Trump está poniendo al mundo patas arribas, pero no nos equivoquemos: al mundo capitalista. Todo el idealismo sobre el capitalismo, incluida su democracia, Trump lo está haciendo trizas. Marx está más vivo que nunca y Hegel también. Pero están vivos más como necesidad que como realidad. El mundo se ha vuelto tremendamente complejo y el capitalismo está viviendo una de sus mayores crisis de los últimos cincuenta años. Por eso necesitamos a Hegel y necesitamos a Marx: son los mayores artífices del pensamiento complejo y profundo. Hoy no les iba a hablar de este tema, pero del tema que hablemos siempre hay que contextualizarlo. No deberíamos hablar de lo que sea sin contextualizar, sin indicar el fondo en el que nos movemos, la fase nueva en la que se encuentra el capitalismo global. La ventaja ideológica de Trump: nos vuelve más materialistas y pone en jaque el idealismo que domina en los políticos que gobiernan la UE. No cabe duda: debemos fortalecer el Estado y no dejar el llamado mercado libre a la mano de Dios. Dejar el mercado libre a la mano de Dios, que es la supuesta mano invisible de la que hablara Adam Smith, es dejar el mundo en manos de la persona egoísta, que convierte el interés general que se encarna en el Estado en un medio para enriquecerse sin límites y sin control. Hoy más que nunca necesitamos al hombre y la mujer morales, que no es otra cosa que reclamar que la persona como miembro del Estado debe predominar sobre la persona como miembro de la sociedad civil. El Estado no puede dejar su base, esto es, la sociedad civil, a su libre albedrío. Si lo hace, el caos se apoderará de nuestras vidas. Repito: no quería hablar de este tema, pero quería contextualizar.
Cuando estudiamos Lingüística,
por una parte, estudiamos semántica, y, por otra parte, estudiamos sintaxis. Pero
cuando hablamos y escribimos la sintaxis y la semántica se dan juntas. En la
Universidad hay personas que estudian Psicología y otras personas estudian Sociología,
otras estudian Historia y otras estudian Economía. Pero en la vida real la
psicología de una persona está unida a su vida sociológica, así como a la historia
de su vida, e igualmente a sus determinaciones económicas. Cuando estudiamos,
todo lo estudiamos de forma separada, pero en la vida real todo se da de forma
conjunta e interrelacionada. Me decía un amigo que sus hijos deberían
comunicarse más, que el fallo de su falta de acercamiento mutuo estriba en su
falta de comunicación. Pero aquí mi amigo cae en el fallo del formalismo y en
el fallo de la superficialidad. ¿Por qué no se comunican adecuadamente sus dos
hijos? Porque entre ellos no hay confianza, no hay transparencia, no se
respetan mutuamente como debieran, y no se conocen. Con esto trato de indicar
que cuando hablamos de un aspecto de la vida, por ejemplo, la comunicación,
debemos incluir más aspectos. La vida de cualquier persona no se desenvuelve en
departamentos estancos, sino en una compleja e intrincada relación de aspectos.
También me decía este
amigo que uno de sus hijos es poco práctico y que él lo está presionando para
que sea más práctico. Pero su hijo solo será más práctico, si quienes le rodean,
si con las personas que conviven, son prácticos. Será más abierto, solo si las
personas con las que convive son más abiertas. Será más dinámico, si las
personas con las que convive son dinámicas. Será más valiente, solo si con las
personas que convive son más valientes. Será más tendente a los cambios, si las
personas con las que conviven son tendentes a los cambios. En suma, para que
una persona sea psicológicamente distinta, tiene que ser sociológicamente distinta.
Su ser psicológico no experimentará cambios si su ser sociológico no experimenta
cambios. De ahí que yo tenga preferencia por hablar del ser psicosocial de las
personas y no del ser psicológico de la persona. El primero expresa lo que en
la realidad es el mundo y su marcha ineluctable hacia cada vez una mayor complejidad;
el segundo expresa la concepción unilateral, formal y superficial sobre nuestro
incesante y cambiante mundo global.
Nada es fácil. Todo exige
muchos esfuerzos y voluntad de cambio.
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