“Pero que pretenda que existe un dios sin cuerpo alguno,
eso no se comprende cómo puede ser, porque necesariamente carecería de
sensación e incluso de sabiduría, de placeres, de todo aquello que consideramos
indisociable de la noción de dioses”. Sobre
la naturaleza de los dioses. Cicerón.
Es una noción sencilla la de Cicerón, pero acertada.
No se trata solo de demostrar si existen dioses o no, aunque la religión
moderna solo habla de si existe dios o no, sino cómo son concebidos los dioses.
Se trata de reflexionar sobre la naturaleza de los dioses, sobre qué de
razonable tiene hablar de un dios que carece de cuerpo. Si los dioses no
tuvieran cuerpo, razona Cicerón, carecerían de sensación. Y si no tienen
sensación, no tendrían sabiduría ni disfrutarían de los placeres de la vida.
Serían dioses ignorantes, incapaces del conocimiento sensible, siendo imposible
que el mundo exterior penetre en su interior y se transforme en concepto y
arte. Serían además dioses aburridos, ajenos al placer, y por tanto, infelices.
Puesto que como mantiene Cicerón la sabiduría y el placer son indisociables de
la noción de dios. Así que el único dios que ha existido sobre la faz de la
tierra es el propio hombre.
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