La religión tiene tres dimensiones: la teológica,
donde se trata de demostrar la existencia y la necesidad de los dioses; la
ética, donde se trata de los principios y valores para llevar una vida
espiritual que procure el bien social; y la sociológica, donde los religiosos
convertidos en poder institucional quieren transformar el mundo en conformidad
con su concepción del mundo. El ateísmo tiene también esas tres dimensiones: en
el ámbito de la teología trata de demostrar la necesidad de la existencia de
dios y lo presenta como una creación fantástica del ser humano; en el ámbito de
la ética comparte algunos principios y valores idénticos a la religión puesto
que también busca el bien social; y en el ámbito sociológico también busca transformar
el mundo pero de acuerdo con su concepción atea. Yo creo que el mundo sería
mejor si el ateísmo entendido en su sentido profundo desempeñara en el sistema
de enseñanza el mismo papel que desempeña la religión. Cuando hablo de ateísmo
no hablo del ateísmo proveniente de las ciencias naturales, sino del proveniente
de la filosofía, donde podemos destacar figuras tan trascendentales como
Feuerbach, Nietzsche y Marx.
El terrorismo es terrorismo, independientemente del
ropaje con el que se vista e independientemente de las circunstancias históricas
que lo hagan brotar. Explicación sí tiene, lo que no tiene es justificación.
Tampoco es correcto decir que el terrorismo islamista no tiene nada que ver con
la religión, que el islam no manda a asesinar, que el islam busca el amor y la
paz entre los hombres. Este punto de vista es un error. El Manifiesto Comunista nos enseñó que existen distintas clases de
socialismo: burgués, reaccionario, feudal,… No podemos hacer como hacen los
puristas cuando afirmaban que en la URSS no había socialismo. Se equivocaban,
en la URSS si había socialismo, pero un socialismo semifeudal, reaccionario y
burocrático. Los adjetivos negativos, como por ejemplo el adjetivo fascista
aplicado al socialismo de la URSS, no niegan ni anulan el sustantivo. Así que el
islamismo terrorista no niega el islamismo. Los terroristas que actuaron en Las
Ramblas de Barcelona eran islamistas, eran jóvenes que habían abrazado en su
corazón y en su mente la religión musulmana. De una manera equivocada, tal vez;
pero no por ello dejaban de ser islamistas. La religión en manos de esos
jóvenes, o en la cabeza de esos jóvenes, no era una simple máscara, sino una
ideología extremista y perversa.
La religión, en tanto ideología, se alimenta de la
realidad, mientras que los planteamientos teológicos, las preguntas acerca de
la existencia y el modo de existencia de Alá o de Dios, no tienen ninguna
importancia en la ideología religiosa de masas. Los terroristas de las Ramblas
creían en Alá y creían en un Alá vinculado al Estado Islámico y a sus
intereses. La religión, cualquier religión actual, se alimenta continuamente de
la realidad actual y se conserva gracias a esa relación. De ahí que los líderes
religiosos, sean cristianos o musulmanes, intervengan en todos los asuntos
mundanos: en el trabajo, en la familia, en los valores, en los derechos y
libertades de las mujeres, en la vestimenta, y en la guerra y en la paz.
Quieren estar en todo y en todo quieren imponer su credo. Y para equilibrar el
poder y protagonismo que la religión está adquiriendo por medio del terrorismo
islamista, se hace necesario un fuerte desarrollo no de la ideología
aconfesional sino del ateísmo, entendido como una ideología que lucha contra la
enajenación religiosa del hombre.
Hay que tener cuidado con ir hacia atrás. Desde el
siglo XIX la ideología dominante ha sido
la economía política. Solo en las épocas feudales la religión es la ideología
dominante. Y no podemos permitir que en la Unión Europea la lucha contra el
terrorismo islámico se convierta en un fortalecimiento de la religión y ocupe
en la vida social un papel que no debe ocupar. Todavía vivimos en la época de
los Estados nacionales. Recién estamos entrenando las regiones económicas: la
unión económica, política y cultural de varios Estados nacionales. Esta es la
época en la que vivimos. Es una manifestación más de la globalización. No
existen Estados cristianos y Estados musulmanes. Solo el ISIS, y que está a
punto de pasar a la historia como un dramático recuerdo, es el que ha
pretendido crear una Estado islámico, un Estado definido en términos
religiosos. El conflicto entre la religión cristiana y la religión musulmana no
existe. Todo lo contrario: se benefician, se apoyan y se fortalecen mutuamente
en la pretensión de hacer un mundo cada vez más religioso. Es cierto que en
ciertos países árabes, con débil o desestructurado desarrollo económico, la
religión se ha convertido en una parte sustancial de la ideología dominante,
pero como medio para lograr la unidad y la defensa frente al imperialismo
occidental, sobre todo en el ámbito cultural y en el ámbito de los valores
éticos. Desde que en los países árabes el desarrollo económico capitalista se
fortalezca, la religión dejará de ser parte sustancial de la ideología
dominante y lo será por completo la economía política.
Fue la revolución burguesa quien liberó al ser
humano de la religión, pero mediante un rodeo y no directamente, declarando al
Estado ateo. El Estado ateo, el Estado aconfesional, no acaba con la religión,
sencillamente la circunscribe en el ámbito privado. Y es en este ámbito privado
donde la religión ha adquirido, ponemos de ejemplo a EEUU, un notable
desarrollo. De ahí que el ser humano no se haya liberado de la religión. Dios o
Alá no es más que la imagen de un hombre todopoderoso creado por el propio
hombre. Y ese hombre creado por la fantasía humana se presenta como si
estuviera dotado de vida propia y dictara a los hombres y mujeres lo que deben
hacer, e incluso en la religión islamista cómo deben vestir. Lo que defiende el
ateísmo es que eso que los religiosos dicen que dice Dios no es más que lo que
dicen los propios hombres religiosos. Creer en Dios, en un ser todopoderoso que
existe en un mundo que no es de este mundo y cuya existencia no puede
demostrarse, es una de las formas de enajenación de masas más profundas y
arraigadas que existen. Y el ateísmo solo lucha por los valores que desengañen
al hombre de sí mismo en tanto hombre religioso. En palabras de Marx: “La
crítica de la religión desengaña al hombre para que piense, para que actúe y
organice su realidad como un hombre desengañado y que ha entrado en razón, para
que gire en torno a sí mismo y a su sol real. La religión es solamente el sol
ilusorio que gira en torno al hombre mientras éste no gira en torno a sí mismo”.
O sea que, según lo acá expresado, si los ateos del régimen comunista asesinaban, no vale decir que "el ateísmo no los mandaba a asesinar", sino que habrá que concluir que su conducta asesina era necesaria al ateísmo que preconizaban. Lo siento, pero el argumento no es válido. Ni ser creyente ni ser ateo hacen a una persona necesariamente terrorista: la diferencia está en tener o no empatía y sentido de la dignidad humana.
ResponderEliminarO sea que, según lo acá expresado, si los ateos del régimen comunista asesinaban, no vale decir que "el ateísmo no los mandaba a asesinar", sino que habrá que concluir que su conducta asesina era necesaria al ateísmo que preconizaban. Lo siento, pero el argumento no es válido. Ni ser creyente ni ser ateo hacen a una persona necesariamente terrorista: la diferencia está en tener o no empatía y sentido de la dignidad humana.
ResponderEliminarEn las luchas por el cambio social en Latinoamérica, por ejemplo, han participado activamente grupos de creyentes. En Centroamerica, fueron ejemplares las Comunidades Eclesiales de Base, que comenzaron a trabajar en ese sentido incluso antes que los marxistas. Los demócrata cristianos en El Salvador fueron la parte beligerante en la lucha social, no los miembros del Partido Comunista.
ResponderEliminarNo veo entonces cual es la necesidad de volverse ateo para tener conciencia social y actuar al respecto.