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martes, 14 de febrero de 2023

La modesta y secreta complejidad

 

En el prólogo de El otro, el mismo, Borges dice lo siguiente: “Es curiosa la suerte del escritor. Al principio es barroco, vanidosamente barroco, y al cabo de los años puede lograr, si son favorables los astros, no la sencillez, que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad”.

Le aconsejo al lector, a cualquier lector, que no reaccione, que no responda con prontitud, que tenga calma, que sea sosegado, y que piense. Pensar, entre otras cosas, es darle muchas vueltas a lo mismo. Y si ese pensar está adjetivado con la dialéctica, será un pensamiento que atiende a los matices y a las transiciones, y que es relativista. Algunas personas se representan el relativismo como el predominio de lo subjetivo sobre lo objetivo, pero no es así, relativismo significa poner cada cosa en relación con muchas otras cosas, captar la esencia no en el ser sino en la relación. Siguiendo el ejemplo de Einstein, si dejamos caer una piedra en el vagón de un tren en movimiento, en relación con el propio tren, un sistema de referencia móvil, la piedra describirá una línea perpendicular, pero una persona que esté en el terraplén y perciba la fechoría, observará que la piedra describe una parábola. La clave aquí consiste en ver que la forma del movimiento de un cuerpo depende de la relación entre el propio cuerpo en movimiento y el cuerpo donde situemos el sistema de referencia. Dicho de otro modo: no existe el movimiento en sí.  

Borges afirma que el escritor es al principio barroco, pero lo matiza: vanidosamente barroco. A lo mejor en algún texto o en alguna obra pictórica queremos ser barroco: cargar el texto o la pintura de muchos elementos. Pero cuando lo hacemos por vanidad, no estamos cargando la obra literaria o pictórica de nuevos elementos por necesidad estética, sino para lucirnos, para mostrar que sabemos mucho.

Borges afirma que la sencillez no es nada. Es cierto que no es nada cuando se pretende con ella acabar con la complejidad del ser. Puesto que partimos de la base de que el mundo, el ser, es complejo, y cada vez más complejo. Esto no implica que en el mundo no haya cosas sencillas, como tampoco implica que haya situaciones que exigen de nosotros un comportamiento sencillo. Relativista significa esto: tener en cuenta que lo afirmado por Borges, que la sencillez no es nada, es cierto en relación con determinado aspecto o actitud: cuando pretendes negar la complejidad del ser. Ya que Borges quiere afirmar la complejidad y asentar la complejidad como la cualidad del ser, pero también lo matiza: ser modestamente complejo. No ser pretencioso. Y añade otro matiz, que es casi una licencia poética, lleva la complejidad en secreto, compórtate en público de modo sencillo.

Nada es absolutamente. Nada es desde un solo lado. Y si el ser es complejo, y a sabiendas que es complejo, cada lado sufre modificaciones en relación con los otros lados. Y la verdad del ser será su complejidad y las modificaciones que sufre los lados en sus interrelaciones mutuas. No te alejes tan rápido del texto, ve a su encuentro, y descubre su sentido, con sus infinitos y móviles matices.

 

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