A los 26 años de edad empecé a estudiar El ingenioso hidalgo Don Quijote de Mancha. ¿Lo hice por propia iniciativa? No. Lo hice inducido por Marx. En La ideología alemana, Marx hace un uso continuo de la obra de Cervantes. Pensé: ¿Cómo es posible que siendo Marx alemán conozca la obra de Cervantes tan bien y yo la desconozca? Esa fue la razón que me llevó a estudiar dicha obra. Pero hay más: Marx hizo uso de esa obra para criticar el izquierdismo de su época empleando como postulado básico la siguiente idea: los extremistas de izquierda toman su representación del mundo por el propio mundo. De manera que no solo inicié el estudio de Don Quijote de la Mancha inducido por Marx, sino también atendiendo a la contradicción básica señalada por él: la existente entre el propio mundo y la representación del mundo.
Pero no solo me ayudé de
Marx, también me ayudé de Luria y de Husserl. Gracias a estos autores conocí más a fondo la
naturaleza de la percepción y de la significación y sus relaciones mutuas. Así
que entre la obra de Cervantes y yo están presentes el pensamiento de Marx,
Luria y Husserl, sin los cuales no hubiera extraído los frutos que he
extraído. La honestidad intelectual
implica no atribuirse uno méritos que son de otros y pensar que lo que fue
posible y sigue siendo posible solo se debe a nosotros mismos. Sin las
herramientas lógico conceptuales de los autores mencionados yo jamás hubiera
llegado tan lejos en el estudio de la contradicción entre percepción y
representación. Del mismo modo los miembros del Cekam han podido estudiar Don
Quijote y llegar hasta donde han llegado por la mediación de mi
trabajo.
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