En su obra La
esencia de la religión, Feuerbach formula la siguiente idea: “La unidad es
estéril: solo es fecundo el dualismo, la oposición, la diferencia…Como el
espíritu, la agudeza, la sutileza y el buen juicio solo se pueden desarrollar
en el conflicto, …”.
En todos los ámbitos de la vida hay líderes. Son
personas que están más avanzadas que los otros, que tienen una personalidad más
fuerte y que no temen los cambios. Pero hay líderes que no permiten que quienes
les rodean crezcan espiritualmente, prefieren estar rodeados de personas
dóciles y débiles, y son felices cuando
predomina la absoluta unidad. Las voces discordantes no las aceptan. Estos son
los malos líderes, los que tienen un carácter mesiánico, los que terminan
rodeados de aduladores y de personas carentes de la más mínima capacidad para
pensar por sí solos.
El buen líder es quien lucha para quienes les rodean
crezcan espiritualmente, sean fuertes y admiren y celebren los cambios. Pero para
esto es necesario vivir en el conflicto, en la oposición y en la diferencia.
Rehuir los conflictos no solo da como resultado personas de carácter débil,
sino lo que es peor: impide que el mundo cambie. Y el mundo siempre ha de
cambiar. Dios descansó al séptimo día y contempló su creación, pero esta
representación de la creación del mundo es falsa: el mundo supuesto que creó
Dios no ha cesado de cambiar, luego Dios no ha debido descansar nunca si es
cierto que el mundo es una creación suya. Pero los cambios no caen del cielo, los
procuran las personas luchando. Y solo cambiando el mundo, también cambian las
personas, y así se enriquecen y se fortalecen.
Así que tiene razón Feuerbach: si quieres
desarrollar la agudeza, la sutileza y el buen juicio, participa de los
conflictos del mundo. No te quedes atrás, no te apartes, no te escondas.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar