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sábado, 15 de octubre de 2022

Confusión, profundidad y precisión

 

Escuchemos primero a Hegel en su crítica a los pitagóricos: “Cuanto más confusos aparecen los pensamientos, más profundo se nos antoja el sentido que encierran; lo importante es ahorrarse el esfuerzo más esencial, pero el más difícil de todos, que consiste en expresarse en conceptos precisos”.

Cuando reflexionamos, ideamos o teorizamos, es necesario tener en cuenta un conjunto de requisitos, si queremos, como dice Hegel, expresarnos en conceptos precisos.

Primer requisito. Siempre tenemos que saber en que esfera de saber estamos reflexionando: economía, sociología, psicología social, psicología del conocimiento, epistemología, ética, política, etc. Muchas veces nos lanzamos a pensar y no sabemos en qué esfera de saber estamos, mezclamos esferas de saber distintas, y producimos pensamientos que carecen de congruencia material. Después debemos saber de qué conceptos primeros, básicos y fundamentales disponemos según sea la esfera de saber en la que llevamos a cabo ciertas reflexiones. Si no tenemos este bagaje, nuestra reflexión será vaga y oscura.

Segundo requisito. Debemos saber si nuestra reflexión se centra en un caso particular a partir del cual extraemos algunas generalizaciones o tiene la forma de lo general. Si nuestra reflexión tiene la forma de lo general, debemos ir con pies de plomo puesto que para ellos debemos tener un gran dominio teórico en postulados y premisas, teoremas y conceptos principales. Si por el contrario nuestra reflexión se centra en un caso particular, debemos ser muy analíticos y disponer de los conceptos operativos adecuados para llevar a cabo dicha reflexión.

Tercer requisito. Como nuestra reflexión se centra en una determinada situación objetiva, venga dada en forma general o en forma particular, debemos saber si dicha situación objetiva tiene la forma adecuada o tiene una forma pendiente de desarrollo. Al menos que el ejemplo que seleccionemos como punto de partida sea muy sencillo y sea al mismo tiempo una experiencia universal al alcance de todo el mundo, tendremos que dedicar un cierto tiempo a detallar y precisar aquello de lo que hablamos. No podemos lanzarnos a pensar reflexivamente, si aquello de lo que hablamos no ha sido presentado previamente con rigor y precisión. De otro modo, si partimos de imprecisiones, nuestra reflexión no dispondrá de ningún punto firma donde agarrarnos y nos perderemos.

Cuarto requisito. Debemos desechar, por consejo de Hegel, los pensamientos confusos, no dedicarnos a desentrañar su aparente sentido profundo puesto que no existe, y centrarnos fundamentalmente en ser precisos y rigurosos. No dejemos que las palabras nos dominen y que no nos engatusen las expresiones abstractas. Si haces uso de algunas categorías abstractas, debes poner algunos ejemplos que ilustren su sentido. Si no lo haces, la vaguedad y la oscuridad dominará tu reflexión.

 

 

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