Hay personas que solo saben hablar a partir de los sentimientos o solo saben darles voz a los sentimientos. Creen que aman y que lo hacen de verdad, pero en realidad no es así. En su amor por el otro, en ocasiones y en muchas ocasiones, el otro en realidad no está presente en su autonomía e independencia. Porque amar solo es posible si reconocemos con claridad la autonomía e independencia del otro. Si solo pones sentimientos, al otro en verdad no lo ves, casi no sabes quién es y cómo es. En las personas que hablan solo con el sentimiento, el otro no es más que una sombra de sí mismos. Si la persona A habla con la persona B de la persona C, pero solo lo hace desde los sentimientos; la persona A y la persona B no pueden hablar de la persona C de manera objetiva. En este caso, al dominar los sentimientos sobre la conciencia, o al anular los sentimientos la función de la conciencia, el comportamiento de la persona A impide que la comunicación entre la persona A y la persona B sea eficaz y aporte los beneficios que aporta la verdadera comunicación, esto es, objetividad y veracidad.
Para que los sentimientos sean verdaderos
sentimientos, esto es, sean una fuerza para cambiar tu mundo inmediato,
necesitan de la conciencia. Solo por medio de la conciencia el objeto, el otro,
podemos percibirlo separado en independiente de nosotros mismos. Los
sentimientos sin conciencia son ciegos. Y en muchas ocasiones hacen más daño
que bien. No digo que los sentimientos, o metafóricamente el corazón, no sean
importantes. Los sentimientos te unen al otro. La conciencia necesita de los
sentimientos; porque si no, carecerían de fuerza y de raíces. Pero hoy quería
hablarles de los sentimientos sin conciencia: son nocivos.
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