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domingo, 29 de mayo de 2011

Algunas palabras sobre el 15-M


Creo que muchos analistas de izquierda se equivocan. Están queriendo ver en ese movimiento lo que no hay. Se equivoca Julio Anguita cuando dice que esos jóvenes son los nuestros. La izquierda radical, en especial sus vanguardias, no debería entrometerse en ese movimiento. Debería respetar su autonomía y su evolución. No es correcto saltarse las etapas necesarias de la evolución de los movimientos sociales. Es un movimiento de protesta y un movimiento de indignación. No deberíamos ir más allá.


La clave, al menos para los que se han movilizado, no está en el movimiento en sí, sino en lograr un futuro mejor. Mientras que muchos analistas de la izquierda radical sólo se fijan en el movimiento en sí y lo están presentando como el germen de una revolución futura. Afirmar que las cosas a partir de este movimiento no serán como hasta ahora es una exageración. Las cosas, más con el ascenso del PP, pueden ser incluso peores de como son ahora. No sólo hay que observar el movimiento del 15-M, del cual todos los progresistas y gente de izquierda nos alegramos, sino también el poderoso movimiento de la derecha española.

El movimiento del 15-M cambiará la conciencia de sus participantes y la conciencia de muchos jóvenes. Serán más críticos con el capitalismo, pero no hasta el punto de que quieran acabar con ese sistema económico. El movimiento 15-M no representa la conciencia germinal de una conciencia socialista futura. Es más, no debería ser presentando como un germen, sino como lo que es: un movimiento que está indignado contra todas las instancias del poder: el económico, el político y el cultural. Y no está indignado contra la izquierda radical porque la izquierda radical como instancia de poder no existe.

Lo que debe saber este movimiento es que sin poder político no hay nada que hacer. Y no habrá continuidad ni será el germen de nada si no se constituye en una fuerza política. Las vanguardias de la izquierda radical no deberían entrometerse en este movimiento y tratar de convencerlos de que defiendan consignas radicales. La conciencia de la mayoría de los jóvenes que han protestado es reformista, no revolucionaria. Y este nivel de conciencia hay que respetarlo. Si las vanguardias de la izquierda radical empiezan a colar sus consignas y su modo de proceder, el movimiento social de los indignados desaparecerá y las vanguardias quedarán como siempre: aisladas y predicando en el desierto.

La lección que deben extraer las vanguardias de la izquierda radical de este movimiento es muy sencilla: tienen que salir del aislamiento y conquistar poder político. No se pueden ofrecer alternativas de futuro a los jóvenes indignados si se carece de poder político. Repito: lo esencial para los jóvenes movilizados no es el movimiento en sí, sino que quieren trabajo y un futuro digno. No debemos ver más de lo que hay. No nos alimentemos de esperanzas y de sueños. Los indignados constituyen de momento un movimiento débil y representan una conciencia muy poco desarrollada.






3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con usted. Un saludo, SiW PiM.

    http://musicaypolitica-sp.blogspot.com/2011/05/la-indignacion-dejara-de-ser.html

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  2. En general estoy de acuerdo vos, Francisco. Pero quisiera aclarar que en Argentina los movimientos de protesta a los que se les dio el nombre de "cacerolazo" a fines del 2001 fueron muy útiles políticamente, se partió de consignas absurdas como "que se vayan todos" (los políticos) y se llegó al hábito de las asambleas barriales por problemas puntuales varios; se mejoró la politización de la sociedad y la participación ciudadana; ya nada fue igual por varios años.
    Saludos, Tuco.

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  3. El poder político no se circunscribe a los partidos políticos, otra cuestión es que los PP sean un instrumento mejor o peor, en la actualidad peor, en cuanto son incapaces de entender lo que ocurre, al margen de ser prisioneros de su endogamia.

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