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jueves, 28 de agosto de 2025

Percepción y sensibilidad

 

Primera experiencia. Estoy viendo una serie en el televisor. Veo como un vaso de cristal se desprende de la mano de una mujer, cae al suelo y se rompe en cientos de trozos. Oigo también el ruido que produce el choque del vaso con el suelo. Estoy en actitud pasiva y en mí aparentemente no se produce ninguna reacción.

Segunda experiencia. Estoy viendo un partido de fútbol en el televisor. Mi sobrina de seis años está en la cocina. Oigo el choque de un vaso de cristal contra el suelo. Al instante me levanto alarmado y pregunto: Patricia, ¿Qué pasó? La oigo llorar al tiempo que corro presuroso a la cocina. Levanto a mi sobrina del suelo. No veo sangre en sus pies. Sí veo algunos trozos de cristal en sus sandalias. Me tranquilizo. La siento en la silla, le quito las sandalias y le limpio con mucho cuidado los pies, hasta que no queda el menor trozo de cristal. Después la llevo al salón la tiendo en el sofá y me dirijo a la cocina a barrer el suelo de los cristales rotos, al tiempo que le advierto a mi sobrina: “ni se te ocurra estar en la cocina con los pies descalzos”. Mi sobrina ya había dejado de llorar.

Esta última experiencia la catalogo como percepción activa cargada de sensibilidad, mientras que a la primera experiencia la catalogo como experiencia pasiva vacía de sensibilidad.

En principio, y siendo la misma experiencia, en el primer caso se produce una percepción pasiva carente de sensibilidad, y en el segundo caso se produce una percepción activa cargada de sensibilidad. Hay una diferencia ontológica entre la primera experiencia y la segunda experiencia. La ontología es la disciplina que estudia la naturaleza del ser y los modos de existir del ser. Entre la imagen televisiva de la rotura del vaso de cristal y mi subjetividad hay una diferencia ontológica insalvable: yo no existo en la imagen y el vaso de cristal roto en la imagen no existe en mi realidad. Por eso puedo ser pasivo.

Pero ¿hacia dónde quiero dirigir mi reflexión? Hacia la definición de lo que podríamos considerar una persona dotada de una fuerte y desarrollada sensibilidad. Supongamos ahora a una persona que cuando ve y oye como el vaso de cristal se rompe en la imagen televisiva, lo siente como si él formara parte de esa escena televisiva. Y engruña los ojos y siente temor de que la mujer se corte y sangre. Este tipo de persona rompe la distancia ontológica que existe entre imagen y realidad. Esto es lo que define a una persona con una alta y desarrollada sensibilidad. Esta ruptura de la diferencia ontológica entre imagen y realidad se produce cono mucha facilidad en las niñas y los niños. Conozco a una mujer que tiene una actitud muy activa con las series televisivas que ve. Y dice, por ejemplo: “Puto machista. Pero ella es boba. Déjalo ya. Mándalo a la mierda”. Esta mujer siente lo que sucede en imagen como si existiera en la realidad. Eso es sensibilidad.

Podríamos seguir indagando, pero con lo dicho basta para definir lo que entiendo que una persona es especialmente sensible.

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