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viernes, 16 de julio de 2021

Borja Vilaseca: la injusticia no existe y nunca ha existido

 

Dice Borja Vilaseca que desde los 25 años se dedica profesionalmente a democratizar la sabiduría con el fin de despertar la consciencia de la sociedad. Y lo hace por medio de libros, cursos, conferencias y proyectos educativos relacionados con el autoconocimiento, el desarrollo espiritual y la reinversión personal.

Así que les transcribo una de sus democratizadores discursos publicado en su blog el 9 de abril bajo el sobretítulo “la injusticia no existe”: “Estoy a punto de soltarte una bomba. Te advierto de que existe un 99,9 % de posibilidades de que te perturbes a ti mismo y me mandes a la mierda. ¿Preparado? No existe la injusticia. De hecho, nunca ha existido. Dado que nadie nunca te ha explicado que todo es perfecto y que la realidad es neutra, sigues creyendo que aquellas cosas que no comprendes y te causan sufrimiento son injustas. Consideras injusto que haya tantas desigualdades entre los ricos y los pobres. Que el sistema económico esté destruyendo la naturaleza. O que haya gente que se ha quedado en la calle por no poder pagar su hipoteca. Y a menor escala, también ves injusto que te paguen tan poco por lo mucho que trabajas y que tu suegra sea más maja con tu cuñado, cuando tú te lo curras con ella mucho más que él. ¡Madura de una vez! El estado actual del mundo es un fiel reflejo de la tremenda enfermedad espiritual que padece la humanidad. Y esto no es bueno ni es malo; más bien es necesario. Toda situación, por confusa o adversa que sea, tiene un propósito de aprendizaje. Pero ¿para qué?, te estarás preguntando. Pues para que llegue un momento en que nos hartemos de tanta lucha y sufrimiento, creciendo colectivamente en comprensión para organizarnos social y económicamente de un modo que cree armonía y nos beneficie realmente a todos. Los cambios de verdad no suceden por bondad, sino por necesidad”.

Resulta asombroso que en tan pocas líneas se puedan decir tantas sandeces. Borja Vilaseca, aunque creo que no es consciente, ha elaborado un discurso extremadamente reaccionario. En todo ese discurso no hay pruebas ni deducciones que avalen sus afirmaciones. A mi juicio vive fuera del mundo o enajenado del mundo. Muchos de estos supuestos especialistas en autoconocimiento tienen una escasa o nula formación filosófica y todas sus prédicas tiene un solo fundamento: encontrar en uno mismo, como si fuéramos átomos o islas en total régimen de autonomía, la respuesta a todo, incluido los sufrimientos. Participa de un pensamiento antiguo donde en un lado está el individuo, que lo sitúa como centro, y en otro lado se encuentra la sociedad, que la sitúa en la periferia. No sabe que todas las personas tienen un lado individual y un lado social, y que es el desarrollo del lado social quien permite a la persona el desarrollo de su lado individual. Yo de entrada, ya que este hombre piensa que la injusticia no existe, aconsejaría a todas las personas que van a sus conferencias o asisten a sus clases online que no le paguen nada por su servicio. A lo mejor así sabrá en carne propia qué es la injusticia.

¿La injusticia no existe?

Si como dice Borja Vilaseca la injusticia no existe, tampoco existirá la justicia. Pero resulta que la justicia sí existe: existen los tribunales de justicia, existen los abogados defensores y los fiscales acusadores, y existen las cárceles para cuando los presuntos inocentes reciban una sentencia condenatoria con privación de libertad. En todos los países del mundo, con mayores o menores defectos, existe el Estado de derecho. Y llegados a este punto debemos suponer que todas las naciones del mundo están equivocadas cuando emplean la justicia para enmendar las injusticias y que Borja Vilaseca con su exquisita sabiduría es el único que tiene razón. Pero resulta que Borja Vilaseca no solo afirma que la injusticia no existe, sino que nunca ha existido. Y de ese modo, con esas afirmaciones que buscan impresionar e inquietar, Vilaseca, con una sola frase, manda a los carriles de la sinrazón a todas aquellas personas que desde los Siete Sabios en Grecia crearon los pilares del Estado y sus necesarias leyes para lograr la convivencia entre los ciudadanos y evitar que se cometan arbitrariedades e injusticias.

¿Todo es perfecto y la realidad es neutral?

A continuación, Borja Vilaseca nos obsequia con un juicio de una categoría filosófica que dejará por su “profunda sapiencia” asombrado a todos los lectores, juicio con el que trata de fundamentar por qué no hay injusticias: “Dado que nadie nunca te ha explicado que todo es perfecto y que la realidad es neutra, sigues creyendo que aquellas cosas que no comprendes y te causan sufrimiento son injustas”. No sé de dónde viene este hombre. ¿Qué significa que todo es perfecto? ¿A qué viene aquí el uso de la categoría “perfecto”? Incluso, si le diéramos carta de ciudadanía a la expresión “todo es perfecto”, por simple dialéctica, pero también por experiencia, deberíamos afirmar que muchas cosas son imperfectas. Más bien deberíamos decir que en todas las cosas, procesos y funciones encontramos imperfecciones. Además, la afirmación de que todo es perfecto tiene un aroma de juicio absoluto que solo podríamos encontrar en la física de Newton. Con toda franqueza: este hombre no sabe lo que dice.

También nos dice que “la realidad es neutra”.  Borja Vilaseca debe ser que se educó en la vieja metafísica de principio de la Edad Media, donde se ponía a la realidad en un lado y las personas en otro lado. El señor Vilaseca piensa, primero, que las personas no forman parte de la realidad, segundo, que la realidad no es resultado de las acciones de las personas, y tercero, que determinadas realidades no determinan el tipo de personas y sus destinos. ¿Cómo explicar entonces que tantos emigrantes africanos se jueguen la vida atravesando el Atlántico para llegar a la rica Europa? Solo en la ruta atlántica que une las costas de África Occidental con las Islas Canarias murieron 849 emigrantes durante el año 2020. ¿Cómo puede decirse, solo atendiendo a estos dramáticos e inhumanos datos, que la realidad es neutra? La realidad, como entre otras cosas está conformada por personas con intereses distintos, siempre ha estado determinada por las luchas sociales. La propia existencia del Estado, con su ejército, su policía y sus cárceles, es la objetivación de las luchas de clases que han determinado el devenir de la historia desde las sociedades esclavistas hasta la actualidad. Otra cosa es que el lector asuma el pensamiento reaccionario del señor Vilaseca y afirme con él que estos 849 africanos y africanas muertos fueron necesarios y que forman parte del concepto de que todo es perfecto.

¿Toda situación tiene un propósito de aprendizaje?

Pero ahí no queda la sapiencia de Borja Vilaseca, añade otro juicio de enorme trascendencia para el crecimiento espiritual: “Toda situación, por confusa o adversa que sea, tiene un propósito de aprendizaje”. A partir de ahora eso es lo que le diremos a las madres que han perdido a sus bebes y hermanos cuando huyen del hambre de África y buscan la salvación en la rica Europa: no es importante que hayan muerto tus bebes y tus hermanos y amigos en circunstancias duramente trágicas, nada de eso deberían afligirles ni entristecerles, dejen ya de sufrir y de perder el tiempo con tanto lamento, lo importante es que esa situación adversa que han vivido ha tenido un propósito de aprendizaje. Así que a seguir aprendiendo con la pobreza, con las guerras y con las duras muertes atravesando el Atlántico.

¿No son injustas las desigualdades?

Las ideas de Borja Vilaseca llegan a su extremo más reaccionario cuando le espeta con tono recriminatorio al incauto lector la siguiente serie de necedades: “Consideras injusto que haya tantas desigualdades entre los ricos y los pobres. Que el sistema económico esté destruyendo la naturaleza. O que haya gente que se ha quedado en la calle por no poder pagar su hipoteca”. Son muy hirientes estas afirmaciones. Borja Vilaseca carece de la más mínima formación económica, ignora los más elementales principios de sociología y psicología, y su cultura política es de las más bajas que uno pueda suponer en el mundo de hoy. ¿Cómo puede mantenerse que uno de los principales males del mundo no esté en el injusto reparto de la riqueza? ¿Cómo puede hablarse de que la pobreza extrema que mata a diario a miles de niños pertenece a lo que Borja presenta como “todo es perfecto” y la “realidad es neutra”? ¿Cómo puede considerarse como un hecho necesario el desahucio de tantas familias que han trabajo duro a lo largo de toda su vida y se ven de pronto sin un techo donde cobijarse? Esto solo puede concebirse por una persona extremadamente reaccionaria y cruel.

Espíritu y mundo

Por último, Borja Vilaseca se luce con este final: “El estado actual del mundo es un fiel reflejo de la tremenda enfermedad espiritual que padece la humanidad. Y esto no es bueno ni es malo; más bien es necesario. Toda situación, por confusa o adversa que sea, tiene un propósito de aprendizaje. Pero ¿para qué?, te estarás preguntando. Pues para que llegue un momento en que nos hartemos de tanta lucha y sufrimiento, creciendo colectivamente en comprensión para organizarnos social y económicamente de un modo que cree armonía y nos beneficie realmente a todos”.

Como buen idealista presenta los contrarios al revés: en vez de afirmar que el estado del mundo actual, salpicado de mil hechos antihumanos, provoca profundas enfermedades espirituales en millones de personas que arrastran penosamente su vida por toda la faz de la Tierra, afirma que es la enfermedad espiritual de las personas la que provoca el estado inhumano del mundo.  Añadiendo que si tomáramos conciencia de que la realidad es neutra, asumiendo que no hay injusticia en la desigualdad entre ricos y pobres y en los desahucios, y comprendiendo que toda situación adversa tiene un propósito de aprendizaje, llegará el momento en que -presten mucha atención a estos disparates- nos hartaremos de tanta lucha y sufrimiento, obligándonos organizarnos socialmente para crear una armonía que nos beneficie a todos. ¿De dónde ha salido este hombre? El señor Vilaseca no ve que la realidad dice otra cosa que lo que le dice su “desarrollado” yo interior: en todas las naciones del mundo, en algunos de forma muy cruenta y en otras de forma moderada, no cesan las luchas sociales y los sufrimientos. Sin embargo, Borja Vilaseca, dándole la espalda a la realidad, nos propone que nos organicemos socialmente para buscar la armonía entre los ricos y los pobres, entre los delincuentes y las personas de bien, entre los desahuciadores y desahuciados, entre los capitalistas que buscan aumentar sin freno sus ganancias y los trabajadores que luchan por incrementar de forma digna sus salarios, y entre la paz y la guerra. Borja Vilaseca, de forma notablemente inconsciente, es un idealista reaccionario que en vez de promover el desarrollo armónico del lado individual y del lado social de las personas, promociona el desarrollo del lado individual de las personas minusvalorando y atrofiando el desarrollo de su lado social. Lamentables las ideas de este supuesto especialista en autoconocimiento, desarrollo espiritual y reinversión personal. Toda una estafa.

Tú y los otros

La filosofía de la vida de Vilaseca, como la de una buena parte de los profetas del autoconocimiento, es la siguiente: lo malo o bueno que te pase a ti es responsabilidad exclusiva tuya, y en lo malo o bueno que le pase al otro tú no tienes responsabilidad alguna. Aunque Vilaseca lo ignore, su concepción de la vida es expresión del liberalismo ideológico más reaccionario, cuyo lema estriba en ensalzar el individualismo hasta un extremo irracional. Pero el individualismo no consiste en que uno solo se preocupe de sí mismo y deja al otro a su suerte, sino en utilizar los frutos sociales, la sustancia social con lo que cada generación se encuentra cuando nace, en beneficio propio. Pues casi el 98 por ciento de la vida material y espiritual de Vilaseca es un producto social. Prácticamente nada de lo que hay en su vivienda, los medios de transporte y medios de comunicación con los que desenvuelve su vida, y el lenguaje que emplea es una creación suya. Todo es, en parte, una herencia de las generaciones anteriores, y en parte, un fruto de la enorme división del trabajo que hace posible la pletórica y diversa vida en la Tierra.

 

 

 

  

 

2 comentarios:

  1. Si la realidad es neutra y todo da igual, ¿a qué viene esa aspiración mágica a "que llegue un momento en que nos hartemos de tanta lucha y sufrimiento, creciendo colectivamente en comprensión para organizarnos social y económicamente de un modo que cree armonía y nos beneficie realmente a todos"?

    Magia potagia.

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  2. Señor Umpierrez, me preocupa que Ud. se haya tomado el trabajo de comentar este artículo tan ridículo. Ese mente seca no lo merece.

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