Me resulta sorprendente que haya personas que
presenten la banca de la reserva fraccionaria como causa básica de las crisis
económicas y que afirmen que por ese medio los bancos crean dinero de la nada. Algunos
son más precisos cuando afirman que los
bancos crean dinero al conceder crédito. Y más sorprendente me parece aún que
se defienda que la reserva de los bancos deba ser equivalente a la de los
depósitos. Esto es, que se impida a los bancos usar los depósitos como préstamos.
Creo que en todos estos análisis de se pierde de vista lo principal: el dinero
no es un simple papel sino la forma transfigurada de la mercancía. No permitir
que el ahorro social se emplee como préstamo, equivale a impedir que con el
trabajo excedente se cree nueva riqueza y nuevos puestos de trabajo. Se
frenaría el crecimiento económico o el crecimiento económico quedaría muy por
debajo de sus posibilidades. Se incurriría en el mismo error que las economías
planificadas del socialismo antiguo: se generaría la escasez.
Las funciones del dinero
Antes dijimos que quienes afirman que los bancos
crean dinero al conceder créditos son más precisos que quienes afirman que los
bancos mediante el sistema de la reserva fraccionaria crean dinero de la nada.
Pero tanto los unos como los otros contribuyen a rodear de una halo mágico al
omnipotente dinero. El dinero crédito, o lo que es lo mismo, el capital de
préstamo, no es lo mismo que el dinero circulante. De hecho desde que se estableció
el sistema de crédito en la economía capitalista la cantidad de dinero
circulante es notablemente inferior que el capital de préstamo. Pero les pongo
previamente un ejemplo para que observen de qué modo se puede presentar el
dinero como un enigma. Ya Marx se quejaba en El Capital de que debido a ciertas funciones del dinero, en
especial como medida de valores y como medio de circulación, se habían generado
las teorías más insensatas sobre su naturaleza. Todos sabemos que para medir el
valor de las mercancías, esto es, para establecer sus precios, no necesitamos
dinero real, basta con el dinero ideal: sobre la mercancía ponemos una etiqueta
donde puede leerse, por ejemplo, 1000 euros. De aquí surgió la teoría de que el
dinero era un ser ideal. Y como podrá
observar el lector no es lo mismo afirmar que para ciertas funciones basta con
dinero imaginario o dinero ideal, esto es, dinero en forma de números y
palabras, que afirmar que el dinero es un ser imaginario.
Circulación simple de
mercancías
Supongamos primero que no existan bancos. La persona
B le compra a la persona A una tonelada de trigo por un valor de 10.000 euros.
Con estos 10.000 euros la persona A compra un automóvil a la persona C. Y la
persona C con estos 10.000 euros le compra una vivienda a la persona D. Vemos
que los mismos 10.000 euros han servido para realizar los precios de las
siguientes mercancías: 1 tonelada de trigo, un automóvil y una vivienda. Si
sumamos los precios de la tonelada de trigo, del automóvil y de la vivienda
obtenemos un total de 30.000 euros. Luego tendremos que distinguir entre la
suma de los precios realizados, 30.000 euros, y la cantidad de dinero necesario
para realizar dichos precios: 10.000 euros. Aquí nadie habla de que la
circulación de las mercancías haya creado el dinero de la nada. Esta extravagante
idea todavía no se puede producir porque no es posible pensar el dinero
separado de su función de compra, esto es, separado de las mercancías y de la
realización de sus precios.
Sistema de crédito y
bancos
Pensemos ahora en el mismo ejemplo pero pongamos por
medio un banco. Supongamos que nos encontramos en la era del sistema de crédito
y todo lo que se compra se hace por medio de un crédito. Todo el mundo hace lo
mismo que vimos en el ejemplo anterior, esto es, en la fase de la circulación
simple de mercancías: comprar lo que necesita por medio del dinero. Pero en vez
de hacerlo con recursos propios lo hace con recursos ajenos. Pero para poder
utilizar los recursos ajenos es necesario pagar un interés. En vista de
simplificar las cosas y para que el lector capte lo principal, vamos a suponer
que existe un solo banco y que el tipo de interés es cero.
Aclaremos primero un pequeño detalle. Todo el dinero
que entra en el banco lo hace en su condición de depósito y todo el dinero que
sale del banco lo hace en su condición de préstamo o inversión. Para
simplificar las cosas consideraremos que todo el dinero que sale del banco lo
hace sólo en su condición de préstamo. El lector debe saber que en contabilidad
cualquier cantidad se anota siempre de manera doble. En nuestro caso vamos a
hablar de un libro donde en la izquierda anotaremos el activo, lo que tiene el
banco, y en la derecha anotaremos el pasivo: lo que debe el banco. Siempre el
activo será igual al pasivo. Supongamos que una persona Z ingresa 10.000 euros
en el banco X. El banquero anotará esta cantidad dos veces: en el pasivo pondrá
10.000 euros en concepto de depósito a favor de la persona Z y en el activo
pondrá los mismos 10.000 euros en concepto de reserva. Así lo que tiene el
banco, 10.000 euros en reservas, es igual a lo que debe: 10.000 euros en
depósito. Pero esto no debe entenderse nunca en el sentido de que en el banco
hay 20.000 euros: 10.000 euros en depósito y 10.00 euros en reserva. Es la
misma cantidad anotada una vez como activo y otra como pasivo.
Demos un paso más. Un banco X tiene en su poder
11.000 euros en concepto de depósito. No nos interesa saber el origen de estos
11.000 euros. El Banco Central le exige al banco tener como reserva el 9 por
ciento de ese importe y le da permiso para que el resto lo pueda prestar.
Tenemos entonces que el banco X tiene en reserva 1.000 euros y en reserva
excedente 10.000 euros. Pero para simplificar las cosas vamos a suponer que a
partir de ahora las autoridades monetarias no exigen más reservas y le concede
al banco la libertad de convertir el total de los depósitos en créditos.
Lo que ocurre el lunes
El lunes llega la persona B al banco X y solicita un
crédito de 10.000 euros. El banquero le
da los diez mil euros y en el activo borra los 10.000 euros que tenía como
reserva excedente y pone en su lugar 10.000 euros en concepto de préstamo al señor B. El mismo lunes el señor B le
compra al señor A una tonelada de trigo por valor de 10.000 euros; y el señor A
ingresa los 10.000 euros como depósito
en el Banco X. El banquero anota en el pasivo 10.000 euros en concepto de
depósito a favor del señor A; y en el activo anota reserva excedente 10.000 euros.
Lo que ocurre el martes
El martes el señor C llega al banco X y solicita un
crédito de 10.000 euros. El banquero le da 10.000 euros al señor C y anota,
donde en el activo 10.000 euros en concepto de préstamo al señor C donde antes
tenía reserva excedente de 10.000 euros. El mismo martes el señor C le compra
un automóvil al señor D por un valor de 10.000 euros; y el señor D ingresa los
10.000 euros como depósito en el banco X. El banquero anota en el pasivo
depósito de 10.000 euros a favor del señor D y en el activo anota 10.000 euros
en concepto de reserva excedente.
Lo que ocurre el miércoles
El miércoles el señor E llega al banco X y solicita
un crédito de 10.000 euros. El banquero le da 10.000 euros y anota en el
activo: 10.000 euros en concepto de préstamo al señor E. El mismo miércoles el señor E le compra al
señor F una vivienda. El señor F ingresa los 10.000 euros en el banco X como
depósito. El banquero anota en el pasivo depósito de 10.000 euros a favor del
señor F, y en el activo anota 10.000 euros de reserva excedente.
Los asientos contables del
banquero
En el activo vemos que el banquero tiene los
siguientes asientos en euros: en reserva 1000 euros; en préstamo al señor B
10.000 euros; en préstamo al señor C
10.000 euros; en préstamo al señor E 10.000 euros; y en reserva excedente 10.000 euros. En total tiene en el activo 41.000
euros. Veamos ahora lo que tiene en el pasivo: Depósito inicial de 11.000;
depósito de 10.000 euros del señor A; depósito de 10.000 euros del señor D;
depósito de 10.000 euros del señor F. En el pasivo tiene un total de 41.000
euros.
Las conjeturas del
economista convencional
Lo que afirma el economista convencional es que el
banco ha creado dinero de la nada. En concreto ha creado 30.000 euros. Cada vez
que ha concedido un crédito de 10.000 euros ha
creado de la nada 10.000 euros. No obstante, nos advierte que en
realidad sólo existen 11.000 euros en dinero físico, mientras que los 30.000
euros restantes son solo asientos contables.
Y se pregunta después: ¿De dónde proviene el valor de los 30.00 euros? Y
responde: de los 10.000. Y concluye: por esta razón se origina inflación. Dejémoslo ahí.
El punto de vista marxista
Este problema es analizado por Marx en el capítulo
XXXI de El Capital titulado Capital monetario y capital efectivo.II.
Marx afirma que la masa de capital de préstamos difiere de la cantidad de
dinero circulante. Estos dos conceptos, capital de préstamo y dinero
circulante, son básicos para entender la actividad bancaria relativa a los
depósitos y préstamos. En nuestro ejemplo el dinero circulante suma 10.000 euros,
mientras que el capital de préstamos asciende a los 30.000 euros. Lo único que hay que observar es que
para que 30.000 euros funcionen como capital de préstamo sólo son
necesarios 10.000 euros de dinero circulante. Para ilustrar su afirmación Marx transcribe
un fragmento de las actas del Banco de
Inglaterra de 1858, donde se señala que la reserva ascendía a 580.751 libras,
mientras que los depósitos ascendían a 22 millones de libras. Sólo se trata de
constatar que desde hace mucho tiempo hay que distinguir entre los depósitos,
donde una buena parte de ellos se convierten en capital de préstamo, y el
dinero circulante necesario para que sean posibles esos préstamos.
Según Marx “La mera posibilidad de grandes sumas de
depósitos con una cantidad relativamente pequeña de medios de circulación
depende únicamente de dos cosas: 1) del número de compras y pagos que realice
la misma moneda; y 2) del número de veces que retorne en depósito a los bancos,
de suerte que su repetida función de medio de compra y de pago viene medida por
su renovada transformación en depósito”. En efecto, así se pone de manifiesto
en nuestro ejemplo, los mismos 10.000 euros han servido, uno, para que el señor
B le compre al señor A una tonelada de trigo; dos, para que el señor C le
compre un automóvil al señor D; y tres,
para que el señor E le compre una vivienda al señor F. Pero esto ha sido
posible a su vez porque, uno, el banco
disponía de una reserva excedente de 10.000 euros que fue a parar como préstamo
al señor B; dos, porque el señor A ingresó como depósito los 10.000 euros que
fueron a parar como préstamo al señor C; y tres, porque el señor D ingresó como
depósito los 10.000 euros que fueron a parar al señor E.
¿Crean los bancos dinero
de la nada?
Por supuesto que no. De la misma manera que la
circulación simple de mercancías no crea dinero, tampoco lo hacen los bancos en
su condición de intermediarios entre los ahorradores y los compradores. Igual
que en la circulación simple de mercancías hay que distinguir entre la suma de
los precios de las mercancías y el dinero circulante necesario para realizar
dichos precios, en el sistema de crédito hay que distinguir entre la suma de
los préstamos y el dinero circulante
necesario para que se den esos préstamos.
Y al igual que la suma de precios de las mercancías siempre será mayor
que el dinero circulante, la suma del capital de préstamo será mayor que la
cantidad de dinero circulante. El aspecto mágico y misterioso con que algunos
economistas han querido rodear la banca de la reserva fraccionaria se debe a
que la desvincula de la circulación de las mercancías. Los primeros 11.000
euros que figuran como depósito en el banco X hemos dicho que no nos preocupaba
su origen; pero los segundos 10.000 euros que figuran como depósito si sabemos
su origen: no es más que el precio realizado de la tonelada de trigo. De los
terceros 10.000 euros también sabemos su origen: no es más que el precio
realizado del automóvil. Y los cuartos 10.000 euros que figuran como depósito
igualmente sabemos su origen: no es más que el precio realizado de la vivienda.
El economista enajenado por el dinero, que lo
considera un ser en sí, sólo lo capta en su existencia metálica o como dinero
aritmético, no lo capta como lo capta Marx, como forma objetiva de existencia
del valor de la mercancía. No ve que el
dinero es la forma transfigurada de la mercancía, no ve en el dinero las
huellas de la mercancía, no ve ni le preocupa de qué mercancía es figura
enajenada los 10.000 euros. Así que la magia asignada a los 30.000 euros de
depósito que supuestamente el banquero ha creado de la nada, no son más que los
valores en dinero de tres mercancías particulares: 1 tonelada de trigo, un
automóvil y una vivienda. Por lo tanto, la magia asignada al dinero crédito se
rompe, una, cuando el dinero no se separa
del mundo de las mercancías, y dos, cuando se tiene en cuenta lo que dice Marx:
la posibilidad de que existan enormes depósitos con una cantidad relativamente
pequeña de dinero depende de dos cosas: una, del número de compras que se
realizan con las mismas moneda, y dos, del número de veces que retorne esas
mismas monedas al banco como depósito.
Me encontré hoy por casualidad este artículo y entendiendo lo que usted dice, estoy completamente en desacuerdo.
ResponderEliminarYo creo que los bancos sí crean dinero de la nada, la inflación a mi me parece un argumento que lo acredita, pero lo dejamos de lado.
Partiendo de la base que el porcentaje obligatorio de reserva marca la cantidad que el banco puede prestar a partir de sus depósitos tenemos una cantidad teórica fija del dinero que hay en circulación, y entiendo por dinero, aquello que funciona como dinero por ley.
Si en base a los depósitos que tiene el banco puede hacer préstamos por 10.000, esos 10.000, es dinero por ley, por lo que estamos obligados a aceptarlo como pago.
Ahora bien, este es el punto de partida, con una línea bien clara de qué es dinero y qué no, que es el pilar de su argumentación, pero si bien su argumentación es buena, igual que esa línea es clara, su argumentación también se vuelve tan difusa como a los bancos les gusta hacer con esa línea y es dónde se crea dinero de la nada. Sólo hay que echar un ojo al mercado de productos financieros, lo intrincado que es, un juego de trileros.
Que a la hora de la verdad se puede desmontar todo y diferenciar bien qué es dinero real y qué no... puede ser, pero en la práctica una empresa no puede cambiar su mercancía de mala calidad por dinero en efectivo con una promesa de recompra por más dinero, mientras que los bancos sí cambian dinero por "productos financieros" con esa misma promesa y al final en la práctica el dinero real y el dinero inventado se manejan de forma muy parecida.
En última instancia son los estados los que determinan qué es dinero y qué no, pero aparecen más invitados en el juego para sustituir esa función como pasa con las agencias de calificación financiera, que se dedican a decir cómo de parecido es el dinero que nos vende el banco al dinero legal, y todos sabemos cómo de profesionales son.
Después de las vueltas, está claro que tengo que reconocer que los bancos no pueden crear dinero real de la nada, porque por definición el dinero real va firmado por el estado, pero lo que hacen es suficientemente parecido.
Es algo infantil pretender que estas empresas, con su dimensión, con la ética profesional rastrera que exhiben cumplan las reglas. Yo lo tengo claro, no se puede hacer dinero con dinero, lo que importa es la enconomía real y el sistema financiero no es un soporte para lo que importa. El sistema de cajas de ahorro es lo que la economía real necesita, porque buscan un objetivo alineado con la función del dinero, servir de soporte para crear valor. Obviamente, abstrayendo lo que se hizo con las cajas de ahorro. Los bancos tienen unos objetivos totalmente en contra de la utilidad del dinero.
ResponderEliminarEstimado Pablo:
Dos cosas. Primera: hay que distinguir entre el dinero realmente existente, por ejemplo, 100 euros, y los precios que puede realizar en un día ese dinero: 1000 euros. Que con cien euros se puedan realizar 1000 euros en precios de diversas mercancías se debe a la velocidad de la circulación. Alguien podría decir que la circulación ha creado 900 euros de la nada puesto que con cien euros se realizan los precios de un determinado número de mercancías por valor de 1000 euros. A mí esto me parece confuso. Creo que 'dinero realmente existente', 100 euros, y 'suma de precios que se pueden realizar con esos cien euros', 1000 euros, son conceptos precisos y claros, no habiendo necesidad de hablar de "creación de dinero de la nada". El argumento que aplico para el sistema de crédito es el mismo que aplico para la circulación simple de mercancías: una cosas es el dinero que realmente tiene el sistema de los bancos y otra el número de préstamos que se pueden crear con esa misma suma de dinero.
Con respecto a la inflación utilizaré la conceptualización de la economía convencional: se entiende por inflación el incremento continuado de los precios que hace que el dinero tenga menos valor relativo. La lucha por el incremento de los salarios no es más que el modo que tiene la clase trabajadora para poder tener el mismo poder adquisitivo que tenía antes de producirse la inflación. Aquí no tiene sentido hablar de creación de dinero de la nada.
Me queda una duda don Francisco: hasta aquí Ud. escribe sólo sobre el dinero que llega a los bancos como depósitos de gente que vende mercancías. ¿Pero el dinero que llega a los bancos del emisor, ej. la FED?
ResponderEliminarDinero de los emisores (bancos centrales) que además son utilizados o prestados por los bancos privados, NO para compra y venta de mercancías, sino para recompra de acciones, compra de deuda, compra de bonos, etc,etc, etc.
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