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sábado, 4 de junio de 2011

Crítica materialista a la fenomenología de la certeza sensible de Hegel

Autor de referencia: Feuerbach

Texto de referencia: Principio de la filosofía del futuro



Para comprender mejor esta reflexión recomiendo al lector que estudie previamente un trabajo mío titulado “Lógica dialéctica de la certeza sensible”, que podrá encontrar en este mismo blog bajo la etiqueta “Filosofía hegeliana”.




El esto como objeto de la realidad y el esto como objeto del pensamiento abstracto



Afirma Feuerbach que Hegel no ha rebasado la contradicción entre el ser y el pensar, añadiendo que el ser con el que comienza la fenomenología es el mismo ser con el que empieza la lógica. 



Este ser, el ser del que habla Hegel, está en total contradicción con el ser real. Cuando hablamos del ser y nos comportamos como materialistas, señalamos todo lo que percibimos y todo lo que usamos. No vemos nada de extraño en el ser y no nos resulta incomprensible el significado de la palabra “ser”.  Pero el ser con el que Hegel empieza su ciencia de la lógica es el ser puro, el ser carente de determinación, el ser donde no podemos hallar nada que podamos percibir o pensar. Hegel empieza con un ser que nada tiene que ver con los seres reales; es más, es la negación de los seres reales.



Lo mismo sucede en la Fenomenología. Todo el mundo hace uso del pronombre demostrativo “esto”. El pronombre demostrativo, dice Rafael Seco en su Manual de Gramática Española, indica un objeto marcando la relación de distancia que guarda respecto a las personas gramaticales. Incluso los niños desde muy pequeños empiezan a hacer uso del “esto”, se presenta como una petición y tiene un carácter deíctico. Por “esto” entendemos todo lo que nos rodea y todo lo que usamos cuando estamos presentes y los percibimos. Y los niños lo señalan alargando la mano y lo quieren.  Pero “el esto” del que habla Hegel es un “esto” que ha perdido su carácter deíctico, esto es, ha perdido la fase en que los seres humanos aprenden a usar el lenguaje, ha perdido el dedo que señala o la mano que quiere alcanzar el objeto, ha perdido también el auxilio de la percepción, es un “esto” ciego.



En este sentido dice Feuerbach “qué poderosa es la diferencia entre el “esto” en cuanto objeto del pensar abstracto del “esto” en cuanto objeto de la realidad”. El “esto”, por ejemplo, estas dos chuletas de cerdo, es objeto de compra y de venta, es  objeto del trabajo del carnicero, es objeto del consumo, también es objeto de  la percepción sensible, y también objeto del pensar abstracto. Pero como objeto del pensar abstracto hegeliano, las dos chuletas de cerdo se diluyen en el “puro esto”, es más el “esto” se presenta como una simplicidad mediada, esto es, como la negación de su ser otro, como la negación de las dos chuletas de cerdo.



Hay que ir más allá de la palabra



Dice Feuerbach: “Al comienzo de la fenomenología nos encontramos únicamente con la contradicción entre la palabra, que es general, y la cosa, que siempre es particular. Y el pensamiento que solamente reposa sobre la palabra no rebasa esta contradicción”.



Esta es la tendencia dominante entre los filósofos idealistas, también entre los semiólogos, no ir más allá de la palabra. Y en caso de que vayan más allá de la palabra, como es el caso de Peirce, sólo ven signos. Pero como bien advierte Feuerbach: “así como la palabra no es la cosa, así tampoco el ser enunciado o pensado es el ser real”.



Afirma Feuerbach, como todo radical materialista, que la pregunta por el ser es una pregunta práctica, una pregunta en la que está comprometido nuestro ser, una pregunta de vida o muerte. Lo que sucede es que muchos filósofos y semiólogos se plantean el problema del ser y las preguntas por el ser desde la esfera de la teoría y de la lógica. Pero como bien señala Feuerbach, si nos atenemos bien a la legitimidad de nuestro ser, no dejaremos que nos sea arrebatado por la lógica –yo añado tampoco por la semiótica-.



Seamos profundos materialistas, seamos radicales materialistas, y afirmemos con Feuerbach que sólo allí donde terminan las palabras comienza la vida, sólo allí – esto es, sólo en la práctica- se revela el misterio del ser. El ser se vuelve misterioso cuando los filósofos y los semiólogos lo transforman en un problema lógico y sígnico, cuando dejan de verlo como un problema eminentemente práctico. Hoy día ¿qué es lo que más atenta contra el ser humano?: la guerra y el hambre.  Ese es el problema más importante del ser, la negación del ser, la muerte del ser, y este problema es un problema eminentemente práctico.



Y termina Feuerbach esta acometida contra Hegel y todos los idealistas con una frase que los materialistas debemos acoger y defender: “la existencia, aun siendo indecible, tiene para sí misma sentido y razón”.



03 de junio de 2011.














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