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domingo, 5 de junio de 2011

Ser y palabra

Reproduzco en principio el planteamiento de Hernán Biscayart:


-La pregunta: "¿qué es lo que más atenta contra el ser humano?" que se hace Francisco en su blog podría tener alguna otra respuesta. Por empezar, hablar del "ser humano" parece una idealización. Si uno se define como "materialista radical", hay solamente cuerpos. A los cuerpos los afecta en distinto modo la guerra o el hambre (muchos tienen la fortuna de no experimentarlos jamás), pero seguramente a todos los afecta la enfermedad en algún momento de su vida.
Y si hablamos de lo que no es meramente material, existe algo que también es humano y que a todos nos toca en algún momento, como el dolor psíquico por la pérdida de un ser querido o cualquier otra experiencia de sufrimiento que no necesariamente es la que surge de haber padecido una guerra.-

¿Es el ser humano una idealización?

El ser humano en general no existe, sólo existen seres humanos en particular. Al igual que no existe el argentino en general sino el argentino en particular. La existencia sólo se da en lo particular. Pero esto no quita que no podamos hablar de la especie humana y en tal caso hablamos de los seres humanos. Porque hay afirmaciones que se pueden hacer sobre determinadas épocas históricas, sobre el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo, o sobre naciones históricamente determinadas, Francia de 1789, Rusia de 1917, etcétera. Pero también podemos hablar de los seres humanos a lo largo de la historia y con ello no incurrimos en ninguna clase de idealismo. Y si hablamos de semiosis hablamos del ser humano en tanto productor de signos. Podemos hablar de épocas determinadas, pero también podemos hacer afirmaciones generales.

La contradicción entre ser y palabra se planteaba en los siguientes términos: los materialistas no debemos permitir que el ser sea arrebato por la lógica ni por la semiótica, las preguntas sobre el ser son preguntas eminentemente prácticas. Y en este sentido preguntaba: ¿cuál es el mayor atentado que sufre el ser humano? Sin duda que son la guerra y el hambre. Hernán plantea el sufrimiento psíquico como algo aparte de la guerra y el hambre, pero eso es un error. El mayor daño psíquico, que sufren poblaciones enteras y no casos aislados y durante decenas y decenas de año, lo provoca la guerra y el hambre.

Si uno se define como materialista radical, al menos para los marxistas, no sólo hay cuerpos, hay cuerpos con conciencia, con psicología, con sentimientos, con representaciones y con voluntad. Pero la clave aquí es la siguiente: ¿Qué tiene que ver todo esto con la semiótica? Pues cuestionar el postulado de Peirce según el cual todo es signo. Se trata de que más allá de la palabra está el ser, y no cubierto de signo o transparentado gracias al signo. Y cuando nos enfrentamos al ser no nos enfrentamos con signos, no se trata de procesos semióticos, no se trata de producir significados, se trata de transformar el ser, esto es, evitar la guerra y el hambre. Se trata de poner los signos al servicio del ser. Y puede en este sentido hablarse de una Semiótica de la guerra y del hambre. (Les aconsejo que vean una película titulada “Amenazados” y valoren la notable importancia del ser y de los signos y comprueben que aspecto gravita sobre el otro). Se trata para mí que los signos no oscurezcan al ser ni le quitan el estatuto que debe tener no tanto en la teoría como en la práctica, no tanto en la mente del semiólogo como en la vida.

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