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miércoles, 21 de julio de 2004

Conciencia y transformación

En mi mensaje anterior dije que para transformar el mundo había que transformar previamente la conciencia de la gente. Esta afirmación le pareció problemática a Luis Ledo, y me formuló la siguiente pregunta: ¿no es la superestructura ideológica una consecuencia de la estructura económica que está al servicio de ésta? Las categorías estructura y superestructura son básicas en el marxismo dominante, que las tomó del Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política de Marx, y que con Althousser adquirieron hegemonía total. Gramsci criticó la concepción del marxismo ortodoxo sobre las relaciones de la estructura y de la superestructura, a la que calificó de mecanicista y de unidireccional. Y defendió, frente al marxismo ortodoxo, unas relaciones más dialécticas entre la estructura y la superestructura, afirmando que la segunda también influye sobre la primera. De todos modos, Gramsci permaneció atado a estos conceptos, tratándolos como si fueran los conceptos claves del marxismo. Los conceptos de estructura y superestructura      son muy genéricos, poco concretos, y con ellos poco se puede hacer cuando se hacen análisis particulares de la realidad. Hace tiempo que yo me he distanciado de considerar que esos conceptos sean claves en el pensamiento de Marx. Un simple hecho lo atestigua: en el índice de El Capital no figuran dichos conceptos.

Pero entremos en el tema. En esta primera reflexión recurriré a Vladimir Ilích. El marxismo, como una de las teorías sobre el sistema capitalista, no proviene de la lucha de clases, sino de la lucha científica. El Capital es fruto de la lucha científica de Marx. Y este conocimiento teórico elaborado por Marx, El Capital, hay que introducirlo desde fuera a los trabajadores. Y sólo si los trabajadores tienen ese conocimiento, serán capaces de transformar el capitalismo en socialismo. Aunque pertenece a otro contexto histórico e intelectual, no deja de tener un gran valor universal lo que a continuación nos dice Marx: “Así como la filosofía encuentra en el proletariado sus armas materiales, el proletariado encuentra en el proletariado sus armas espirituales, y tan pronto como el rayo del pensamiento muerda  a fondo en este candoroso suelo popular, se llevará a cabo la emancipación  de los alemanes como hombres”. De manera que la filosofía, considerada en principio como fenómeno superestructural, sólo se convertirá en una fuerza material para transformar el mundo si sus ideas prenden en la cabeza de la gente. Y la gente sólo será capaz de transformar el mundo si hacen suya las armas espirituales que la filosofía pone en sus manos. Por lo menos Marx le asignaba a la filosofía un gran papel histórico, decisivo para la transformación del mundo, y que otra cosa demanda más el mundo de hoy que filosofía, esto es, un cambio revolucionario de conciencia.

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