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lunes, 12 de mayo de 2025

Mundo interior y mundo exterior

 

Hay frases tópicas que son falsas o tienen bastantes grados de falsedad. Cuando de las frases tópicas afirmé que eran falsas, dicha afirmación tiende a ser absoluta; mientras que cuando afirmé que tenían bastantes grados de falsedad, dicha afirmación se volvió relativista. Los principios regulan nuestra conducta intelectual en todos los planos de la vida, pero en ocasiones muchas personas carecen de principios; y si los tienen, no actúan como mecanismos reguladores de su actividad consciente. Yo aconsejo disponer de una actividad consciente relativista. Y relativista significa fundamentalmente dos cosas: una, poner cualquier cosa de la que estemos hablando en relación con otras cosas, y dos, captar las cosas teniendo en cuenta su determinación histórica. Y la determinación histórica de una cosa solo nos indica que dicha cosa cambia, y en todos los sentidos. Hay que evitar siempre el pensamiento absoluto. Nada permanece igual, ni el mundo que nos rodea ni nosotros mismos.

Hay pensadores que se empeñan en tensar su espíritu y buscar en su interior las respuestas a este mundo. Lo único que logran es sufrir y les cuesta horrores sacar algo que valga la pena de su interior. El camino del pensamiento productivo es el contrario: hay que buscar de continuo en el exterior las respuestas a este mundo. Solo así te renuevas y te sientes vivo por dentro. Se logran dos cosas decisivas: una, obtienes un mayor enriquecimiento espiritual, y dos, activas lo que tienes en tu memoria y lo traes al presente renovado y embellecido. Para extraer del mundo interior riquezas espirituales no hay otro camino que alimentar sin cesar el interior con el mundo exterior. La grandeza espiritual siempre se encuentra en los muchos y no en el individuo. En relación con la creación filosófica, en su Introducción a la Historia de la Filosofía, dice Hegel lo siguiente: “las creaciones son tanto mejores cuanto menos imputables son, por sus méritos o responsabilidad, al individuo, cuanto más corresponde al pensamiento libre al carácter general del hombre como tal hombre, cuanto más se ve tras ellas, como sujeto creador, al pensamiento mismo, que no es patrimonio exclusivo de nadie”. Y qué es el pensamiento mismo lo aclara Hegel unas líneas más adelante: “La historia de la filosofía despliega ante nosotros la sucesión de los nobles espíritus, la galería de los héroes de la razón pensante, que, sostenidos por la fuerza de esta razón, han sabido penetrar en la esencia de las cosas, en la esencia de Dios, y que han ido acumulando con su esfuerzo, para nosotros, el más grande de los tesoros, que es el del conocimiento racional”.

Les recuerdo a los ateos simples que Dios es la imagen idealizada del ser humano. Así que los marxistas encontramos en Dios al ser humano y no a una entelequia abstracta carente de determinaciones antropológicas. Del mismo modo, las grandes obras de la literatura, de la escultura y de la pintura representan igualmente la idealización exteriorizadas de las esencias humanas. Así que concluyo: busca en el mundo exterior las respuestas a los problemas de este mundo. Solo así se enriquecerá tu interior y podrás expresar las esencias del mundo contando con lo que Hegel denominó los héroes de la razón pensante, donde yo incluyo, además, a los héroes del pensamiento literario y del arte en general, con todas sus infinitas obras y que existen en el mundo sensible y exterior.  ¡Viva la exterioridad!

 

 

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