Escenarios. 15
de julio de 2002.
Voy a referirme a una idea que Jorge Venturini
vertió en su mensaje de correspondencia a Luis Herrero, cuando afirmó que al
mirar en su interior encontraba mierda. Un espíritu artístico como el de Jorge
Venturini no debería haber empleado la palabra “mierda”. Ya que ama y estima
tanto a Nietzsche, reconocerá conmigo que debió haber dicho “fango” y “oscuridad”
en vez de “mierda”. “Fango” y “oscuridad” son palabras propias de un espíritu
elevado y de alto valor estético, mientras que la palabra “mierda” es más
propia de un espíritu marginal y carece de valor estético.
Sigamos. Si en el interior de Jorge Venturini
encontramos fango y oscuridad, será porque en su vida exterior habrá vivido en
el fango y en la oscuridad. Pero él solo ve la mierda que hay en ese fango y
oscuridad, mientras que yo veo a un hombre, Jorge Venturini, que sabe moverse
en ese ámbito de la vida y sale entero de esa experiencia. En el mundo no solo hay jardines y luz,
también hay fango y oscuridad, y para un filósofo es obligatorio conocer esta
parte del mundo. Hay que sentirse orgulloso de conocer el fango y la oscuridad
y saber moverse en ellos con dignidad.
No debemos permitir que la doble conciencia, la
conciencia expiatoria, que es la que entra en acción cuando miramos dentro de
nosotros mismos, nos ponga por debajo de la altura moral en la que estábamos en nuestras experiencias
pasadas. Es un error medir con la conciencia de ahora nuestras acciones
pasadas.
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