Estoy enfadado con los periodistas. También lo estoy
con la izquierda: con la reformista y con la supuestamente radical. Los
primeros se alarman de la pobreza y en especial de la pobreza que generan las
guerras; y hacen llamamientos y críticas a los Estados para que solucionen ese
grave problema. Siempre lo mismo: mantienen a la sociedad civil ajeno a ese
grave problema y hacen del Estado el mediador absoluto para la solución del
mismo. Esa es su primera inconsecuencia, la enajenación de la sociedad civil
por medio del Estado, pero peor es aún que solo critiquen a la pobreza y
mantengan libre de crítica a la riqueza, sobre todo en sus expresiones execrables.
Y los segundos, porque no someten a profunda crítica la distribución de la
riqueza; solo se preocupan de la redistribución de la riqueza, esto es, de la
utilización del sistema impositivo por parte de un Estado benefactor para
quitarles a los ricos una parte de su riqueza y dársela a los pobres. A eso se
llama “solidaridad”. La distribución de la riqueza estriba en que los
propietarios y gestores del capital son los dueños del mundo y se enriquecen
hasta los tuétanos, mientras que los que solo poseen su fuerza de trabajo ya le
agradecen a “la economía” que les dé un trabajo para poder vivir de un salario
digno. La redistribución vía impuesto puede paliar en parte las desigualdades e
injusticias creadas por la distribución de la riqueza, pero la solución de la
injusta y desigual distribución de la riqueza está en cambiar las relaciones
económicas entre las personas o ponerles severos límites. Un cambio decisivo
para modificar las relaciones económicas en el ámbito financiero, donde se
produce la más alta explotación de las familias y de las pequeñas y medianas
empresas, estribaría en ponerle un límite al sueldo de
los gestores de fondos y un límite a los ingresos derivados de la propiedad de
capital monetario, que nunca deberían ser superiores a la inflación interanual.
Hablemos de la primera fotografía, facilitada por EFE Ámsterdam y publicada por El Correo Gallego el 18 de febrero de
2018 con el siguiente comentario: “El fotógrafo Warren Richardson ganó hoy el
World Press Photo, la máxima distinción del fotoperiodismo mundial, con una
imagen en blanco y negro tomada en 2015 en la frontera entre Serbia y Hungría
que capta a un bebé siendo pasado de un lado al otro de la valla mientras un
hombre lo toma en sus manos”. Es la
imagen de una tragedia. Genera compasión. Provoca dolor y tristeza. Y los
periodistas se hacen eco y gritan a los
Estados europeos que solucionen el drama de los refugiados sirios. No ven en la
sociedad civil a nadie que sea culpable. Todo es el Estado y por medio del
Estado. La sociedad civil queda siempre salvaguardada. La ideología capitalista
es así: en vez de presentar el Estado como la expresión objetivada de la sociedad
civil, lo presenta como una fuerza neutral a la cual hay que pedirle cuenta en
la solución de los males del mundo. Pero los males del mundo se mantienen, se
refuerzan y se desarrollan como una hidra, a la que cuantas más cabezas le
cortas más crecen.
Hablemos ahora de la segunda fotografía. Es la
fotografía de una papa (patata). Se publicó en el Huffington Post el 29 de
enero de 2016. El comentario es de Hilary Hanson: “A todo el mundo le encantan
las patatas. Están muy buenas, son baratas y resultan tremendamente versátiles.
Y, por otra parte, Kevin Abosch, es un fotógrafo inigualable. Pero, por mucho
que te gusten ambos, ¿estarías dispuesto a pagar nada menos que un millón de
euros por el cuadro Potato#345 (201)?”.
Aquí es donde veo yo la inconsecuencia de los periodistas. Cuando hablan de la
tragedia y drama de la pobreza, se alarman y claman al Estado pidiendo
justicia; pero cuando hablan de la riqueza, hablan como si fuera natural y justo
que muchas personas tengan más dinero del que puedan gastar. –No estoy contra
los sueldos e ingresos altos, estoy contra los sueldos e ingresos
desproporcionados–.Y estos signos caprichosos de los adinerados, que alguien
pague un millón de euros por la fotografía de una patata, les resultan a los
periodistas anecdóticos y curiosos. Nada más. Se niegan a vincular estos signos
de quienes les sobra el dinero con los signos de aquellos a quienes les falta
lo imprescindible. Se alarman de la vinculación de los políticos con los
poderes económicos, pero les resulta natural la vinculación de los grandes
ricos con los artistas y deportistas. Jamás hay debates sobre estos asuntos.
Vende más un caso de corrupción que un caso de distribución injusta de la
riqueza. Este hecho, la compra de la fotografía de una patata por un millón de
euros, es execrable, merece ser denunciado y criticado de manera severa.
Piensen en los campesinos que cultivan patatas y que se las pagan a precios de
miseria, y piensen la cantidad de personas que podrían vivir si tuvieran acceso
a comer una patata al día. Piensen en cuántos niños pobres se podrían apadrinar
con un millón de euros. El sistema capitalista se mantiene, en parte, por estos
hechos: por la alianza del poder monetario con los artistas y deportistas, y
por el silencio y acritud de los periodistas respecto a los signos execrables
de la riqueza.
Siempre que en fotografia sucede algo parecido acerca de precios exorbitantes pienso que es una forma de pagar una deuda A le debe a B 10 millones de dolares y de paso B tiene una foto que compro en una exposicion de fotos ahi en Nueva York y que mejor forma de reirse es que ese pago de esa deuda sea publica y cobre cuerpo con una foto habria que recordar que cuando Annie Leibovitz intento poner sus obra fotografica como forma de pago de su inmensa deuda la financiera le dijo que no por lo que habria que preguntarse si el dinero se le pago en mano al fotografo quizas deudas de juego o por un extenso trabajo fotografico que fue acumulandose etc etc.
ResponderEliminarY hay escasos debates y citare a un fotografo muy conocido que es Gervasio Sanchez recibe un jugoso premio nacional de fotografia de parte del estado y le grita a los poderosos a los politicos de la fabricacion de armas de las muertes y resulta que el premio lo da el estado y se beneficia de talleres y exposiciones en edificos publicos se las da de independiente quejandose de la mala labor de los periodistas que sirven al poder y coquetea con el opus y el ministro de defensa Morenes es miembro y todos contentos por cierto el mundillo de la fotografia es muy especial y con internet aun mas no existe la critica ya que cierra puertas para el codiciado premio que te publiquen en el mejor de los casos o una exposicion tampoco es que la peña se venda por mucho o aparecer junto alguna figura mundial de la fotografia o que una marca te deje utilizar sus productos reunirse en talleres filosofar sobre la genialidad en la maestria del aprovechamiento de la luz y el color y en este tiempo repiten de modo incansable buen fotografo y mejor persona un mantra todos los fotografos quieren ser reconocidos por ser mejores personas piensan que de esa forma la luz y el color lease tambien blanco y negro respondera generosamente por ser buenos los fotografos tienen un discurso algo mas avanzado que los futbolistas.