El 15 de diciembre del año en curso Rebelión publicó un trabajo mío titulado
El Capital de Karl Marx. La dirección
de Rebelión me hizo llegar el
siguiente comentario crítico de un lector llamado Manuel: “¿Alguien conoce a
Francisco Umpiérrez para advertirle que es falso que según Marx “los precios
gravitan, acercándose o alejándose, en torno a los valores”, como dice el
artículo de hoy en Rebelión “El Capital” de Karl Marx? Marx no escribió eso, yo
explico lo que escribió (lo que recogió Engels) en “Valor y precio en Marx”. Y,
si lo hubiera dicho y, por tanto, se hubiera equivocado, de nada valdría
cubrirlo con “Y de todos modos, por mucho que el precio se diferencie de su
valor, eso no quita nada al hecho de que el precio sea la expresión del valor
en dinero”, disparate que justificaría cualquier arbitrariedad en la práctica
científica. Y eso que el artículo hace algunas observaciones interesantes.
Pero, quitando a Sweezy, todos caen en lo mismo”.
El texto de El
Capital del que haré uso será el editado por Akal en 1977. Dicho esto,
advierto en principio en que el error de base de Manuel consiste en no
reconocer que una cosa es que el precio sea la expresión del valor y otra muy distinta
es que el precio no expresa con exactitud la magnitud del valor. Se trata, en primer lugar, de distinguir entre la sustancia del valor y
la magnitud de valor, y en segundo lugar, de aceptar que es una peculiaridad de
la forma de precio que haya incongruencia cuantitativa entre valor y precio.
Esta afirmación la argumentaré y la documentaré más adelante. Creo igualmente
que lo que escribió Engels sobre el valor en su obra Antidühring poco tiene que
ver con lo que aquí debatimos. A mi juicio los conceptos e ideas esgrimidas son
elementales y no recogen la complejidad con la que se presentan en El Capital y que nosotros aquí debemos
traer a colación.
La definición de precio
En la sección de El
Capital titulada Paso de la forma
general del valor a la forma de dinero, Marx se expresa en los siguientes
términos: “La expresión relativa simple del valor de una mercancía, por
ejemplo, de la tela, en mercancía que funciona ya como mercancía dinero, por
ejemplo el oro, es la forma de precio. De ahí que la forma de precio de la tela
sea: 20 varas de tela = 2 onzas de oro, o si dos libras esterlinas es el nombre
monetario de dos onzas de oro, 20 varas de tela = 2 libras esterlinas”. Es
evidente, por tanto que, de acuerdo con Marx, el precio es la expresión del
valor de la mercancía en dinero. Así que no entiendo por qué Manuel llama a esa
afirmación mía, que he tomado de Marx, “disparate que justificaría cualquier
arbitrariedad en la práctica científica”. Creo que quien conozca al detalle el
análisis de las formas simple, desarrollada y general del valor, sabrá con
total evidencia que el precio no puede ser otra cosa que las expresión en
dinero del valor de las mercancías. Después responderé a la otra parte del
juicio de Manuel donde hablo de las diferencias entre valor y precio y que
forma parte del juicio que él cataloga como disparate científico.
La idealidad de los
conceptos o de la ciencia
Escuchemos a Marx en el capítulo VIII de El Capital titulado Distinta composición orgánica de los capitales en distintas ramas de la
producción y consiguiente diversidad de las cuotas de ganancia,
perteneciente al tomo I del libro III: “En esta investigación general se parte
siempre del supuesto de que las condiciones reales corresponden a su concepto
o, lo que es lo mismo, las condiciones reales solo se exponen en la medida en
que corresponden a su propio tipo general y lo expresan”. La realidad, además
de hechos esenciales y regulares, está salpicada de hechos casuales y
accidentales. Pero en la elaboración teórica todos los hechos casuales y
accidentales deben quedar fuera del análisis. En la elaboración teórica, la
realidad tiene que acomodarse al concepto. Le sucedía a Dühring cuando analizaba
la naturaleza del valor: hablaba de los precios de monopolio en el sector de
alimentación, esto es, hablaba de unas condiciones de mercado que hacía
imposible analizar en su pureza la naturaleza del valor y su expresión en los
precios. Pero también le sucedía a Böhm-Bauerk cuando criticaba la teoría del
valor de Marx. En la elaboración teórica debe predominar la pureza de los
conceptos y las condiciones reales deben corresponder a dichos conceptos. Si se
tienen en cuenta otros aspectos de la realidad, en primer lugar, debe saberse
si son regulares o casuales, y en segundo lugar, si son regulares, deben
modificarse los conceptos. La idealidad de los conceptos en relación con la
realidad afecta a todas las ciencias. Los laboratorios donde se realizan todos
los experimentos científicos representan condiciones ideales, puesto que se han
aislado los factores pertinentes del fenómeno que se investiga del resto de
factores con los que coexisten aquellos en la realidad. Lo que sucede es que
los fenómenos de las ciencias sociales, en este caso los fenómenos
económicos, no se pueden reproducir en
los laboratorios. De ahí que sea la fuerza de abstracción la herramienta que se
emplee para analizar los fenómenos en su pureza. La demagogia de Böhm-Bawerk
consiste en no admitir este principio metodológico en el análisis de los
fenómenos económicos, cuando en la práctica la propia economía convencional
también lleva a cabo muchas abstracciones. Tanto cuando analizan las familias
como las empresas hacen abstracción de un sinfín de aspectos y factores
presentes en las mismas.
Incongruencia cuantitativa entre valor y precio
En la sección dedicada al proceso de intercambio del tomo I del libro I ya Marx nos hace la siguiente advertencia: “En cuanto la magnitud de valor se transforma en precio, esta relación necesaria aparece como relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero existente fuera de ella. Pero en esta relación también la magnitud de valor puede expresarse como el más o menos en que se enajena en las circunstancias dadas. Así, pues, la posibilidad de incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, o de la divergencia del precio respecto de la magnitud de valor, radica en la misma forma de precio”. La idea esencial que podemos extraer de esta cita es la siguiente: radica en la misma forma de precio la incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor. Y esto se debe a que el precio, a diferencia del valor que es una relación inmanente, se establece como una relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero que existe fuera de ella. De ahí que Marx señale que dependiendo de las circunstancias dadas, la misma magnitud de valor se puede expresar en más o menos dinero. Esta idea es muy decisiva, puesto que se encuentra en el capítulo dedicado al intercambio del primer libro de El Capital; de manera que no es necesario esperar al tercer libro, donde se habla de los precios de producción y se indica por otra razón la diferencia entre valor y precio. A este respecto no está de más destacar la artimaña de Böhm-Bawerk cuando trata de desbaratar las ideas de Marx sobre la cuota media de ganancia y de los precios de producción. En el capítulo II de su obra La conclusión del sistema marxiano elabora la siguiente conjetura: “¿Cómo trata Marx de resolver esta contradicción? Esto sucede, dicho brevemente, a costa del presupuesto del que Marx venía partiendo, esto es, que las mercancías se venden con arreglo a sus valores. Ahora bien, lo que Marx hace realmente es abandonar este supuesto”. La artimaña de Böhm-Bawerk consiste en lo siguiente: uno, no hace distinción entre el hecho de que los precios son la expresión del valor y el hecho de que hay incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, esto es, no es lo mismo afirmar que el precio es la expresión en dinero del valor de las mercancías que decir que el precio no expresa con exactitud la magnitud de valor de la mercancía, y como dice Marx dependiendo de las circunstancias concretas siempre hay un más o un menos del precio en relación al valor; y dos, no tiene en cuenta las contradicciones entre concepto y realidad, de manera que en ocasiones, y ya lo advirtió Marx, se supone que las condiciones reales corresponden al concepto, o lo que es lo mismo: las condiciones reales solo se exponen en la medida en que corresponden a su propio tipo general y lo expresan.
Incongruencia cuantitativa entre valor y precio
En la sección dedicada al proceso de intercambio del tomo I del libro I ya Marx nos hace la siguiente advertencia: “En cuanto la magnitud de valor se transforma en precio, esta relación necesaria aparece como relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero existente fuera de ella. Pero en esta relación también la magnitud de valor puede expresarse como el más o menos en que se enajena en las circunstancias dadas. Así, pues, la posibilidad de incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, o de la divergencia del precio respecto de la magnitud de valor, radica en la misma forma de precio”. La idea esencial que podemos extraer de esta cita es la siguiente: radica en la misma forma de precio la incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor. Y esto se debe a que el precio, a diferencia del valor que es una relación inmanente, se establece como una relación de intercambio de una mercancía con la mercancía dinero que existe fuera de ella. De ahí que Marx señale que dependiendo de las circunstancias dadas, la misma magnitud de valor se puede expresar en más o menos dinero. Esta idea es muy decisiva, puesto que se encuentra en el capítulo dedicado al intercambio del primer libro de El Capital; de manera que no es necesario esperar al tercer libro, donde se habla de los precios de producción y se indica por otra razón la diferencia entre valor y precio. A este respecto no está de más destacar la artimaña de Böhm-Bawerk cuando trata de desbaratar las ideas de Marx sobre la cuota media de ganancia y de los precios de producción. En el capítulo II de su obra La conclusión del sistema marxiano elabora la siguiente conjetura: “¿Cómo trata Marx de resolver esta contradicción? Esto sucede, dicho brevemente, a costa del presupuesto del que Marx venía partiendo, esto es, que las mercancías se venden con arreglo a sus valores. Ahora bien, lo que Marx hace realmente es abandonar este supuesto”. La artimaña de Böhm-Bawerk consiste en lo siguiente: uno, no hace distinción entre el hecho de que los precios son la expresión del valor y el hecho de que hay incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor, esto es, no es lo mismo afirmar que el precio es la expresión en dinero del valor de las mercancías que decir que el precio no expresa con exactitud la magnitud de valor de la mercancía, y como dice Marx dependiendo de las circunstancias concretas siempre hay un más o un menos del precio en relación al valor; y dos, no tiene en cuenta las contradicciones entre concepto y realidad, de manera que en ocasiones, y ya lo advirtió Marx, se supone que las condiciones reales corresponden al concepto, o lo que es lo mismo: las condiciones reales solo se exponen en la medida en que corresponden a su propio tipo general y lo expresan.
Realidad, irregularidad y
ley
Rescatemos la última idea de Marx contenida en la
cita anterior. Después de afirmar que radica en la misma forma de precio la
incongruencia entre precio y magnitud de valor, Marx hace la siguiente
afirmación: “Esto no es ningún defecto de la forma de precio, sino que, por el
contrario, hace de ella la forma adecuada de un modo de producción en donde la
regla solo se puede imponer como ley media y ciega de la irregularidad”. La realidad está salpicada, y más en periodos
de loco crecimiento o de turbulencias, de irregularidades. Después hablaré de
estas irregularidades. ¿Qué se quiere decir que la regla de que los precios son
la expresión de la magnitud del valor se impone como ley media? Primero, que
como en el ámbito individual, empresarial o familiar, se vende por encima o por
debajo del valor, en el ámbito social, considerando el conjunto de las empresas
como una sola empresa, los precios expresan con relativa exactitud la magnitud
del valor. Y segundo, que como hoy se vende una mercancía a un precio y al mes
siguiente por diversas razones se vende a otro, de manera que dependiendo del
momento se vende por encima o por debajo del valor, la regla se impone como ley
media considerando el periodo de un año o de varios años.
Veamos ejemplos de irregularidades. Una industria de
alimentación le factura a un pequeño supermercado 3.000 euros mensuales, a una
cadena de hoteles 20.000 euros mensuales, y a una cadena de supermercados
50.000 euros mensuales. ¿La industria de alimentación le vende sus productos a
estas tres clases de clientes al mismo precio? Pues no. Los clientes que tienen
mayor poder de compra le exigen a la industria de alimentación que les vendan
más barato; y así lo hacen. De manera que con respecto a un mismo producto y el
mismo valor, dependiendo del poder de compra de los clientes el precio será
distinto. Por lo tanto, en un caso el precio está por encima del valor y en
otros casos por debajo del valor. Pensemos ahora en las rebajas, que las hay ya
prácticamente todo el año. Un par de zapatos pueden tener hoy el precio de 120
euros y el mes siguiente tener el precio de 80 euros. Esto que sucede con los
zapatos, sucede con la mayoría de los productos de consumo: a lo largo del año
el mismo producto no tiene el mismo precio. Luego aquí también se produce el
hecho de que un mismo producto tiene en un momento determinado un precio por
encima del valor y en otro tiempo determinado un precio por debajo del valor.
En la sección dedicada al comercio exterior del capítulo que analiza las causas
contrarrestantes de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia de El Capital, Marx formula la siguiente
idea: “Los capitales invertidos en el comercio exterior pueden arrojar una
ganancia más elevada porque, en primer lugar, se compite con mercancías que
otros países producen con menos facilidades, de suerte que el país más avanzado
vende sus mercancías por encima de su valor, aunque son más baratas que las de
los países competidores”. En suma, la realidad está salpicada de irregularidades,
esto es, de hechos donde las mercancías se venden por encima o por debajo de su
valor.
La gravitación de los
precios en torno al valor
Y llegamos a la dichosa cita donde Manuel dice que
Marx no lo dijo; y si lo dijo, se equivocó. No se equivocó, puesto que en todo
lo que llevamos dicho se ha demostrado con creces la diferencia entre magnitud
de valor y precio. Expondré las cosas de modo muy sencillo. En el capítulo VIII
Marx habla de la distinta composición orgánica de los capitales en las distintas
ramas de producción y la consiguiente diversidad de las cuotas de ganancia. Y
en el capítulo IX habla de la formación de una cuota general de ganancia (cuota
media de ganancia) y de la transformación de los valores de las mercancías en
precios de producción. En el ejemplo, siguiendo a Marx, vamos a considerar que
la cuota de explotación es la misma para todas las ramas y empresas, de manera
que si el capitalista invierte 20 millones de euros en capital variable obtiene
una plusvalía de 20 millones. Consideremos solo dos empresas: una con 80
millones de capital constante, 20 millones de capital variable y 20 millones de
plusvalía, y la otra con 60 millones de capital constante, 40 millones de
capital variable y, por consiguiente, 40 millones de plusvalía. En principio, y
considerando que no se ha establecido una cuota media de ganancia, el valor del
producto mercantil de la primera empresa será de 120 millones de euros, y el de
la segunda, de 140 millones de euros. Pasemos ahora a considerar el capital
global y no el capital individual. De esa manera, sumando los valores de una
empresa y otra, tendremos que la composición medial del capital será: 140 (de
capital constante) + 60 (de capital variable)
+ 60 (de plusvalía). De manera que el valor total producido será de 260
millones de euros. Así que el precio de cada medio del producto global, es
decir, de cada una de las dos empresas, será de 130. Dicho de otro modo: el
producto mercantil de cada una de las empresas tendría que venderse a 130
millones de euros. Por lo tanto, en cuanto consideramos el capital global y
suponemos que se ha establecido una cuota media de ganancia, la primera empresa
venderá su producto a 130 millones, 10 millones por encima de su valor, y la
segunda venderá igualmente su producto a 130 millones de euros, esto es, 10
millones de euros por debajo de su valor. Esto es lo que permite, a juicio de
Marx, que la cuota de ganancia sea uniforme, independiente de las diferencias
en la composición orgánica del capital. Según Marx: “Los precios obtenidos
sacando el promedio de las distintas cuotas de ganancia de las diferentes
esferas de producción y sumando esta media a los precios de coste de las
diferentes esferas de producción son los precios de producción”. Y desde que
las mercancías se venden por los precios de producción, la mayoría de las
empresas venden por encima o por debajo de su valor. Aquí no hay contradicción
entre valor y precio, sino diferencia entre la magnitud de valor individual y
precio. El cambio de carácter en la formación de los precios de la producción
en relación con el valor, Marx lo aclara en los siguientes términos: “Los distintos
capitalistas se comportan aquí, por lo que a la ganancia se refiere, como
simples accionistas de una sociedad anónima en donde las participaciones de la
ganancia se reparten porcentualmente y, por tanto, solo se distinguen para los
diversos capitalistas por la magnitud del capital invertido por cada uno de
ellos en la empresa común, por el número de sus acciones”.
Y ahora, por último, vamos a por la cita de Marx
puesta en cuestión por Manuel, que se
contiene en al capítulo X dedicado a la nivelación de la cuota general de
ganancia por medio de la competencia. La cita la encuadraré en una más larga,
para que se entienda mejor lo que son los conceptos dialécticos, animados de
fluidez y matices, frente a los conceptos metafísicos, fosilizados por la
rigidez mental. En la página 231 del
tomo I del libro III de El Capital podemos
leer lo siguiente: “La hipótesis de que las mercancías se venden por sus
valores solo significa, naturalmente, que su valor es el centro de gravitación
en torno al cual giran sus precios y a base del cual se compensan sus
constantes alzas y bajas”. Si Marx afirma, y eso lo afirma, que las mercancías
se venden por sus valores, los metafísicos lo entienden en sentido absoluto y
de forma rígida. Pero Marx como es un pensador dialéctico, matiza afirmando que
eso naturalmente solo significa que el valor es el centro de gravitación de los
precios, y que en ocasiones estarán por encima y en ocasiones por debajo.
Después de formular esa idea Marx sigue precisando: “Además, habrá que
distinguir un valor de mercado –del que hablaremos más adelante– respecto del
valor individual de las mercancías individuales producidas por los diversos
productores. El valor individual de algunas de estas mercancías estará por
debajo del valor de mercado, el de otras será superior a él”. Hay que
distinguir, por lo tanto, entre el valor individual de cada mercancía del valor
de mercado, y ocurrirá que algunos valores individuales estarán por debajo del
valor de mercado y otros por encima de él. Esto se llama, vuelvo y repito,
matizar los conceptos, dotarlos de fluidez y plasticidad. Solo me resta traer a
colación una cita de Marx, página 210, contenida en el capítulo IX del tomo y
libro citado: “En toda la producción capitalista la ley general se impone como
tendencia predominante solo de un modo muy complicado y aproximativo, como una
media de oscilaciones que no se puede fijar nunca”. Esta idea es mala para los
metafísicos, que solo piensan en cosas fijas e inamovibles, cuando en la
realidad capitalista su ley general solo se impone, de una parte, de una manera
complicada y aproximada, y de otra parte, como una media de oscilaciones que no
se puede fijar nunca.
Conclusión
Creo que ha quedado suficientemente
demostrado que en el pensamiento económico de Marx el precio no es la expresión
exacta de la magnitud del valor. Primero, porque radica en la misma forma de
precio la incongruencia cuantitativa entre valor y precio, segundo, porque el
establecimiento de una cuota media de ganancia genera la formación de los
precios de producción y, por consiguiente, la diferencia entre magnitud de
valor y precio, tercero, porque el surgimiento de un valor de mercado por medio
de la competencia vuelve a redundar en la diferencia entre valor individual y
valor de mercado, y cuarto, porque, como dice Marx, la hipótesis de que las
mercancía se venden por sus valores solo puede significar que el valor es el centro
de gravitación en torno al cual giran, una vez acercándose y otra vez
alejándose, los precios.
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