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domingo, 28 de octubre de 2018

El idealismo y subjetivismo de Francisco Mora


Someto a crítica un artículo de Francisco Mora titulado La belleza es un prodigio del cerebro. Empieza Francisco Mora diciendo que cuando escucha  el último movimiento de la sinfonía de Beethoven, experimenta algo que le transporta. Afirmando después que es algo sublime, algo que le embarga, le sobrecoge y le hace pequeño. Y añade que las pinturas de Van Gogh le subyugan. Y llegado aquí da un giro: “Sin duda, todos saben que hablo de la belleza”. Yo le respondo a Francisco Mora que no es así, que nadie sabe que habla de la belleza, pues en ningún momento ha hablado de la belleza. Ha hablado, por una parte, de dos existencias objetivas, de dos obras de arte, la novena sinfonía de Beethoven y las pinturas de Van Gogh, y por otra parte, de determinados estados espirituales o subjetivos: sentirse embargado, sobrecogerse, sentirse pequeño y sentirse subyugado.  Dado su razonamiento, lo que Francisco Mora cree que el lector supone o piensa es que esos estados subjetivos son signos de la existencia de la belleza. Pero Francisco Mora no ha demostrado tal cosa. Es un supuesto arbitrario. Además esos estados espirituales también se pueden experimentar frente a hechos y cosas que no son obras de arte. Luego falta aquí precisión.