiento sectario, que te
aislarán del mundo global aunque te rodeen cientos de personas. Se puede estar
rodeado de muchas personas y vivir aislado del mundo global, y se puede estar
aparentemente solo y estar muy integrado en el mundo global.
Les pongo un ejemplo. He comprado un libro de Benjamin
Graham titulado El inversor inteligente. Son un conjunto de lecciones
dedicadas a actuar de un modo inteligente en el mercado de acciones y
obligaciones. Es un mundo que desconozco en sus detalles. Graham me
proporcionará conocimientos de esos detalles. Nos dice, por ejemplo, que no
inviertas alocadamente en un mercado alcista por dos razones: una, porque las
acciones serán caras, y dos, porque el precio de las acciones terminará
bajando. Mientras que te aconseja que sí inviertas en un mercado bajista por
las razones contrarias: el precio de las acciones será bajo y las acciones
terminarán subiendo de precio. De manera que gracias a Graham mi pequeño mundo
se abrirá al gran mundo del mercado de las acciones y las obligaciones. Hará
que mi pequeño mundo esté más integrado en el mundo global. Y me permitirá que
cuando hable del capitalismo, de sus rasgos y contradicciones, lo haga con más
propiedad y conocimiento de detalles.
Pero no solo es eso lo que me proporcionará. Los
grandes líderes del mundo de la inversión financiera te proporcionan otras
ideas. Les comento una que tiene que ver con la psicología del conocimiento.
¿Qué entiende Graham por inversor inteligente? ¿Qué significa ser inteligente
en el mercado de las acciones y obligaciones? Según Graham: tener paciencia,
ser disciplinado y tener voluntad. Además, no dejarse llevar por las emociones y
pensar por uno mismo. Y concluye que ser inteligente es más una cuestión de
carácter (yo diría de personalidad) que de cerebro. Según el comentario de
Jason Zweig a la introducción “Hay pruebas de que un elevado coeficiente
intelectual y una gran formación académica no son suficientes para conseguir
que un inversor sea inteligente”. Me parece maravillosa esta afirmación. Pues
nada les repito: tu mundo pequeño se hará grande si tus ventanas y puertas
permanecen abiertas a las grandes fuerzas, tendencias e ideas.
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