David Galán, miembro del CEKAM, no termina de
comprender estas palabras de Marx:
“El animal forma únicamente según la necesidad y la
medida de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe
producir según la medida de cualquier
especie y sabe siempre imponer al objeto la medida que le es inherente; por
ello el hombre crea también según las leyes de la belleza”.
En su obra Ciencia
de la Lógica, Hegel dice lo
siguiente: “Todo lo que existe tiene una medida. Toda existencia posee una
magnitud, y esta magnitud pertenece a la naturaleza del algo mismo; constituye
su naturaleza determinada y su ser-dentro-de sí”.
Todo tiene una medida. Y cada parte de cada todo
también tiene una medida. Hay proporción en la medida de las partes de un todo.
No podemos pensar en el cuerpo de una hormiga con patas de guepardo. Sí podemos
pensarlo, pero sabemos que algo así no puede existir. Tampoco puede existir un
elefante con patas de león. Hay medida en todo y en cada parte del todo. Y hay
proporción entre las partes del todo. La proporción puede ser concebida como
una armonía elemental, forzando en este caso el concepto de armonía. Mejor
quedaríamos si dijéramos: el concepto de armonía incluye el concepto de
proporción y este a su vez el concepto de medida.
La belleza no es obra exclusiva del hombre. La belleza se encuentra en la
naturaleza y en las más diversas formas. Hay belleza en la forma y hay belleza
en el color. Y también hay belleza en la medida y en la proporción, que es un
desarrollo del concepto de medida. Cada especie crea según su medida. Un ave
hace su nido de acuerdo al tamaño de su prole. Pero el hombre sabe hacer las
cosas según las medidas de todas las especies. Hace cosas, como las catedrales
góticas, donde las grandes medidas se hacen con enorme belleza. Esas grandes medidas no puede decirse que sea la
medida de la especie humana. Pero hemos dicho que el ser humano puede hacer las
cosas con las medidas de todas las especies y, por lo tanto, con medidas que
están más allá de su medida natural. Pensemos a este respecto, además de en las
catedrales góticas, en los
trasatlánticos y en los rascacielos.
La medida existe en todo: en el vaso, en el tenedor,
en la cuchara, en la mesa, en la toalla, en los zapatos,… Hay adecuación de la
medida de todas estas cosas a las medidas de las distintas partes del ser
humano. La medida se impone. Y en todos esos enseres está la belleza. Donde hay medida hay belleza. Y la sensibilidad
no es el requisito básico para percibir la belleza, porque en tal caso los
animales podrían disfrutar de ella. El requisito básico es el concepto, y la
medida es objeto del concepto, como
también lo es la forma. Pero todo lo que se hace objeto del concepto termina
modificando la sensibilidad del ser humano. La sensibilidad se hace más
conceptual. Y al hablar de la medida como una de las determinaciones primeras
de la belleza estamos transformando nuestra sensibilidad por medio de ese
concepto.
David Galán se dedica a la música. La música es
arte. Y en la música el sonido es lo fundamental. Y la medida de las secuencias
de sonidos es decisivo: pensemos en el compás y en el metrónomo. Según Hegel el
sonido es la mejor objetivación del tiempo. Y el tiempo es la medida más universal
y galáctica que existe, además incluye el ser y el no ser. Puede ser lo más
grande y al tiempo lo más efímero, y huye de la modalidad del ser. Es puro
devenir.
¡Ay, los conceptos!, como el de medida, está unido a
tantas cosas, que concebirlo de forma separada es imposible. Si la medida está
en todo y todo tiene una medida, la medida está unida a todo y a todas las
partes de cada todo.
Gracias Paco, por este escrito. Me has ayudado, como en tantas otras cosas, a entender mejor la cita de Marx, en particular la parte que dice "el hombre sabe producir según la medida de cualquier especie" Lo entendí mucho mejor con los ejemplos que aportas. Gracias de nuevo, por tu impagable dedicación.
ResponderEliminarSus dos últimas reflexiones me hacen recordar a Protágoras --el hombre como medida de todas las cosas--. El hombre no solo se adapta a la naturaleza. La transforma y crea su propia humanidad, se crea como ser humano. Mide las cosas, las adapta a su medida, transformándolas y transformándose a sí mismo, creando su proia humanidad. Y gracias a su imaginación y a la técnica, rebasa sus medidas naturales, se adentra en lo infinitamente grande y en lo infinitamente pequeño. Hasta hoy, dominándolo. Pero no debe olvidar sus limitaciones. En otro caso, su desmesura desatará fuerzas que pueden acabar con la especie. La hybris recibirá su justo castigo.
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