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lunes, 28 de diciembre de 2015

La economía, la política y la televisión privada


El movimiento del 15 M, el movimiento de la indignación, podía apuntar a una crítica de la sociedad capitalista. La crisis económica de 2008 era una crisis financiera en la etapa de la globalización capitalista. Los resortes de esa crisis no se podían resolver en los estrechos marcos de los Estados nacionales europeos. Por eso las tendencias dentro del movimiento de los indignados defensoras de la salida del euro no se correspondían con las condiciones básicas y fundamentales de la crisis. Las crisis económicas capitalistas son crisis de las relaciones de producción capitalistas.  Así que un movimiento radical en correspondencia con lo que el nombre indica debía cuestionar las relaciones económicas capitalistas y señalarlas como la principal causa del sufrimiento causado a las clases medias y trabajadoras de nuestro país por la crisis desatada en 2008. Pero el movimiento de los indignados fue rápidamente engullido por la ideología política burguesa, que hace de la política económica la causa principal de las crisis. Así que el supuesto radicalismo que suponíamos en Podemos, cristalización partidista del  movimiento de los indignados, se redujo a criticar la política económica de la austeridad impuesta como solución de la crisis económica en la Unión Europea. De ahí que la mayoría de los líderes políticos e ideológicos de Podemos hayan tomado los textos de Krugman y Stiglitz, representantes teóricos de la burguesía de izquierda, como su teoría de explicación y respuesta a la crisis económica. De forma sucinta: el movimiento de los indignados ha sido engullido por la ideología económica de la burguesía de izquierda. Y en esto y en todo lo que tiene que ver con Podemos  ha tenido mucho que ver el papel desempeñado por las cadenas de la televisión privada, en especial La Sexta.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Percepción práctica, percepción contemplativa e imagen televisiva

La semiótica, como la lingüística, necesita de otras ciencias para fundamentarse. Hay problemas como el del significado que originariamente parecían que solo podían resolverse desde la lingüística, pero más tarde se mostró que otras ciencias y ramas del saber debían también ocuparse de ella: la psicolingüística, la filosofía del leguaje y la misma semiótica. En este mismo sentido el estudio de la semiosis, el origen y constitución de los significados sociales, no solo compete a la Semiótica, en buena medida también compete a la psicología del conocimiento y a la filosofía en su más amplio sentido. En todo fenómeno lingüístico y en todo fenómeno semiótico participan las funciones psicológicas superiores: la atención, la memoria, la sensación, la percepción, el pensamiento y el lenguaje. De ahí que un buen conocimiento de esas funciones psicológicas facilita la comprensión de los fenómenos semióticos. Pero voy más lejos: como los procesos semiológicos se dan en las más diversas formas de la práctica social, los conocimientos históricos, sociales y económicos también se vuelven decisivos para la comprensión e intelección de dichos procesos semiológicos.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Percepción mental

En mi último trabajo titulado Memoria, percepción y pensamiento conceptual,  hice la siguiente afirmación: “Como las imágenes que nos ofrecen los medios audiovisuales están acompañadas por descripciones y valoraciones verbales, nuestras percepciones en segunda persona se constituyen como percepciones mentales”. Ramón Galán, miembro del Cekam, no ve claro este concepto. Le comenté a Ramón que sobre este concepto ya había realizado una primera elaboración en mi blog bajo el título Percepción sensible, percepción mental e ideología. Pedro, que asistía por primera vez a una reunión del Cekam, comentó si no sería más adecuado hablar de representación. Dadas las dudas y dificultades inherentes al concepto de percepción mental, me veo en la obligación de fundamentar de un modo más detallado dicho concepto.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Memoria, percepción y pensamiento conceptual

No hablo del pensamiento literario, tampoco del pensamiento descriptivo ni del pensamiento informativo. Hablo del pensamiento conceptual: el pensamiento que se construye con conceptos. Los conceptos exigen fundamentación de las afirmaciones y procuran unidad al pensamiento. Los conceptos, de acuerdo con Marx, se elaboran con percepciones y representaciones. De ahí la gran ventaja de los conceptos: representan síntesis de muchas percepciones y representaciones. Hay personas que aparentando hablar con conceptos, solo lo hacen con nombres conceptuales, dado que su experiencia y su riqueza en percepciones y representaciones es pobre. Con conceptos se puedan elaborar nuevos conceptos. Pero esto debe tener un fin, puesto que llegará un momento en que la distancia entre los conceptos y las percepciones y representaciones sea tan grande, que aquellos irán perdiendo fuerza y vida. Esta experiencia cognitiva les ocurre a aquellos intelectuales que le dan la espalda al mundo y construyen su pensamiento basándose solo en los libros.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Realidad, razón y conceptos

Jesús, seguidor de mi blog, en referencia con los acontecimientos acaecidos en París y con todo con lo que está interrelacionado, formula la siguiente cuestión: ¿No es cierto que los conceptos occidentales determinan el ser universal?  Hago una primera precisión: más que hablar de conceptos occidentales, sería más correcto hablar de los conceptos de la sociedad burguesa clásica: la libertad, la igualdad y la fraternidad. Estos conceptos son la expresión ideológica de las relaciones de producción capitalista. No en vano en la sección IV de El Capital  titulada Transformación del dinero en capital, Marx se expresa en los siguientes términos: “La esfera de la circulación o del intercambio de mercancías, dentro de cuyos límites se mueve la compra y la venta de la fuerza de trabajo, era en realidad un verdadero edén de los derechos innatos del hombre. Lo único que impera aquí es la libertad, la igualdad, la propiedad y Bentham (el egoísmo)”. El mercado libre capitalista, tan laureado entre los burgueses, es la base económica de los llamados derechos humanos; que en vez de presentarse como conceptos que corresponden a una determinada época histórica, se presentan como conceptos que corresponden al ser humano en general. Los conceptos ideológicos tienen esa peculiaridad: se borran las raíces histórico-económicas de las que brotan y se presentan como conceptos propios del  ser humano en tanto ser humano. Esto es el modo en que concibe la religión al hombre, no como el resultado de un largo y doloroso proceso de desarrollo, sino como un ente creado con todas sus determinaciones desde un principio. La religión representa la más clara manifestación del idealismo: el concepto es anterior al ser y es obra suya.

sábado, 5 de diciembre de 2015

El eurocentrismo y la consigna de lo imposible

Marina Albiol en un artículo titulado Contra el terrorismo y frente a los partidos de la guerra, publicado en Rebelión el 5 de diciembre de 2015, termina su artículo con la siguiente afirmación: “El paso más eficaz que podemos dar para erradicar el terrorismo yihadista es acabar con los gobiernos de Europa que están dirigidos por los partidos de la guerra”. No dudo que a los amantes de la paz, como es el caso de Marina Albiol, los anime el bien para la humanidad. No obstante, debo dejar claro que los marxistas y los leninistas no son pacifistas. Los partidos comunistas de todos los tiempos, o los inspirados en el marxismo, saben que deben luchar por la paz, pero en mil ocasiones también saben que deben hacer la guerra.

martes, 1 de diciembre de 2015

Los atentados de París: la existencia y el ser del Estado

“Y el Mont-Valérien tronaba sin descanso, demoliendo a cañonazos casas francesas, segando vidas, aplastando a personas, acabando con muchos sueños, muchas alegrías esperadas, muchas felicidades anheladas, causando en corazones de mujeres, en corazones de muchachas, en corazones de madres, allí y en otros países, un sinfín de sufrimientos”. Dos amigos. Guy de Maupassant.