Dazer, en relación con mi trabajo, Trabajo enajenado: graduaciones de la
enajenación, formula el siguiente comentario: “Hegel diferencia alienación
de enajenación, sin embargo, Marx hace un sinónimo de ellos como observo que
usted también hace en su texto: “La enajenación implica extrañamiento, cuando
la enajenación es una cosa distinta a extrañamiento, no sé si es un error y
puede explicarlo. Aquí le dejo la definición adecuada: Entfremdung (literalmente extrañación/extrañamiento) = alienación:
desarraigo y ruptura con el ambiente o con otras personas, a lo alejado y
separado. Entäusserung (literalmente
exteriorización = fuera de sí) = enajenación: desposeimiento”.
En primer lugar he de decir que en mi trabajo he
empleado la expresión “enajenación” y no “alienación”. Y en segundo lugar
quisiera aclarar la diferencia entre significado general de una palabra y
concepto. El significado general de una palabra es lo que podemos encontrar en
los diccionarios, que es lo que parece que Dazer me ha facilitado. En el
diccionario ideológico de lengua española de Julio Casares se presenta la
palabra “alienar” como sinónimo de “enajenar”. De la palabra “alienación” dice
que significa “trastorno mental”. De la entrada “enajenar” Julio Casares dice
lo siguiente: “Transmitir a otro el derecho o el dominio de alguna cosa o algún
otro derecho sobre ella”. También dice esto otro: “Sacar a uno fuera de sí; suspender o turbarle el
uso de los sentidos. Y por último, añade lo siguiente: “Apartarse, retirarse del trato o comunicación con
alguna persona”. Como se puede observar, Julio Casares recoge la parte más
destacable de los significados que Dazer me ha proporcionado. También puede
observarse que se presentan distintas acepciones de las palabras sin
vinculación teórica entre sí. Aquí solo nos movemos en el ámbito de los
significados generales. Distinto son los conceptos. Los conceptos pertenecen a
constructos teóricos de esferas de saber determinadas, y suponen mucho
contenido conceptual, mayor movimiento de categorías, juicios encadenados,
razonamientos y conclusiones lógicas.
Hablemos ahora de Hegel. No conozco ninguna obra de
Hegel donde hable específicamente de alienación, sí lo hace de la enajenación.
Puede encontrarse en su obra titulada Principios
de la Filosofía del Derecho. Hay una sección titulada C. Enajenación de la propiedad. Y en ella podemos leer lo
siguiente: “Puedo enajenar mi propiedad, ya que es mía solo en cuanto deposito
en ella mi voluntad, y dejarla sin dueño (derelinquo)
o entregarla en posesión a la voluntad de otro, pero lo puedo hacer solo en la
medida en que la cosa por su propia naturaleza es algo exterior”. También habla
de las cosas que son inajenables como “mi propia persona y la esencia universal
de mi autoconciencia”. En esta misma sección hay una exposición de la
diferencia entre el trabajador y el esclavo muy esclarecedora e interesante:
“De mis habilidades particulares, corporales o espirituales, de mis posibilidades
de actividad (que es lo que entendemos por fuerza de trabajo) puedo enajenar
a otro producciones individuales y un uso de ellas limitado en el tiempo, porque con esta limitación se mantienen en
una relación exterior con mi totalidad y universalidad. Con la enajenación de
todo mi tiempo concreto de trabajo y de la totalidad de mi producción,
convertiría en propiedad de otro lo sustancial mismo, mi actividad y realidad
universal, mi personalidad”. Si entrego parte de mi tiempo de trabajo, 8 horas
de trabajo, conservo la propiedad sobre mi totalidad y universalidad; mientras
que si entrego todo el tiempo de trabajo al otro, soy un esclavo. En la sección
dedicada al contrato Hegel incide sobre la primera determinación: “Contrato de salario (locatio operae).
Enajenación de mi producir o prestar servicio, en la medida en que
son enajenables, es decir, por un tiempo determinado o con alguna otra
limitación”.
Pasemos a Marx. La obra de Hegel reseñada está muy
presente en el pensamiento económico de Marx. En la sección El proceso de intercambio de El Capital, Marx dice lo siguiente:
“Para relacionar éstas entre sí como mercancías, los guardianes de mercancías tienen
que comportarse entre sí como personas cuya voluntad reside en esas cosas, de suerte que uno se
apropia de la mercancía ajena,
alienando la propia, solo con la voluntad del otro”. Aquí Marx emplea el
término “alienar” como equivalente a “enajenar”. Pero esto no es importante en
términos conceptuales. Aquí alienar, enajenar y vender significan lo mismo. Lo
importante aquí es situar la categoría “enajenar” en el constructo teórico
titulado “Proceso de intercambio” y vincularla con las otras categorías
principales de dicho constructo: mercancía, propiedad, voluntad y contrato.
Cuando leemos en el diccionario el significado general de la palabra “alienar”,
nada de esto está presente. Lo repito muy a menudo: lo importante no es el
nombre del objeto del concepto, el nombre que ponemos fuera de la caja, sino el
contenido conceptual, lo que ponemos dentro de la caja.
Hablemos por último del trabajo enajenado. El obrero
enajena o aliena su fuerza de trabajo por un tiempo determinado. Y el
capitalista usa la fuerza de trabajo del obrero en las tareas que decida. Hasta
aquí la enajenación solo alcanza a la relación de compra venta de una mercancía
específica: la fuerza de trabajo. Pero Marx ahonda más en la situación de
enajenación que se da en el trabajo enajenado. Y nos advierte que el local
donde trabaja el obrero, la materia prima y los medios de trabajo con los que
opera no le pertenecen. De manera que la enajenación alcanza a todo lo que le
rodea. Demos un paso más y aclaremos lo del extrañamiento. Afirmé en mi
anterior trabajo que la alienación implicaba
extrañamiento, y que este tenía distintos grados según fuera el tamaño
de la empresa y el papel que se ocupa en la producción. Implicar es distinto
que igualar. Así que alienación no es igual que extrañamiento. Todo lo que es
ajeno implica siempre un grado determinado de extrañamiento. En las grandes
empresas el extrañamiento es muy grande porque los dueños no son conocidos por
los empleados y resultan inaccesibles.
Señalé en mi anterior trabajo que la posición de los directivos, al tener
conocimiento contable de la marcha de la empresa, experimentaban un
extrañamiento muy atenuado. También bajo el punto de vista de las decisiones
empresariales, los empleados viven en el mayor de los extrañamientos. Así que
los empleados de bajo rango carecen del conocimiento contable de la empresa y
están excluidos de las decisiones. Así que además de sufrir la enajenación
también experimentan el extrañamiento.
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