Escenario. 14
de julio de 2002.
Estimado Luis
Herrero:
No cabe duda de que estás asqueado del mundo en su
totalidad. Estás asqueado hasta de nosotros mismos, que te leemos y te
escuchamos en silencio y en soledad. Pero en realidad no nos entregas tu asco
sino tu bella prosa. En tu prosa están tus sentimientos de asco ante este
mundo, pero también están tu trabajado arte y tu profundo saber. Gracias por
esa transfiguración del dolor en arte.
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