Se ha hecho público el contrato de Messi por el Fútbol Club Barcelona: 555 millones de euros por cuatro temporadas. La gente común, no enajenada por el fútbol, la considera una absoluta irracionalidad. La sociedad burguesa es supuestamente la sociedad donde impera la razón. Y esto es un caso manifiesto de infracción de ese valor. También supuestamente la sociedad burguesa busca la igualdad y rige el principio de que la búsqueda del beneficio individual debe procurar el beneficio de la totalidad. Así que el sueldo de Messi atenta también contra esos dos valores. No obstante, han salido a la palestra pública muchas personalidades defendiendo la legitimidad y la racionalidad de ese descomunal sueldo. Entre ellos Jorge Valdano. El 5 de febrero publicó un artículo donde argumentaba la defensa de la racionalidad del sueldo de Messi. Me veo en la necesidad de criticar punto por punto sus argumentos.
El precio de un genio
Empieza Valdano hablando del precio de un genio. El
lenguaje es muy importante y de Messi como de ningún futbolista se puede decir
que es un genio. Un genio era Einstein, Aristóteles, Hegel, Marx, Cervantes y
en general todos los colosos de la ciencia y el pensamiento. El significado
original y sustancial de las palabras no se debe alterar ni adulterar. Valdano
podrá argumentar que para él Messi si es un genio. Pero al igual que en la
física y en la biotecnología, por ejemplo, exigimos rigor y precisión, también
debemos exigirlo en la lingüística. El significado de las palabras está
determinado socialmente y no individualmente. Así que insisto: Messi no es un
genio. La lucha ideológica también se desarrolla en el ámbito del lenguaje y
los marxistas no debemos permitir que cualquier persona utilice las palabras
como quiere, aunque sea toda la comunidad futbolística.
¿Cuánto vale un jugador
que es una máquina de generar prestigio y dinero?
Después de aquella primera defensa, Valdano entra en
su faceta de economista y formula la pregunta que encabeza este parágrafo. La
pregunta que habría que hacerle a Valdano es la siguiente: ¿Para quién genera
prestigio y dinero Messi? La respuesta es clara: fundamentalmente para sí
mismo. Valdano no se pregunta cómo se genera este dinero y qué hace posible la
generación de tanto dinero. No debe saber que sin la globalización, que es obra
de todos y de muchísimas generaciones, Messi no podría generar ese dinero. No
debe saber que sin las grandes conquistas de la ciencia, en especial en el campo de los satélites de la comunicación y la televisión, Messi no podría generar ese
dinero. Y sin las grandes empresas globales y la publicidad, Messi no generaría
ese dinero. Sin sustancia social, sin la acumulación durante muchas
generaciones de fuerzas productivas y relaciones de producción, obra de miles de millones de
personas, Messi no generaría dinero alguno.
¿Cuánto vale para un club
(y para una ciudad) la imagen de una leyenda que proyecta una potente imagen
global?
Esta es la
segunda pregunta que se hace Valdano. La publicidad y la televisión en algunas
de sus facetas generan la errónea ida de que la imagen está por encima de la
realidad. Así que devolvámosle la pregunta a
Valdano desde el punto de vista de la realidad: ¿Cuánto vale la ciudad
de Barcelona, sus infraestructuras, su riqueza urbanística y arquitectónica,
las grandes obras de sus pintores y músicos, sus instituciones académicas, su
sistema sanitario, sus industrias, sus museos, su lengua, y toda su larga y
dilatada historia? Sin duda que muchísimo más de lo que pueda valer Messi.
Barcelona hubiera seguido siendo importante en el comercio mundial, hubiera
seguido siendo importante para los turistas, aunque Messi no hubiera jugado en el Barcelona. Es Messi
quien debe estar agradecido por haber tenido el privilegio de vivir en esa gran
ciudad que se llama Barcelona y que le ha permitido enriquecerse de forma
desproporcionada. Mientras Messi le debe a Barcelona un millón de cosas,
Barcelona solo le debe a Messi una poquita cosa: entretenimiento para una parte
de sus ciudadanos y un poco de publicidad para la ciudad. Los turistas y los
hombres y mujeres de negocio no vienen a Barcelona por Messi y gracias a Messi
sino por todo lo que ofrece Barcelona en su conjunto.
¿Cuánto vale la felicidad
de estar representado por un genio en una causa popular y pasional como el
fútbol?
Esta es la tercera pregunta que se hace Valdano. Que
yo sepa las empresas, y los clubes de fútbol lo son, venden bienes o servicios.
No venden felicidad. Los clubes de fútbol venden entretenimiento y la gente
paga ese servicio: yendo al campo de fútbol o contratando una cadena de
televisión de pago. Y qué es eso de que el fútbol es una causa popular y que Messi es su excelso
representante. ¿En qué consiste esa causa? ¿O es que Messi hace llamamientos a
los aficionados al fútbol para subvertir el orden social y lograr una mejor
distribución de la riqueza? Valdano
utiliza el lenguaje de un modo falaz. El fútbol es un medio de enajenación de
masas, un medio que permite a las grandes masas sociales olvidarse de la dura realidad,
de los salarios bajos, de la falta de oportunidades, y de las dificultades para
hacer una vida feliz: pletórica en términos de riqueza material y riqueza
cultural. Que en el momento de estar viendo un partido de fútbol tengas algunos
instantes de felicidad puede aceptarse, pero que te haga feliz no debe
aceptarse. Puesto que la felicidad la componen esas tres palabras mágicas que
todos los españoles conocen: salud, dinero y amor.
¿Cuánto vale la impronta
que dejará en la historia su paso por el Barca?
Con esta pregunta Valdano patina de mala manera. En
la historia de la humanidad, en su desarrollo y evolución, el fútbol no
representa gran cosa. Y la impronta que dejará Messi en la historia real será
más bien anecdótica. Y cuando dentro de cientos
de años las personas de ese entonces evalúen el fútbol en el desarrollo
de la humanidad y observen la adoración
que una parte de los seres humanos dedicaban a Messi, no lo comprenderán. No
podrán imaginarse como poblaciones enteras llegaron a tan alto grado de
enajenación, cómo permitieron que un solo individuo amasara el esfuerzo de
muchos, cómo aceptaron que mientras Messi ganara 385.000 euros diarios un
ingeniero industrial ganara solo 70 euros. No les cabrá en la cabeza tan alto
grado de irracionalidad.
Una “vaquita” para pagarle
Después de todo lo dicho, Valdano añade lo
siguiente: “Una vaquita para pagarle. El Barca presume de tener 340 millones de
barcelonistas en el mundo, o sea que Messi vale, para cada culé, 50 céntimos de
euros por año. Tirado. ¿Quién no haría ese esfuerzo para sentir que su orgullo
de hincha está defendido por un genio?”. Y Valdano se queda tan fresco. Supone
una disposición en la voluntad de los hinchas del Barca sin haberles preguntado
por la cuestión y sin que haya un debate
previo. Porque habrán muchas personas que no piensan como él. ¿Por qué no
hacerle otra pregunta a los culés? ¿Prefiere usted que Messi gane 170 millones
de euros al año o salvar del hambre y de la muerte a 50.000 niños? Para Valdano
está tirado que los hinchas del
Barcelona tengan la disposición de poner 50 céntimos de euros para enriquecer
de modo desproporcionado a un solo individuo y no se le pasa por la cabeza que
con ese mismo dinero se les aseguraría la vida a 50.000 niños que morirían de
hambre sin ese dinero. Da por sentado que la defensa por parte de Messi del
orgullo del hincha está por encima de su sentimiento de justicia social. Aquí la enajenación futbolística mercantil de
Valdano llega a unos extremos que pierde de vista uno de los aspectos más
esenciales en el mundo de hoy: evitar la muerte por hambre de millones de
niños.
El poder de mantener
encendido el televisor
Había dado por acabado el artículo cuando recordé
otras de las afirmaciones apologéticas sobre Messi de Jorge Valdano: “Amigo
filtrador, en la justicia capitalista donde todos estamos obligados a bailar,
existe una industria del espectáculo en la que el fútbol tiene una importancia
medular y el poder de mantener encendido el televisor que asegura Messi
produce, y por lo tanto vale, muchísimo dinero”. Valdano que vivirá supuestamente
casi todo el día en el mundo del fútbol, cree que los demás, la inmensa mayoría
de los ciudadanos, son como él. En primer lugar, cree que si Messi no juega,
entonces los aficionados del Barca dejan de ver al Barca, y en segundo lugar,
cree que si no hay fútbol la gente deja de ver la televisión. Piensa que los
aficionados al fútbol, yo soy una de ellos, solo nos alimentamos del fútbol y
todo lo pensamos en clave de fútbol. La televisión es mucho más que el fútbol y
gracias a que es mucho más que el fútbol. Pues el fútbol no solo enajena sino
embrutece. Messi no genera ese dinero que él supone, sino que ese dinero se
genera en un sistema mercantil capitalista y gracias a ese sistema mercantil
capitalista. Lo que es gracias al sistema, Valdano lo supone que es gracia a
los ídolos del fútbol. Sin duda, y como tal vez sea lo lógico, Valdano tiene
una concepción liberal del mundo, donde la riqueza de la sociedad es gracias al individuo y no la
riqueza del individuo gracias a la sociedad.
El ejemplo es de lo más instructivo.
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