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viernes, 6 de junio de 2008

La crisis financiera, Saramago, Demarchi y Marx y Lenin

Gustavo Ernesto Demarchi, economista especializado en consultoría de empresas,  publicó un artículo titulado “Premio Nobel con licencia para macanear”, donde sometió a crítica a José Saramago y a Marx. A Saramago lo criticó por su ignorancia sobre el dinero bancario y el pensamiento de Marx, y a Marx porque nunca comprendió en profundidad la dinámica financiera de las sociedades industriales y porque defendió la supresión del crédito y los bancos.


La declaración de Saramago y la reacción de Demarchi

Minutouno.com publicó unas declaraciones de José Saramago realizadas el 27 de octubre del año en curso durante la presentación en Lisboa de la película “Blindness”, adaptación de su novela “Ensayo sobre la ceguera”. El contenido de la declaración que hizo reaccionar a Demarchi fue el siguiente: Después de decir que Karl Marx no tuvo tanta razón como ahora, Saramago añadió: “¿Dónde estaba todo ese dinero (desbloqueado para rescatar a los bancos)? Estaba muy bien guardado. Luego apareció de repente, ¿para salvar qué? ¿Vidas? No, bancos”. Y ante estas declaraciones Demarchi respondió con el siguiente argumento: “Para Saramago, el dinero estaba escondido en algún lugar y ahora aparece de repente para salvar a los bancos y no a la gente; sofisma con el que demagógicamente incentiva acendradas supersticiones populares hostiles hacia la actividad bancaria. Obviamente, no entiende que ese dinero que imaginaba brotando del Tesoro, estaba en todas partes y en ninguna a la vez, dado que los bancos crean dinero-crédito, modalidad de medio de pago cuya contextura es contable y transaccional (virtual, puede decirse) y, por ende, no tiene el aspecto que exhiben los billetes concretos y palpables que llevamos habitualmente en el bolsillo o en la cartera”.

¿Dónde está el dinero?

Saramago no está hablando de cómo los bancos crean dinero con los depósitos,  lo que se está preguntando es dónde está el dinero que los ahorradores depositaron en el banco y ahora no está en los bancos. Ese dinero fue prestado a unos “inteligentes inversionistas”  que lo invirtieron en “inteligentes especulaciones”, esto es, en inversiones que no sólo no permitieron devolver los intereses sino tampoco permitieron devolver la suma principal. ¿Y dónde está ese dinero entonces? ¿Fue quemado? ¿Desapareció de la faz de la tierra? ¿Estará, como dice Demarchi, dando muestras de “excelente cientificidad”, en todas partes y en ninguna a la vez? No señor, ni fue quemado ni desapareció por arte de magia, tampoco podemos ser tan etéreos y tan condenadamente burgueses como Demarchi, diciendo que está en todas partes y en ninguna a la vez. ¿Dónde está pues?   Está en los sueldos, comisiones y dietas que ganaron los “inteligentes inversores”, en manos de los dueños de los locales que alquilaron, en manos de los dueños de las máquinas que compraron, en manos de los profesionales que contrataron, en manos de  los dueños de los restaurantes donde comieron, y en muchas otras manos dueños de los lugares y servicios donde se gastaron el dinero prestado. Luego ese dinero estaba y está ahí, en determinadas manos, y en buena parte en manos de los especuladores: en manos de los responsables de que el sistema financiero pudiera haber saltado por los aíres.


¿De dónde va a sacar el Estado el dinero que inyectará al sistema financiero?

Saramago se pregunta de dónde saca o va a sacar el Estado el dinero. Empleando el método que ha empleado siempre: emitiendo deuda pública, letras del tesoro, a cambio del dinero que está en determinadas manos. Seguramente una buena parte del dinero que va a obtener el Estado a cambio de esos títulos de valor para sanear el sistema financiero, provenga de todos aquellos que se han enriquecido con la especulación. De ahí que la sospecha de Saramago, como la de mucha gente de pensar sencillo, sea correcta: el dinero estaba ahí, no había desaparecido, estaba en manos de los de siempre: los capitalistas y en especial en la de los especuladores de las finanzas ajenas. Y otra parte del dinero saldrá de los impuestos.

¿Saramago contra la actividad bancaria?

¿Alguien en su sano juicio cree que Saramago está en contra de la actividad bancaria? ¿Alguien cree que el pueblo tiene sentimientos hostiles contra la actividad bancaria? Yo creo que no. El sentimiento de Saramago como el del gran parte del pueblo en general  está en contra de la actividad capitalista de los bancos. Está en contra de que a los pobres no se les preste dinero a interés mínimo para comprar una casa, está en contra de que los bancos den el dinero ajeno a “los listillos” para que  se enriquezcan hasta la ceja, están en contra de que los banqueros paseen por la calle como si fueran los amos del mundo. Saramago y la mayoría del pueblo no están en contra de la actividad bancaria, porque también sus ahorros están en los bancos, están en contra de la usura y la explotación cruel que ejercen los banqueros capitalistas sobre los trabajadores de todo el mundo. Y también están en contra de una cosa que es clara como la luz del día: que haya dinero para salvar a los bancos y no haya dinero para salvar a los pobres. Y esto no es demagogia, esto es reclamar justicia.

Concatenación interior y exterior de las categorías económicas

Después de haber ajustado las cuentas con Saramago, Demarchi se lanza a por Marx. Lo primero que dice es que Marx no estudió en profundidad la dinámica financiera de las sociedades industriales. Si por algo se caracteriza la economía convencional, la economía burguesa actual, es por su superficialidad, por no ir más allá de la conciencia de los agentes prácticos de la economía. Y si por algo se caracteriza Adam Smith, David Ricardo y Marx es por haber practicado un análisis profundo del modo de producción capitalista. Con el fin de poner de manifiesto la contradicción entre los superficial y lo profundo les trascribo unas palabras críticas de Marx contra Smith extraídas de la sección “Precio de costo en Ricardo y Smith” de su obra “Teorías sobre la plusvalía”: “Smith se mueve con gran simplismo en una continua contradicción. De una parte, indaga la concatenación interior entre las categorías económicas o la trabazón oculta del sistema económico burgués. De otra parte, coloca al lado de esto la concatenación que aparentemente se dan en los fenómenos de la competencia y que se ofrece a la vista del observador no científico, y a los ojos del observador prácticamente interesado y obsesionado por el proceso de la producción burguesa”.
Marx resolvió esta contradicción en El Capital: supo exponer las relaciones externas de las categorías económica como manifestación de sus relaciones internas, mientras que la economía convencional se limitó a describir y catalogar las relaciones externas entre las categorías económicas. Por lo tanto, es un desacierto total que Demarchi diga de Marx que no supo profundizar en el análisis del sistema financiero cuando la economía convencional renunció a dicha tarea.

Marx y la supresión del sistema de crédito y de la actividad bancaria

Demarchi dice que Marx, al igual que otros socialistas por él llamados utópicos, pensaba que una vez fuera destruido el sistema capitalista, debían suprimirse el crédito y los bancos. No sé de donde se sacó esta idea Demarchi. De El Capital no  la sacó. Luego se la sacó de la manga.


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