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viernes, 21 de junio de 2002

Esperar a un taxi: análisis de su forma semiótica

Estoy en la acera de Pío XII esperando un taxi. Quien observe mi comportamiento sabe que espero un taxi. Que estoy en la acera es un hecho perceptible, representa el significante, que espero un taxi no es perceptible, representa el significado. Estoy al borde la acera, vigilo a los taxis que se aproximan, levanto la mano como señal de parada para un taxi.  Todos estos rasgos perceptibles constituyen el significante del significado: “espera a un taxi”.

Estar al borde la cera y mirar con atención a los coches que vienen son señales de que se está a la espera. Hay un matrimonio delante de mí, a 20 pasos, que tienen ese comportamiento. Podría estar esperando a un familiar o un amigo que viene a recogerlos. ¿Cómo distinguir entonces a estas personas que esperan a un amigo de otras personas que esperan un taxi? Hay un rasgo decisivo: en ningún momento los veremos levantar la mano que señala al taxista que pare. También podemos observar otro rasgo: se echan para atrás en la acera y se apoyan sobre la pared del inmueble. Otro rasgo más puede observarse: pasa un taxi y ellos no levantan la mano de parada.  No a todos los taxis que se aproximan a mi posición le levanto la mano de parada. Si van ocupados, no lo hago. Si el taxi está libre llevará la luz verde encendida y el cartel en el parabrisas que lleva escrito “libre”.

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