Mensaje a
Semioticians. 20 de junio de 2002.
Primero una cuestión metodológica: alguien lanza una
idea y yo la tomo y la encadeno al curso de mis propias ideas. Al hacerlo así
modifico probablemente la intención o propósito inicial de quien lanzó la idea.
-El punto de partida fue que el signo y el objeto
del signo constituían una unidad. No estoy de acuerdo con esta tesis si no se
dice qué clase de unidad hay entre el signo y el objeto del signo: no sabemos
si es una unidad externa o una unidad interna. Yo afirmo que en este caso nos
encontramos ante una unidad externa. Pregunto ahora: ¿el objeto del signo debe
sufrir alguna modificación para unirse internamente al signo? Y Susana
respondió: el objeto del signo tiene que adquirir la forma de significante para
entrar en la cadena sígnica. No estoy de acuerdo con esta idea. El objeto del
signo debe considerarse en principio que es un objeto fuera de la conciencia;
en términos filosóficos: trascendente a la conciencia. ¿Cómo puede
transformarse el objeto del signo en algo inmanente a la conciencia? Y
respondo: como contenido de la percepción y de la representación. Solo así,
como contenido percibido o contenido representado, el objeto del signo modifica
su forma de existencia y puede unirse internamente al signo.
-Hablemos del significante. ¿Cuándo existe el
significante como tal significante? Cuando un complejo fónico determinado está
animado de sentido por un hablante y reclama actos perceptivos y
representativos que den cumplimiento a la intención significativa. Adelanto que
el concepto de objeto tiene más extensión que el concepto de signo. De manera
que podemos considerar a los signos como una clase especial de objetos.
-Sentada esta premisa, pregunto: ¿Los objetos del
mundo solo existen para la conciencia en forma sígnica? Dicho de otro modo: aun
aceptando que todos los objetos del mundo pudieran estar afectados por una
función sígnica, ¿todos los objetos del mundo se reducirían a su existencia
sígnica? Y respondo: no, los objetos del mundo también existen en la
conciencia en forma de imágenes sensibles. Me dirán entonces que el signo también
es una imagen sensible. Y respondo: es cierto, es una clase especial de imagen
sensible. Habrá que distinguir entonces dentro del conjunto de las imágenes
sensibles un subconjunto: las formas sígnicas.
-Pero el hombre no solo es conciencia sino
muchísimas cosas más, aunque sea cierto que el lenguaje participa en todas las
actividades del hombre. De manera que cabe formular la siguiente pregunta:
¿bajo cuántas formas existen los objetos para el ser humano? Bajo muchas
formas. Así liquidamos el imperialismo semiótico. Yo destaco su forma antropológica:
la de valor de uso. Así unimos de forma práctica el ser humano con los objetos.
-También dice Susana: “los objetos del mundo atraen
hacia sí a la actividad perceptiva, la cual, a su vez, implica una conexión
sígnica que pone en acción un interpretante”. Creo que esta tesis esta afectada de una filosofía que concibe las relaciones entre el sujeto y el objeto de
forma contemplativa. El sujeto, el ser humano, modifica al objeto mediante un
instrumento de trabajo y le da una forma que se adapte a sus necesidades. Y en
este proceso práctico de la transformación de la naturaleza participa la
percepción. ¿Cuándo veo yo el momento de surgimiento de las formas sígnicas? En
palabras de Marx: en los apremios del intercambio. Yo añado: en los apremios de
la colaboración en el trabajo. La dimensión sígnica la veo desde el principio
determinada socialmente, no como un acto individual. Las llamadas de alarma del
mono cercopiteco destacan la determinación social en el surgimiento de las
formas sígnicas.
-Me acordé de Pavlov: del perro, de la carne y del
gong de la campana. No dudo que la carne tenga valores sígnicos, pero su papel
en esa relación es la de objeto de consumo, más en tanto experimento
fisiológico la carne se presenta como el estímulo directo que provoca la
segregación salivar. Mientras que el
gong de la campana es puro signo. Por lo tanto, habrá que distinguir los
objetos que tienen valores sígnicos de los objetos que
son signos en exclusividad.
-Si un concepto, como puede ser el de signo, se
aplica a todas las cosas, se obtiene unidad, pero unidad absoluta. Hay unidad
entre el signo y el objeto del signo, pero también hay diferencia e independencia,
y esto es así porque el objeto del signo es más que su valor sígnico.
(Este mensaje ha sufrido modificaciones)
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