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lunes, 4 de junio de 2007

Concatenación

Magariños nos ha invitado a efectuar una lectura crítica de cuatro expresiones. La primera reflexión que hago se refiere al significado de la expresión “crítica” en el sintagma “lectura crítica”. Me acordé de Kant y su crítica de la Razón Pura. Ahí la expresión  “crítica” significa estudiar los límites de nuestra facultad cognoscitiva. De modo analógico entiendo lo propuesto por Magariños: se trata de estudiar los límites de los conceptos presentes en las expresiones concatenadas.

Nos acostumbramos a usar los conceptos sin ponerlos en cuestión, sin volverlos a revisar, porque los damos por conocidos y válidos. Pero sin crítica de los conceptos al uso la ciencia no podría progresar. Y para someter a crítica los conceptos al uso, hay que dar explicación de ellos, de su contenido y de su anchura, de su claridad y de su oscuridad, de su alcance teórico y de sus limitaciones prácticas.
Examinemos críticamente la expresión “estamos en el mundo que podemos percibir”. ¿El concepto estar en el mundo supone sólo lo que podemos percibir o debe suponer también lo que no podemos percibir? La percepción hace referencia a lo que está presente. Pero de nuestro mundo también forma parte lo que no está presente. Sabemos de cosas que no percibimos y forman parte de nuestro mundo. Vivo en España pero el hambre en África forma parte de nuestro mundo. ¿No significa el lenguaje el medio por el cual el hombre supera la atadura de la percepción a lo que está presente? ¿No deberíamos entonces incluir el lenguaje en el concepto el mundo en el que estamos?
¿No deberíamos distinguir entre percepción inmediata de un objeto y su percepción mediata? La muerte de Sadam Husein pudimos percibirla a través de Internet, de forma mediata, sin estar presentes. Así que habría que incluir la percepción mediata, la percepción a través de imágenes, como parte del mundo en el que estamos. Creo que el mundo en el que estamos es el mundo en el que vivimos y no sólo percibimos. Y en el vivir no sólo está el percibir y el pensar, sino también el hacer y muchísimas cosas más. La Semiótica como cualquier otra ciencia específica funciona sobre la base de un hombre representado de forma unilateral. Y un hombre representado como perceptor es una representación unilateral del hombre.
Por hoy no digo más. Sólo quería poner de manifiesto que aquellos conceptos que damos por sabidos y ciertos, como si estuvieran del todo claro, deben someterse a crítica y así captar sus grados de certeza y de incertidumbre. Creo así además responder a la propuesta de Magariños de hacer una lectura crítica de las expresiones concatenadas.

CONCATENACIÓN 2

Enumero primero las ideas de Magariños:

Una. Tenemos la realidad óntica: aquella realidad que existe independientemente de que existan seres humanos.
Dos. Tenemos después la realidad ontológica: aquella realidad que los seres humanos son capaces de percibir
Tres. Tenemos a continuación que sólo se puede percibir aquello que se puede enunciar.
Cuatro. Pero lo enunciable está condicionado por las semiosis socialmente disponibles.
Y cinco. Con lo que se llega a la conclusión de que la realidad depende de los signos disponibles.

La contradicción principal de la filosofía es la existente entre ser y pensamiento, entre materialismo e idealismo, y está presente en todas las ciencias. Los idealistas tienen a su favor que son especialistas en desarrollar el lado subjetivo de la cuestión, mientras que los materialistas son especialistas en desarrollar el lado objetivo de la cuestión. No entiendo el idealismo en sentido negativo, sino en sentido positivo: como forma de pensamiento que indaga en el lado subjetivo de la cuestión. No obstante, yo me reclamo del pensamiento de Marx y me gustaría que escucharan lo que dice el gran pensador alemán en su obra La Dialéctica y la Filosofía Hegeliana: “Vemos aquí como el naturalismo o humanismo llevado hacia delante se distingue tanto del idealismo como del materialismo y es, al mismo tiempo, la verdad unificadora de ambos”. Sólo quiero que retengan esta idea: el humanismo es la verdad unificadora del materialismo y del idealismo. Esta idea es importante porque a Marx se suele presentar como un materialista opuesto a los idealistas, cuando lo cierto es que su pensamiento es la verdad unificada del materialismo y del idealismo.

Creo que el pensamiento de Magariños se inclina más por el lado del idealismo. 
Una. La realidad no es aquella que los hombres pueden percibir, sino aquella que pueden construir y hacer. Aunque en el hacer debe incluirse el percibir. Ser idealista en este caso es inclinar la balanza hacia el lado de la percepción, y ser materialista es inclinarla hacia el lado del hacer.
Dos. Hay cosas que se pueden percibir y no se sabe enunciar. Los animales son capaces de percepción sin ser capaces de enunciación. Cuando se enuncia lo que se percibe se incluyen conceptos. De manera que al enunciar lo que percibimos, nuestra percepción mejora, se vuelve más profunda y certera.
Tres. Es cierto que lo que se puede enunciar está determinado por las semiosis socialmente disponibles.
Cuatro. No comparto que la realidad ontología depende de los signos disponibles. La realidad ontológica está constituida tanto por objetos materiales, los bienes de consumo y los bienes de equipo, como por objetos espirituales,  los signos.

CONCATENACION 3

Debemos pensar que muchos de nosotros pertenecemos a universos discursivos distintos y eso hace difícil nuestro entendimiento mutuo. De manera que el concepto que para unos semiólogos está claro y se les muestra con toda su eficacia, para otros no está tan claro y no se manejan con facilidad con él. El pensamiento de Peirce no forma parte de mi universo discursivo. De manera que un concepto relativamente tan primero y simple como el de semiosis social no lo tengo claro ni lo manejo con facilidad. Aunque lo uso no lo domino. No sé cuánto abarco con él.
Lo que suelo hacer con estos conceptos es adaptarlos a mi propio sistema conceptual. No obstante, en esta adaptación debo mantener en pie la concepción triádica del signo de Peirce: el objeto, el signo y el interpretante. Al adaptar el concepto de interpretante a mi sistema, lo hago equivalente a concepto o representación.  Y el objeto lo presento siempre bajo una determinada modalidad cognitiva: objeto de la percepción, de la representación o del concepto. Trato con este procedimiento de saber con claridad de qué hablo.  Si no lo hiciera así, hablaría de modo ciego. Y no sólo eso: quienes me escucharan en Semioticians pensarían que al hablar de semiosis social tengo en mi cabeza la misma representación y concepto que ellos.
Paso ahora a reflexionar sobre la tercera idea concatenada que presentó Magariños y que pertenece a Foucault: “Enunciamos el mundo como nos lo permiten las semiosis socialmente disponibles”. Al observar hechos como la guerra de Irak o los conflictos de clase, es claro que las semiosis disponibles son diferentes y en ocasiones encontradas. Habrá algunas semiosis mayoritarias y otras minoritarias. Habrá incluso semiosis marginales. Solo el objeto, pienso en la guerra de Irak, puede ser presentado de diversos modos según sean lo intereses del perceptor. La percepción en tanto vivencia sufre una sustancial modificación según se esté cerca o lejos del objeto. Y el interpretante, las representaciones y conceptos que se dan en el sujeto frente a una determinada situación objetiva, depende igualmente de los intereses y de la educación ideológica. También pienso que cuando se habla de semiosis disponibles habrá actos creativos y actos conservadores. Y así y todo, una semiosis que hoy es disponible en algún momento tuvo que ser creada. De manera que se rompe el círculo cuando no se recurren a las semiosis de las que se disponen sino que se crean nuevas semiosis.

CONCATENACIÓN 4

Respondo a Ricardo Terriles, quien pregunta de qué lado se ubicaría la distinción entre materia e idea. En el marco de la teoría es  necesario manejarse con conceptos y no sólo con palabras. Cuando se produce un intercambio o debate entre distintos pensadores acerca de un determinado tema, lo adecuado o recomendable es que cada contendiente aporte sus propias definiciones de los elementos claves que constituyen el tema. Así lo hizo Adrián López y así lo deberían hacer todos. Puesto que sucede que dos contendientes pueden usar las mismas palabras pero distintos conceptos.
En vez de materia e idea voy a emplear los conceptos ser real y ser ideal. Y a este propósito diré lo siguiente: todos lo seres, todas las personas y cosas, llevan una doble vida, como seres reales y como seres ideales. El propio Ricardo en tanto ser de carne y huesos lleva una existencia real, mientras que en cuanto existe como fotografía y en el recuerdo de las personas que lo quieren existe como ser ideal. Existir en forma ideal es existir en forma de imagen. De este modo proporciono una definición mínima de la existencia real e ideal de los seres. 
La distinción entre lo real y lo ideal está presente en casi todas las manifestaciones de la vida humana y en ocasiones lo hace en forma de conflicto o contrariedad. La distinción entre lo que se promete y lo que se hace es también una distinción entre lo ideal y lo real. Muchas veces prometemos cosas que no podemos hacer, y de este modo lo real contradice lo ideal.
Pero en concreto se trataba de la propuesta de Magariños y cómo en ese caso particular se manifiesta la contradicción entre lo ideal y lo real. En la relación entre mundo y percepción; si hacemos de la percepción el lado dominante frente al objeto percibido, estaremos inclinándonos hacia el lado del idealismo. La posición extrema es la de Berkeley, quien afirmaba que ser es percibir. Y en la relación entre percepción y enunciación; si hacemos de la enunciación el lado dominante frente a la percepción, estaremos inclinándonos igualmente hacia el lado del idealismo. El que uno se incline a un lado u otro no es malo, la cuestión está en saber si por ese camino se amplía el conocimiento semiótico que tenemos del mundo o no.

14 de enero de 2007.

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