Escuchemos a Robert Frost al inicio de su libro
titulado Prosas: “Hay dos tipos de
realistas: el que para demostrar que es real ofrece una buena cantidad de
tierra con la papa y el que se contenta presentando la papa sin tierra. Yo
tiendo a ser del segundo tipo. Para mí, lo que hace el arte por la vida es
limpiarla para revelar la forma”.
Robert Frost es un poeta. Pero también es un
pensador. Tal vez más pensador que muchos que se la dan como tales. Un buen
pensador en el sentido filosófico es una persona que siente el mundo en toda su
profundidad y ha estudiado a otros pensadores que le han proporcionado herramientas conceptuales que hacen posible el
salto de la sensación al concepto. Creo que los conceptos también se dan en la
poesía y en la literatura en general. Lo que sucede es que en la literatura y
en la poesía las percepciones y las representaciones están presentes de forma
predominante en los conceptos, y no las abstracciones como sucede en las
ciencias. Pero la forma, tras un proceso de limpieza de los restos que nos
llevamos de la realidad cuando sentimos y pensamos el mundo, es tan fundamental
para el arte como para la ciencia.
Así que estoy en la línea de Robert Frost: lo que
hace el arte por la vida es limpiarla para revelar la forma. Y si no la
limpiamos, la forma no se manifestará en todo su esplendor ni quedará definida.
Solo así el arte proporcionará algo distinto de la realidad. Si tú me entregas
la realidad tal cual yo la veo y siento, no me estás entregando nada
nuevo, no te necesito en esa labor. Si
tú, por el contrario, me entregas la forma liberada de sus restos, me estarás
entregando un objeto para el disfrute estético y me harás feliz.
He leído tus dos últimos artículos. Me he detenido en dos ideas.
ResponderEliminarLa primera, contenida en el artículo “Algunas reflexiones sobre el corona virus”
“Lo mismo debería suceder con las grandes fortunas y con los desorbitados ingresos de las figuras del mundo del deporte, del cine y de la canción. A todas estas figuras, que en tiempos de crisis se demuestra que carecen de la más mínima utilidad,…”
La segunda de ellas, en este artículo, en la cita de Robert Frost de su libro “Prosa”
“Hay dos tipos de realistas: el que para demostrar que es real ofrece una buena cantidad de tierra con la papa y el que se contenta presentando la papa sin tierra. Yo tiendo a ser del segundo tipo. Para mí, lo que hace el arte por la vida es limpiarla para revelar la forma”.
Ayer a la siete de la tarde me asomé al balcón de mi casa, al igual que muchos vecinos de mi calle y, allí unidos en un sentimiento común y unitario, comenzamos a aplaudir, como expresión de agradecimiento, solidaridad y reconocimiento a tantos trabajadores del sector sanitario y de la limpieza, del sector de la alimentación, del transporte, fuerzas de orden público y todos aquellos trabajadoras y trabajadores que hacen posible que los servicios mínimos y vitales los tengamos asegurados. Agradecimiento, solidaridad y reconocimiento porque exponen su seguridad individual por el bien social.
A la par que aplaudía me preguntaba ¿dónde están las figuras del cine, de la canción y del deporte? ¿Cuál es su aportación al bien social en estos momentos tan dramáticos para muchos? ¿De qué nos sirven ahora los Messis y los Ronaldos? Los aclamamos en los escenarios, los paseamos por las alfombras rojas o los vitoreamos por sus goles. Los convertimos en dioses adinerados, cabezas visibles de industrias que se enriquecen de forma desproporcionada, acumulando fortunas, capitalizando plusvalías por otros producidas, consumiendo inmensas riquezas sociales y convirtiendo la cultura y el deporte en mercancías. Y todo ello, ¿ahora, para qué?
Pensé en esos trabajadores anónimos de los supermercados. El salario de cuántos de ellos tendría que juntar para acumular la cantidad de dinero que Messi y Ronaldo han ganado a lo largo del último año. Tanta gente frente a dos. De esta brecha salarial poca gente habla. Trabajadores cuyos salarios apenas dan para llegar a final de mes por realizar trabajos de la máxima utilidad e imprescindibles para el interés social. Frente a ellos, las grandes fortunas y los desorbitados ingresos de las figuras del mundo del deporte, del cine y de la canción por realizar trabajos carecen de la más mínima utilidad. La crisis, como el arte en la vida, está separando la tierra de la papa y nos está mostrando la forma útil de producir, la necesidad de invertir la riqueza, que es un bien social, en sectores y actividades de utilidad y colocándolos al servicio del bien común y del interés social y gestionados por el estado.
Francisco, seguro que mañana, de nuevo a las siete, saldré al balcón junto a mis vecinos. Muchas de tus palabras que has expuesto en tus dos últimos artículos se me mostrarán como gritos en la tarde, cargados de verdades.
Ramón Galán.