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jueves, 17 de junio de 2010

Conceptos y hechos históricos

Los marxistas siempre le han prestado mucha atención a la relación entre conceptos e historia.

Siempre han afirmado que los conceptos tienen una naturaleza histórica. Así, por ejemplo, afirman que los conceptos de  libertad, igualdad y solidaridad  sólo han podido brotar en el capitalismo; y sólo en el marco del propio capitalismo pueden ser entendidos.  Los idealistas, sin embargo, creen que esos conceptos pudieron brotar en cualquier época.


Si admitimos que los conceptos están determinados históricamente, es un error analizar hechos históricos del pasado, por ejemplo, la revolución soviética, con los conceptos de la actualidad. El desarrollo de la humanidad y el desarrollo civilizatorio de principios del siglo XXI son muy distintos de los que existían en 1917 en Rusia y en toda Europa. Ni la sensibilidad ni el pensamiento son comparables.


No debe olvidarse que Rusia era un país semifeudal y semicapitalista. El poder feudal en Rusia era una de los más opresivos y bárbaros que existían en el mundo entero, tal vez sólo comparable al que existía en China. Creo que a todos  nosotros nos costaría muchísimo imaginar como vivían los campesinos rusos en el periodo 1890-1917. Nos queda demasiado lejos históricamente. Tampoco podemos perder de vista que Rusia vivió y de forma también muy dura la primera guerra mundial. No podemos valorar a la ligera los excesos que se cometieron durante la revolución soviética sin tener conocimiento de los excesos del régimen semifeudal y semicapitalista de la Rusia de aquel entonces.


También hay que tener en cuenta una cuestión muy importante: la diferencia radical entre teoría y práctica. No es lo mismo vivir bajo las condiciones de la guerra civil de Rusia de 1917, donde además de pensar había que actuar y sin dilación, y no en el parlamento sino en la calle con fusiles, que vivir tranquilamente en un despacho y ponerse a pensar en la revolución bolchevique. No digo que esto último no puede hacerse, pero debe hacerse teniendo en cuenta la diferencia radical que se produce en este caso entre teórica y práctica. La historia del capitalismo se escribió con sangre y fuego, también la historia del esclavismo y del feudalismo, y la historia del socialismo no podía ser menos.


Cuando mi suegra, una mujer profundamente de derechas, vio los palacios de San Petersburgo y contempló tanta exagerada riqueza, concluyó: ahora comprendo porque el pueblo se sublevó y acabó con el zar y toda su familia. Habría que exponer toda la riqueza de la que disfrutaba la nobleza rusa al tiempo que toda la pobreza que asolaba a los campesinos, para entender ciertos excesos de la revolución soviética. Habría que contabilizar también cuantos campesinos y cuantos hombres y mujeres murieron construyendo los grandes palacios de los nobles. La justicia histórica es una cuestión de balanzas con pesas, no de una mujer que se tapa los ojos para no saber si se enjuicia a un rico o a un pobre, a un despótico terrateniente que a un campesino pobre. La justicia abstracta corresponde a periodos de paz, no a periodos de guerra.


Así que vuelvo y repito: es un craso error evaluar los hechos históricos de hace casi un siglo con los conceptos, la sensibilidad y la mentalidad de la actualidad.


(He estado leyendo por encima “Quienes son los amigos del pueblo y cómo luchan contra los socialdemócratas”, escrito durante la primavera y el verano de 1894 por Vladimir Ilích Ulianov, sólo para contaminarme un poco del espíritu y de la oscuridad de aquella época, y no perder de vista que ya han pasado  116 años)


18 de mayo de 2010.


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