El trabajo de hoy tiene como objetivo criticar el comportamiento intelectual. Algunos intelectuales creen que la realidad está ahí para ser pensada y ser narrada, pero lo cierto es que la realidad está ahí para ser vivida y ser transformada. Y la realidad que vives y transforma ha sido previamente creada y es fruto de transformaciones sucesivas previas. Pero en esa realidad también está el pensamiento cristalizado. ¿Qué es el pensamiento cristalizado? El pensamiento que ha planificado los objetivos a cubrir y ha guiado la actividad de los agentes prácticos. El comportamiento intelectual que yo critico es el comportamiento de algunas personas que piensan la realidad sin vivirla, que piensan la realidad con escasa experiencia sensible sobre la misma.
Lo que yo les pido a
estos intelectuales es que aumenten su experiencia sensible y les pongan el
índice cero a las conceptualizaciones. Los conceptos se elaboran con percepciones
y representaciones. Pero si tu experiencia sensible es pobre, entonces tus percepciones
y representaciones serán escasas. De ahí que los conceptos que pongas en
movimiento, por una parte, tengan pocos materiales de los que nutrirse, y, por
otra parte, carezcan de blancos a los que apuntar. Hay otro aspecto a tener en
cuenta, los conceptos suponen también la negación de la sensibilidad, la
reducción de la multiplicidad a la unidad, y la superación de las apariencias
para quedarse solo con las esencias. Así que repito: deja de conceptualizar
durante un tiempo y enriquece tu experiencia sensible. Otra ventaja: si
enriqueces tu experiencia sensible, dominarás el pensamiento directo; mientras
que, si tienes una pobre experiencia sensible y una tendencia dominante hacia
la elaboración conceptual, tu pensamiento será inevitablemente tortuoso en
muchos casos, y en muchos otros, formal, esto es, vacío.
Gracias, Paco por este trabajo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho y con tu permiso lo publico en mi blog. Es para mí muy importante el hecho de que señales a la experiencia sensible como algo necesario para nosotros. ¡Qué pobre es la vida cuando pasamos años rehuyéndola por miedo y engañándonos! ¡Qué falsamente seguros nos sentimos en nuestras torres de marfil!
Un abrazo fuerte.