Estoy estudiando el texto de David Harvey titulado
“Guía para leer El Capital”. Aunque
sigue al pie de la letra el discurso de Marx, su exposición es deficiente. El Capital es una obra lógico teórica de
máximo nivel. Su orden, rigor y precisión no tiene parangón en el ámbito de las
ciencias sociales. Y justamente la exposición de David Harvey representa todo
lo contrario: incurre en errores de orden, precisión y rigor. Creo que la causa
es su deficiente preparación lógico filosófica. Desconoce, por un lado, la
epistemología de categorías como apariencia y esencia, y por otro lado, la
naturaleza de la percepción y las condiciones lógico teóricas que concurren en
la elaboración de los conceptos. Al presente trabajo lo anima la defensa del
pensamiento de Marx y de su obra cumbre: El
Capital. No entro a valorar los posicionamientos ideológicos políticos de
David Harvey, sino su condición de experto teórico en El Capital.
La mercancía
David Harvey hace dos afirmaciones contradictorias:
Primero afirma que “La mercancía es el punto de partida a priori”. Y después que “Comenzar con las mercancías resulta muy
útil porque todo el mundo las conoce y tiene a diario contacto con ellas”. La
expresión “a priori” significa
conocimiento independiente de la experiencia. Así que David Harvey, por un
lado, afirma que el conocimiento de la
mercancía en El Capital es
independientemente de la experiencia; y por otro lado afirma lo contrario: que
el conocimiento de la mercancía está mediado por la experiencia de la gente,
puesto que según afirmó todo el mundo las conoce y tiene a diario contacto con
ellas. ¿En qué consiste el error lógico teórico de Harvey? En que no distingue
cuándo la mercancía es objeto de la percepción, esto es, de la práctica, y cuándo
es objeto del concepto, esto es, de la teoría. Cuando Marx, después de afirmar
que “la riqueza se presenta como inmensa acumulación de mercancías y la
mercancía individual como su forma elemental”, concluye “De ahí que nuestra
investigación comience con el análisis de la mercancía”, aquí la expresión
“mercancía” funciona como nombre del objeto de la percepción y, por
consiguiente, no tiene el carácter de a
priori”. Y no puede funcionar como nombre del objeto de un concepto puesto
que todavía no ha elaborado dicho concepto. En todo caso el nombre del objeto
de un concepto es solo eso: un nombre y no un concepto. Hay concepto cuando ha
sido elaborado o expuesto su contenido.
Acto seguido Marx elabora el concepto de mercancía o
define el ser de la mercancía. Pasa sin más mediación de la percepción al
concepto. Y dice: “La mercancía es, en primer lugar, un objeto externo, una
cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas de cualquier
índole”. Este concepto, como todos los de su género, que se apoyan directamente
en la percepción y en la experiencia, no tiene dificultad alguna de ser
entendido. Los conceptos que son más difíciles de entender son aquellos que
tienen muchos pasos intermedios, esto es, no solo están mediados por percepciones sino por otros conceptos. Este es
el caso del concepto valor. Advierto que la definición de mercancía dada por
Marx no agota por completo el contenido conceptual de mercancía. Los conceptos
se van enriqueciendo según avanza la exposición teórica, y van quedando
estructurados en constructos teóricos donde entran en relación con otros
conceptos. Como los conceptos, según Marx, son elaboraciones de percepciones y
representaciones, la interrelación entre conceptos también supone la
interrelación de percepciones y representaciones pertenecientes a agrupaciones
categoriales distintas.
Harvey expone el concepto de mercancía en los
siguientes términos: “La mercancía es algo que satisface una carencia,
necesidad o deseo humano”. Aquí le falta rigor. En todo concepto hay que
distinguir el objeto del concepto y el contenido del concepto. Y en lo que
afecta al contenido del concepto Harvey se queda corto, es impreciso, no es
riguroso. No basta con decir que la mercancía es “algo que satisface una
necesidad”, es necesario exponer el contenido conceptual al completo y decir
con Marx: “es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas”.
Harvey se olvida de las propiedades, que es una parte fundamental del concepto
de mercancía. Una cosa puede satisfacer necesidades solo sí tiene propiedades. Ahora bien, si una mercancía es una cosa que
por sus propiedades satisface necesidades humanas, toda cosa que por sus
propiedades satisface necesidades humanas no es una mercancía. Más adelante
veremos que hay un concepto que abraza por completo ese contenido conceptual y
no parcialmente, como lo hace el de mercancía.
El aparecer
En referencia a la idea de Marx que “en el modo de
producción capitalista la riqueza aparece
como inmensa acumulación de mercancías”, Harvey hace la siguiente
observación: “Observemos algo sobre su terminología. Marx utiliza en este
pasaje inicial el verbo “aparecer”, “mostrarse”, que no es lo mismo que “ser”. La
elección de esta palabra –estemos atento a ella ya que Marx la utiliza
frecuentemente a lo largo de El Capital –señala
que bajo esa apariencia superficial hay algo más, y nos incita a preguntarnos
inmediatamente qué podría subyacer bajo esa apariencia”. Aquí Harvey en
términos filosófico patina de mala manera. El aparecer está vinculado con la
percepción y no con un fondo oculto. “La percepción de un objeto” es una
expresión equivalente a “el aparecer del objeto”. En la percepción los objetos
aparecen. Es una determinación de la percepción que los objetos aparezcan como
que los objetos vienen dados en calidad de valores aparentes. De hecho, de
acuerdo con mis propias pesquisas lógico teóricas, todos los juicios donde
figuran los operadores verbales “se presenta como” y “aparece como” son juicios
de percepción, mientras que en términos generales todos los juicios donde
figuran los operadores verbales “es” y “puede ser” son juicios de conceptos. De
todos modos es evidente que cuando se afirma que la riqueza se presenta como
una inmensa acumulación de mercancías, ahí no hay ningún fondo oculto. No hay
que ver más allá de lo que hay dado. Harvey confunde la apariencia como hecho
perceptivo con los modos de expresión o formas fenoménicas, donde hay que
distinguir el contenido aparente de un
contenido que solo se obtiene mediante operaciones de abstracción. Creo igualmente
que confunde la apariencia como determinación de la percepción con las categorías aparentes frente a las
categorías esenciales. Valga un ejemplo: la ganancia es una categoría aparente
y la plusvalía es una categoría esencial. Y en la exposición de Marx la
categoría esencial, la plusvalía, es
expuesta antes que la categoría aparente, la ganancia. Pero hay más: Marx
deduce la categoría aparente, la ganancia, a partir de la categoría esencial,
la plusvalía. De hecho presenta la ganancia como una forma particular de
manifestarse la plusvalía. Es una herencia lógico filosófica hegeliana. No en
vano en la filosofía hegeliana la apariencia se presenta como una manifestación
de la esencia.
Valor de uso y abstracción
Escuchemos a Harvey: “En el mundo hay por supuesto
millones de mercancías, y todas ellas son diferentes en términos de sus
cualidades materiales y descripción cuantitativa…Pero debe hallar un modo de
hablar de las mercancías en general. La utilidad de una cosa puede
conceptualizarse mejor como valor de uso, concepto que será vital en todo lo
que sigue”. A continuación Harvey añade lo que sigue: “Observemos lo
rápidamente que abstrae a partir de la increíble diversidad de carencias,
necesidades y deseos humanos, así como la inmensidad variedad de mercancías en
sus pesos y medidas, a fin de concentrarse en el concepto unitario de valor de
uso”. Aquí Harvey incurre en dos errores teóricos importantes.
Hablemos del primer error. Después de que Marx
afirmar que “toda cosa útil, como el hierro, el papel, etc., se ha de considerar bajo un doble punto de
vista; el de la calidad y el de la cantidad”, añade lo siguiente: “Cada una de
estas cosas es un conjunto de muchas propiedades y, por eso, puede ser útil en
diversos aspectos… La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero
esta utilidad no flota en el aíre. Condicionada por las propiedades del cuerpo
de la mercancía, no existe sin ellas”. Es cierto lo que dice Harvey de forma
tortuosa, “La utilidad de una cosa puede conceptualizarse mejor como valor de
uso”, pero Marx nos advierte que la utilidad de una cosa no flota en el aíre,
sino que está condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía y no
existe sin ella. Un ejemplo: si quiero golpear una almendra para romperla y
acceder a su núcleo, tengo que emplear alguna cosa que sea dura. Luego la
utilidad que me puede proporcionar una cosa para “romper la envoltura de la
almendra” está condicionada por una determinada propiedad natural que debe
concurrir en dicha cosa: la dureza. Siendo rigurosos lo que ha hecho Marx es
elaborar el concepto de valor de uso. Y dicho concepto debe ser expuesto así:
cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos aspectos.
Hablemos ahora del segundo error. Harvey mantiene
que el concepto de valor de uso es el resultado de abstraerse de la diversidad
de necesidades, deseos y carencias. Pero también es el resultado de abstraerse
de la diversidad de las utilidades. La verdad que este concepto como todos los
conceptos supone la abstracción de lo particular pero no de lo general que haya
en los objetos conceptualizados. Lo cierto es que Marx proporciona dos
conceptos de valor de uso: cosa que por sus propiedades satisface necesidades
humanas, y cosa que por sus propiedades es útil en diversos aspectos. El primer
concepto está definido en términos subjetivos, en el sentido de introducir el
sujeto en la definición del objeto, y el segundo está definido en términos
objetivos, en el sentido de introducir aspectos que se dan en el objeto. En el
primero se habla de las necesidades y de las satisfacciones, que son estados
internos del sujeto, y en el segundo se habla de la utilidad, que es un aspecto
que se da en el objeto o la cosa. Pero en ambos casos esos aspectos dependen y
son por medio de las propiedades. Alguien me objetara, pero ¿no habías dicho
que la mercancía es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades
humana? ¿Cómo dices ahora que el valor de uso es una cosa que por sus
propiedades satisface necesidades humanas? Muy sencillo: La mercancías es una
unidad doble: valor de uso y valor. Todo lo que diga en nombre del valor de uso
puedo decirlo en nombre de la mercancía, así como todo lo que diga en nombre
del valor puedo decirlo igualmente en nombre de la mercancía. Afirmé
anteriormente que la mercancía no abrazaba por completo el siguiente contenido
conceptual, una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas,
puesto que hay cosas que por sus propiedades satisfacen necesidades humanas y
no son mercancías. También afirmé que nos toparíamos con un concepto que si
abrazaría por completo ese contenido, y lo hemos hallado: el de valor de uso. Y
esta es la conclusión: hay valores de uso que no son mercancías.
(Pequeña queja: durante muchos años he estudiado
diversas guías para leer El Capital.
La mayoría por no decir la totalidad son de profesores de universidad. No he
hallado ninguna tan rigurosa, precisa y que tenga tanta carga filosófica como
la que he elaborado yo bajo el título La
transformación de la mercancía en dinero, y que el lector puede encontrar
en Rebelión: http://www.rebelion.org/docs/5958.pdf. Mi trabajo solo abarca la transformación de la mercancía
en dinero y no todo El Capital. No
obstante, me pregunto por qué los círculos universitarios me ignoran y no
admiten mi trabajo. Resulta curioso que en el ámbito de la Semiótica, con Reflexiones sobre Semiótica, de la
Lingüística, con La naturaleza del
significante, y de la Filosofía, con
El espejo y yo, haya tenido un
significativo reconocimiento académico, y en el ámbito del marxismo académico
no. Solo me cabe una explicación: los académicos marxistas hacen de su interés
gremial el interés principal y ponen el interés teórico marxista en segundo plano.
De manera que la universidad la convierten en una fortaleza para que nadie
fuera de ese ámbito y con independencia intelectual pueda asediarles).
No soy académico, pero curso en la actualidad estudios de sociología en la Universidad de Quëbec a Montreal. En particular un curso sobre El Capital, y he tenido a bien consultar su trabajo publicado en Rebelión. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que entre todos los trabajos de divulgación consultados, incluyndo el famoso "Para Leer el Capital" de Louis Althusser, no he encontrado obra más maciza y didáctica que la que Ud. presentó en Rebelión. Lamento profundamente que no haya extendido su trabajo a toda la obra de Marx o por lo menos al primer libro. Eternamente agradecido, Daniel Cuevas Sharim
ResponderEliminarEn la crítica a la concepción de mercancía de Harvey dices que es necesario exponer el contenido conceptual al completo y decir con Marx: “es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas”. y "Una cosa puede satisfacer necesidades solo sí tiene propiedades."
ResponderEliminarNo he leído el libro de D. Harvey y no pretendo defender a Harvey, pero la mercancía no siempre tiene el efecto de satisfacer necesidades por sus propiedades, prefiero suponer que es una estrategia para hacer aplicable el concepto a gran variedad de hipótesis de diferentes disciplinas, como sabemos Harvey hace una critica a la especialización por tanto un concepto demasiado especifico seria vago, quedaría "corto" para considerarse un aporte al conocimiento científico.
No voy a seguir leyendo el articulo porque encontré errores argumentales básicos (que si tienes una mínima formación lógico filosófica deberían avergonzarte) pero creo que es valido y que fue necesaria su elaboración, cada lector tratara de "sacarle jugo"
Afirmas que un "concepto demasiado específico sería vago". Los conceptos tienen que ser necesariamente específicos; puesto que si no lo fueran, serían vagos. No hay ciencia donde los conceptos no sean específicos. Tal vez deberías exponer qué entiendes por concepto. Y a continuación afirmas que en mi trabajo encontraste errores argumentales básicos y no dices cuáles son. ¿? ¿? ¿Cómo puedo entonces contestarte? Por último: el grado de formación lógico filosófica no se anuncia sino se demuestra. Y en el blog encontrarás muchos trabajos donde podrás medir mi grado de formación lógico filosófico. Así que quien debe demostrar esa formación eres tú.
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