Translate

domingo, 9 de febrero de 2025

Sensibilidad, pensamiento y emoción

 

Empecemos hablando del concepto y de la percepción. Según Hegel el concepto es la negación de la percepción. Y eso es cierto. Según Lenin el concepto nos proporciona un conocimiento del mundo más profundo y con más alcance que la percepción. Y eso es también cierto. Pero hoy quiero proponer un aspecto distinto de las relaciones entre percepción y concepto, y es el siguiente: el concepto como medio para mejorar los rendimientos de la percepción. Así el movimiento entre percepción y concepto nos lleva a darle prioridad a la percepción, esto es, a la sensibilidad y a la práctica. Dicho de otro modo: retornemos del concepto a la percepción, pero no abandonando el concepto, sino conservándolo y utilizándolo como medio para modificar el alcance y la profundidad de la percepción. Hablaremos, en este caso, de percepción enriquecida con el concepto.

Hablo ahora de forma general. Las mujeres tienen una sensibilidad más desarrollada que los hombres. Son más expertas en moda, en estilo y en colores con sus cientos de matices. También cuidan más la apariencia de su cuerpo. El maquillaje es un arte. Al igual que tienen más gusto, más conocimiento y criterio en artes decorativas. Son también exquisitas amantes de las flores, de su perfume y de sus colores. Las mujeres llenan más el hogar y son más alegres y conversadoras que los hombres. Una mujer de 32 años me decía que las navidades y los reyes magos ya no significaban nada para ella. Su madre había muerto y ella había perdido la ilusión. Le pregunté: Y ¿tu padre? Se limitó a sonreír con decepción. Justamente este desarrollo de la sensibilidad es la que hace a las mujeres, en general, ser más espirituales. La espiritualidad depende más del desarrollo de la sensibilidad que del desarrollo del pensamiento. Las mujeres saben amar mejor que los hombres. Repito: hablo en términos generales; siempre hay excepciones. El otro día vi una mujer en silla de rueda con más de ochenta años. Iba guapísima. Sabemos también que las mujeres tienen mucho arte en el uso de complementos. Saben más de colores y saben combinarlos mejor que los hombres. Muchos hombres en esta materia son un verdadero desastre. Así que repito: el desarrollo de la espiritualidad es directamente proporcional al desarrollo de la sensibilidad. Y en este aspecto las mujeres ganan por goleada a los hombres. Solo en la religión, y muy especialmente en la cristiana, el cuerpo y la sensibilidad son estigmatizados como fuente del pecado, cuando es todo lo contrario: son fuente duradera de la espiritualidad. Una espiritualidad alimentada solo con el pensamiento es pobre, carece de vida y de alegría.

Hablemos ahora de la sensibilidad abstracta. Que la sensibilidad podía ser abstracta lo aprendí de Marx. Es la sensibilidad del geómetra, del físico y, no digamos nada, del matemático.  También es la sensibilidad de aquel que preferentemente busca en el pensamiento la totalidad. Un pensamiento con escaso desarrollo de la sensibilidad es un pensamiento escuálido. En el arte pictórico abstracto inevitablemente predominan las formas geométricas y los colores en sí. Una vez vi por televisión a un jardinero inglés, muy culto, muy versado y muy filosófico, que nos mostraba y nos hablaba de los jardines de la Italia renacentista y de los jardines de los monumentales palacios franceses. También nos mostró los jardines de inspiración inglesa. Ahí predomina la sensibilidad concreta. Una cosa es el color rojo y otra muy distinta es una rosa roja o un macetero con rosas rojas y rosas de otros colores. Es el salto de lo abstracto a lo concreto. Fue un enorme placer ver ese programa. El jardinero inglés tenía una percepción enriquecida con conceptos. Una maravilla. Los jardines del renacimiento me gustan, pero el predominio de las formas geométricas y de la simetría no me agradan tanto. Me atraen más los jardines ingleses, porque se parecen más a la naturaleza. Al igual que me encantan los pintores renacentistas, pero no dejo de reconocer que el ser humano en las pinturas renacentistas está, en términos de apariencia, idealizado. Las pinturas del barroco son tal vez menos finas, pero sencillamente porque se parecen más a las mujeres y hombres reales. De todos modos, tanto el arte renacentista como el barroco permiten educar y desarrollar la sensibilidad concreta.

Hablemos ahora de la percepción y de la necesidad. También de Marx aprendí que la percepción del objeto crea la necesidad del objeto. Siempre hice una lectura negativa y crítica de este concepto. Pensaba en los escaparates de las casas comerciales y cómo potenciaban el exceso del consumo. Hoy quiero darle una lectura positiva. Una persona A quiere viajar a una ciudad y se dedica a ver fotografías y vídeos de esa ciudad. Indaga sobre los monumentos históricos artísticos de esa ciudad, sobre sus museos y basílicas. Toma nota de los estilos arquitectónicos. Examina sus calles comerciales, restaurantes y cafeterías principales. También examina la red de transportes y el diseño urbanístico. De ese modo crece en esa persona la necesidad de visitar esa ciudad y el interés por sus riquezas culturales. Provocando un mayor acercamiento de sujeto y objeto. Pensemos ahora en una persona B que nos habla de que piensa en verano viajar a un determinado país. No ve fotografías ni vídeos. No hace indagaciones de ningún género. Su necesidad e interés por ese país no adquiere desarrollo ni concreción. La necesidad y el interés por ese país se vuelve general y abstracto en esa persona B. Se produce un enorme distanciamiento y extrañamiento entre sujeto y objeto. Su necesidad e interés por esa ciudad se transforma en un puro acto nominativo donde el objeto se vuelve lejano e impreciso.

Hablemos ahora de las emociones. Hablemos de una persona X que tiene un buen nivel de pensamiento y es muy emotivo, pero tiene escaso desarrollo de la sensibilidad si lo comparamos con el desarrollo de su pensamiento. Está muy poco versado en la moda, en vestimenta y calzado, y también en las artes decorativas. De ahí que el concepto se le presente más como negación de la sensibilidad e ir más allá de la sensibilidad que como medio para volver a la percepción de forma enriquecida. Las palabras, el lenguaje conceptual, se convierten en un medio para cubrir el objeto, diría taparlo, y alejarse de él. No hay que olvidarse que los conceptos no dan ni proporcionan un objeto, esto solo lo hace la percepción. En la persona X, al predominar el desarrollo del pensamiento sobre la sensibilidad, el objeto se aleja del sujeto.

Así que una pequeña recomendación a los intelectuales: desarrollen más la sensibilidad, vinculen más las emociones a la sensibilidad, dótense en términos culturales de un alma más femenina, y retornen una y otra vez a la percepción. En suma: tomen a la sensibilidad como punto de partida y de llegada del conocimiento, y transformen el concepto en una etapa de transición. 

No quisiera despedirme sin transcribirle una cita de uno de los filósofos más grandes de la historia, que no es otro que Hegel, y que está  contenida en su obra Fenomenología del espíritu y es un canto a la superpoderosa sensibilidad: "El contenido concreto de la certeza sensible hace que esta se manifieste de un modo inmediato como el conocimiento más rico e incluso como un conocimiento de riqueza infinita a la que no es posible encontrar límite si vamos más allá en el espacio y el tiempo en que se despliega, como si tomásemos un fragmento de esta plenitud y penetrásemos en él mediante la división. Este conocimiento se manifiesta, además, como el más verdadero, pues aún no ha dejado a un lado nada del objeto, sino que lo tiene ante sí en toda su plenitud". Así que tomen nota de lo que nos aporta la sensibilidad: es el conocimiento más rico, es un conocimiento de riqueza infinita, es un conocimiento sin límites, nos provee del objeto o situación objetiva en toda su plenitud, y es el conocimiento más verdadero. Amo a Hegel.

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario