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martes, 6 de agosto de 2013

El hombre crea también según las leyes de la belleza (2)

David Galán, miembro del CEKAM, no termina de comprender estas palabras de Marx:
 
“El animal forma únicamente según la necesidad y la medida de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir  según la medida de cualquier especie y sabe siempre imponer al objeto la medida que le es inherente; por ello el hombre crea también según las leyes de la belleza”.
En su obra Ciencia de la Lógica,  Hegel dice lo siguiente: “Todo lo que existe tiene una medida. Toda existencia posee una magnitud, y esta magnitud pertenece a la naturaleza del algo mismo; constituye su naturaleza determinada y su ser-dentro-de sí”.
Todo tiene una medida. Y cada parte de cada todo también tiene una medida. Hay proporción en la medida de las partes de un todo. No podemos pensar en el cuerpo de una hormiga con patas de guepardo. Sí podemos pensarlo, pero sabemos que algo así no puede existir. Tampoco puede existir un elefante con patas de león. Hay medida en todo y en cada parte del todo. Y hay proporción entre las partes del todo. La proporción puede ser concebida como una armonía elemental, forzando en este caso el concepto de armonía. Mejor quedaríamos si dijéramos: el concepto de armonía incluye el concepto de proporción y este a su vez el concepto de medida.
La belleza no es obra exclusiva  del hombre. La belleza se encuentra en la naturaleza y en las más diversas formas. Hay belleza en la forma y hay belleza en el color. Y también hay belleza en la medida y en la proporción, que es un desarrollo del concepto de medida. Cada especie crea según su medida. Un ave hace su nido de acuerdo al tamaño de su prole. Pero el hombre sabe hacer las cosas según las medidas de todas las especies. Hace cosas, como las catedrales góticas, donde las grandes medidas se hacen con enorme belleza. Esas  grandes medidas no puede decirse que sea la medida de la especie humana. Pero hemos dicho que el ser humano puede hacer las cosas con las medidas de todas las especies y, por lo tanto, con medidas que están más allá de su medida natural. Pensemos a este respecto, además de en las catedrales góticas,  en los trasatlánticos y en los rascacielos.
La medida existe en todo: en el vaso, en el tenedor, en la cuchara, en la mesa, en la toalla, en los zapatos,… Hay adecuación de la medida de todas estas cosas a las medidas de las distintas partes del ser humano. La medida se impone. Y en todos esos enseres está la belleza.  Donde hay medida hay belleza. Y la sensibilidad no es el requisito básico para percibir la belleza, porque en tal caso los animales podrían disfrutar de ella. El requisito básico es el concepto, y la medida es  objeto del concepto, como también lo es la forma. Pero todo lo que se hace objeto del concepto termina modificando la sensibilidad del ser humano. La sensibilidad se hace más conceptual. Y al hablar de la medida como una de las determinaciones primeras de la belleza estamos transformando nuestra sensibilidad por medio de ese concepto.
David Galán se dedica a la música. La música es arte. Y en la música el sonido es lo fundamental. Y la medida de las secuencias de sonidos es decisivo: pensemos en el compás y en el metrónomo. Según Hegel el sonido es la mejor objetivación del tiempo. Y el tiempo es la medida más universal y galáctica que existe, además incluye el ser y el no ser. Puede ser lo más grande y al tiempo lo más efímero, y huye de la modalidad del ser. Es puro devenir.
¡Ay, los conceptos!, como el de medida, está unido a tantas cosas, que concebirlo de forma separada es imposible. Si la medida está en todo y todo tiene una medida, la medida está unida a todo y a todas las partes de cada todo.
 
 

2 comentarios:

  1. Gracias Paco, por este escrito. Me has ayudado, como en tantas otras cosas, a entender mejor la cita de Marx, en particular la parte que dice "el hombre sabe producir según la medida de cualquier especie" Lo entendí mucho mejor con los ejemplos que aportas. Gracias de nuevo, por tu impagable dedicación.

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  2. Sus dos últimas reflexiones me hacen recordar a Protágoras --el hombre como medida de todas las cosas--. El hombre no solo se adapta a la naturaleza. La transforma y crea su propia humanidad, se crea como ser humano. Mide las cosas, las adapta a su medida, transformándolas y transformándose a sí mismo, creando su proia humanidad. Y gracias a su imaginación y a la técnica, rebasa sus medidas naturales, se adentra en lo infinitamente grande y en lo infinitamente pequeño. Hasta hoy, dominándolo. Pero no debe olvidar sus limitaciones. En otro caso, su desmesura desatará fuerzas que pueden acabar con la especie. La hybris recibirá su justo castigo.

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