El mundo ha cambiado definitivamente. La
multipolaridad se ha hecho evidente por todos los costados. Nada es tan simple
como en tiempo de la bipolaridad. El pensamiento complejo debe predominar. Hay
partidos de la derecha que están anclados en el pasado, pero también sucede con
buena parte de la izquierda radical. Siguen partiendo del pensamiento cuando
analizan la realidad y no de la existencia. Siguen hablando desde ninguna
parte, como si no estuvieran determinados nacional e históricamente. Es fácil
quedar bien enarbolando el espíritu puro de la izquierda radical: no guerra, sí
paz. Pero bajo el punto de vista de la práctica, y en la filosofía marxista el
punto de vista de la práctica debe ser el primero, el espíritu puro carece
valor. En la vida real el espíritu está manchado de sangre y de lodo.
Me decía un amigo, tras los atentados de París, que
habían muertos de primera y muertos de segunda: los de París son de primera, mientras
que los de Siria son de segunda. Le respondí con un gesto de desaprobación y
seriedad. Después le pregunté: Cuando muera tu madre, ¿quién la llorará? No le
di tiempo a que respondiera y lo hice yo mismo: La llorarán tú, tu padre, tu
hermana y tus familiares. Y seguí: tu jamás has llorados las muertes de las
madres de los sirios ni de ningún otro país. Es posible que no te sientas
español y que tampoco te sientas europeo. De ahí que los asesinatos de los
franceses a mano de los yihadistas los sientas como sientes las muertes de los
sirios: desde la abstracción de los sentimientos y de los intereses. Pero el
mundo de la gente corriente y común no es así: en ese mundo la inmensa mayoría
de las personas se sienten miembros de una nación y partícipes de una historia.
No es lo mismo participar del poder, como ahora lo
hace Podemos, que actuar desde fuera
del poder del Estado y eternamente en oposición a él. Así te conservas puro, pero jamás cambiarás el
mundo. Pensar no es lo mismo que actuar. No se trata ahora de hacer disquisiciones
históricas ni estudiar las causas de las causas. La historia es la que es. La
primavera árabe no fue tal primavera. El negro invierno ha penetrado en todos
los países que aparentemente iban hacia el camino de la libertad y de la
democracia. Y ese negro invierno tiene un nombre o dos: Al Qaeda y el Estado
Islámico. Representan no solo una fuerza fascista que quieren sembrar el terror
en todas las partes del planeta, sino también un bárbaro atentado contra la
cultura, la civilización, y la libertad
y la dignidad individuales. Quieren llevar el mundo muy atrás, más atrás que la
revolución francesa de 1789. Quieren llevarnos a la oscuridad religiosa de la
Edad Media y al predominio de los señores feudales. Quieren convertir a los
ciudadanos libres en siervos. Y en lucha contra semejante fuerza reaccionaria,
la izquierda debe luchar unida con la derecha. Hay que ser tácticos, pero en
este asunto hay que ser eminentemente estratégicos. No podemos permitir que el
caos nos invada y socave la estabilidad política, económica y social que tantos
esfuerzos nos han costado a todos, incluidas las fuerzas de la izquierda.
Hollande actuó rápido y con contundencia. No podía
mostrar debilidad. Tampoco las excesivas disquisiciones debían demorar la
acción. Declaró la guerra al Estado Islámico. Declaró el estado de excepción en
Francia. Debía tener las manos libres. Ahora la policía puede hacer registros
domiciliaros y detenciones sin órdenes judiciales. Y puede incluso fijar la
residencia a los sospechosos. Tenía que devolver la seguridad a los ciudadanos
franceses, y en parte lo ha logrado. Ha ganado popularidad. Ha generado
confianza. Carece de sentido que los “intelectuales puros” hablen de que se han
conculcado los derechos humanos. Hay que ser prácticos. No se puede ser tan
idealista. Los conceptos deben adecuarse al ser y a la existencia y no al
revés. Es cierto que Europa colonizó al mundo. Es cierto que EEUU y las
potencias occidentales han ejercido el imperialismo económico, político y
cultural sobre el Asia central. Es cierto que Occidente no ha respetado a la
religión y cultura musulmanas. Pero siendo todo eso cierto, no es el asunto que
ahora está en juego. El terror yihadista se ejerce fundamentalmente contra los
propios pueblos musulmanes. No es una lucha entre Occidente y los pueblos musulmanes,
tampoco entre la religión católica y la religión musulmana, sino entre los
pueblos civilizados y el terrorismo yihadista.
La multipolaridad se ha afianzado. Y esto es una
buena noticia. Francia se ha aliado con Rusia sin la mediación de EEUU. La
Unión Europea ha ganado autonomía nacional. Irán, Siria, Irak, Turquía y los kurdos
han ganado protagonismo en la lucha contra el yihadismo. Oriente Próximo ya no
estará determinado en términos geopolíticos por la lucha entre Israel y
Palestina, una reminiscencia de la época de la bipolaridad de las
superpotencias. El mundo se está
escribiendo con otros colores. Las relaciones entre el mundo musulmán y el
europeo están mejorando y mejorarán más. Los imanes de las 2.740 mezquitas de
Francia han condenado sin ambigüedad los atentados de París. Y bajo estas
circunstancias históricas es un error enorme caer en el intelectualismo:
posicionarse desde ninguna parte y hacer propuestas desde los conceptos puros
de los derechos humanos y de la paz. No en vano tanto Alberto Garzón como Pablo
Iglesias ante los atentados de París han recurrido a los conceptos de la
revolución francesa de 1789 liderada por la burguesía: Libertad, igualdad y
fraternidad. Muestran así, por una parte, que todavía hoy día esos conceptos tienen
vigencia, y por la otra, que en la lucha contra el terrorismo yihadista la
izquierda y la derecha, la burguesía y los trabajadores, deben estar unidos.
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ResponderEliminarBien, de acuerdo en que hay que combatir al yihadismo, pero ¿dónde estaría la diferencia entre izquierda y derecha en la manera de hacerlo?¿cuál es la crítica que se puede hacer desde la izquierda a como lo hace la derecha? No se trata de cerrar filas con ésta acríticamente. "Es cierto que EEUU y las potencias occidentales han ejercido el imperialismo económico, político y cultural sobre el Asia central. Es cierto que Occidente no ha respetado a la religión y cultura musulmanas". Si esto es cierto ¿qué propone para que esto no sea cierto nunca más? Desde "el punto de vista de la práctica" pareciera que sólo nos está aportando el de
ResponderEliminarla derecha. Y Garzón e Iglesias no han hablado igual que Hollande, Obama o Cameron, aunque tampoco proponen nada más allá de las palabras. Creo entenderle, pero ha de precisar mejor para establecer la diferencia con la derecha.
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ResponderEliminarLa historia es más compleja. Francia, contribuyó en su día al nacimiento del estado islámico por diversas razones, antigua metrópoli, geopolítica, convergencia con sus socios, Estados Unidos y Arabia, pero, ahora ha comprobado su error. El fondo del problema está en esta política de doble filo, insegura y movedizas, que hace, por ejemplo, a Turquía un buen vecino y socio de RUsia y luego apuesta a derribados un avión.
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