Primero las cosas cobran vida en el reino de la
existencia y después viene solícito el pensamiento a saber qué son. Los seres
humanos no se reúnen previamente para decidir entre todos qué tipo de
relaciones sociales quieren establecer, sino que primero se establecen esas
relaciones sociales y después los seres humanos se preguntan por qué pasa lo
que pasa. Esta circunstancia, que primero las cosas son y después se piensa qué
son, es la causa que impide controlar la generación de la enajenación. (Por
enajenación entenderemos que los seres humanos no controlan ni dominan las
relaciones sociales que crean). Y esto ocurre sobre todo en el mundo
capitalista, donde se invierte la relación racional y justa entre lo individual
y lo social y se sustituye por una relación perversa: en vez de que en la
actuaciones individuales prime el interés social, y tendríamos así una sociedad
socialista, ocurre lo contrario: los productos sociales se utilizan como un medio
para la realización del interés individual, teniendo así una sociedad
capitalista. Esta relación perversa entre lo individual y lo social, esta relación que convierte lo social en medio del interés individual y que es
engendrado por el mundo mercantil-capitalista, es la principal fuerza
económico-social que fortalece la enajenación de las grandes masas sociales.
Esto pasa con Internet y sus criaturas Facebook e
Instagram. Se han generado unas relaciones sociales entre los seres humanos
donde una proliferación de imágenes sin medida y orden está tiranizando al pensamiento.
Es el reino y el dominio de la publicidad. Las imágenes han convertido al
pensamiento en siervo suyo, lo han transformado en su pequeño complemento,
restándole la independencia que otrora tenía. El consumo y la producción de
imágenes por parte de las grandes masas sociales gracias a los dispositivos
móviles han llegado al extremo de la desmesura y la desproporción. Sus
consecuencias inmediatas son el arrinconamiento y enterramiento del
pensamiento. El pensamiento está perdiendo su independencia. El rasgo esencial
que diferencia a los seres humanos de los animales es justamente el
pensamiento. Es en el reino animal donde predomina el imperio de las imágenes
sensibles. Ahí apenas el pensamiento tiene desarrollo o es un simple apéndice
de la actividad sensible. Pues algo parecido está ocurriendo en el mundo
virtual creado por internet y las redes sociales: un mundo donde la imagen
predomina sobre el pensamiento.
En este mundo de enajenación global, donde lo social
es un medio para el dominio desmesurado e irracional del interés individual y
donde una acumulación sin fin de imágenes debilita la independencia y
creatividad del pensamiento, la solución no es otra en principio que refugiarse
en el estudio de las grandes obras del arte, de la ciencia y de la filosofía.
En ese ámbito es el pensamiento quien determina qué debemos imaginarnos y
representarnos. En ese ámbito la imagen queda bajo el dominio del excelso
pensamiento. Y la solución social no puede pasar por otro camino que no sea
ponerle serios límites a la propiedad privada, que en la época de la
globalización lo mata todo, incluida a la acomodada clase media. Es una
irracionalidad, algo que contradice incluso los principios de la revolución
burguesa, el poder tan gigantesco y desproporcionado que está adquiriendo las
empresas tecnológicas. Nos están robando el mundo y nosotros distraídos por lo
local y secundario lo estamos permitiendo. Y la base de nuestro error está en
lo que decía al principio: dejamos que al principio las cosas sean y después
nos preguntamos con honda preocupación qué son y qué podemos hacer para que no
sean como son. ¡Ay!, amigos míos, cuánto necesitamos de los grandes pensadores de
todos los tiempos y cuánto necesitamos destronar a personajes como Messi,
Ronaldo o las Kardashian.
¡Cuánto tiempo Francisco!, pero no he perdido el gusto de leerte. Al hilo de tu artículo me ha dado pie para desde distintas perspectivas enfocar las relaciones sociales bajo la dictadura del mundo cósico del capitalismo y sus formas de retroalimentación.
ResponderEliminarSalud y acierto.