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jueves, 20 de junio de 2002

El fisicalismo

Todas las personas que estén familiarizados con la filosofía moderna sabrán que sus representantes más destacados llaman objetos físicos a los objetos del mundo exterior. Pero no sólo los filósofos, también los lingüistas y los semiólogos denominan objetos físicos a los objetos del mundo exterior. ¿Por qué razón? Porque la física es la ciencia más fiable y objetiva, la que mayor crédito tiene entre los científicos. Parece que al denominar objeto físico a un objeto exterior se está poniendo un pilar seguro sobre el que no cabe dudar. Reflexionemos más detenidamente en esta cuestión. Si el filósofo reflexiona sobre una mesa, la denomina objeto físico; y si reflexiona sobre una piedra, también la denomina objeto físico. De manera que para esa reflexión filosófica es indiferente si el objeto de la reflexión es una piedra o una mesa. La razón de por qué una mesa es una mesa y no una piedra carece de importancia en esa reflexión.


Aunque estos filósofos se la dan de muy científicos al catalogar como objeto físico a la mesa, en verdad están creando un abismo enorme entre el hombre y la mesa. Bajo la apariencia de una actitud científica se esconde una actitud idealista. Y todo idealista se caracteriza por abrir un abismo mayor o menor entre el hombre y el mundo exterior. Es cierto que la mesa es un objeto físico, pero en cuanto objeto físico vale tanto como una piedra, es decir, en sus propiedades físicas no podemos encontrar la respuesta de por qué una mesa es una mesa. A la mesa esencialmente debemos captarla como un objeto antropológico, esto es, como un valor de uso. Y en el concepto de valor de uso cabe destacar dos aspectos: por un lado, es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas, y por otro lado, es un producto del trabajo. La mesa no sólo es obra del trabajo humano, sino que ha sido producida para satisfacer unas determinadas necesidades del ser humano. Por lo tanto, el fisicalismo como ciencia herramienta de los filósofos, lingüistas y semiólogos genera un pensamiento no antropológico, esto es, no humanista.

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