Uno de los grandes logros de Podemos es haberle dado
cuerpo político al movimiento social del 15 M: los indignados. La fuerza
política Podemos conserva parte de la ambivalencia de ese movimiento: en su
política sobre ETA parece rozar la extrema izquierda, en su relación con el
independentismo catalán se une a los intereses de una de las burguesías más
poderosas de España, y en su relación con la propiedad privada casi ni la
menciona. Tiene su base social
fundamental en el mundo universitario: en los profesores y en los estudiantes.
Lo tiene entonces en los familiares de los profesores y de los estudiantes. Y
la causa de su éxito está en la crisis económica y en sus aparentes
responsables: el PSOE y el PP. La
indignación por esta crisis tenía como blancos al PP y al PSOE. Y Podemos ha
metido en el mismo saco al PP y al PSOE y los ha presentado como “la casta”
responsable de los males de España. Y en este sentido a Podemos también lo
secundan algunos sectores reaccionarios que hacen de los gobernantes la causa
principal de todos su males.
Cuando durante la crisis económica desatada en 2008
el sector inmobiliario se desplomó y los bancos fueron rescatados, apareció en
primera escena los mercados dictándoles a los Estados lo que debían hacer. ¿Y
quiénes son los mercados? Los fondos de inversión, los gestores, los analistas,
los brókeres, en suma los dueños y gestores del capital monetario. Son ellos,
estas fuerzas que están detrás de la realidad aparente, quienes obligaron al
PSOE y al PP a hacer lo que hicieron. Son ellos quienes deberían ser los
blancos de la crítica de Podemos. Pero esta fuerza política, le pasa también en
ocasiones a IU, ha hecho del ámbito de la política la realidad primera y
fundamental a la que hay que apuntar. Y no es así, al menos para los marxistas
no es así: la política es una superestructura que se edifica sobre la economía
y en muchos casos oculta aspectos esenciales de las relaciones económicas. No
digo que no se deba criticar al PP y al PSOE, pero no deben constituir el
blanco principal de la crítica radical de izquierda. Al igual que es un error
meter en un mismo saco la izquierda burguesa, el PSOE, y la derecha burguesa,
el PP. Meterlos en el mismo saco es una política oportunista que lo único que
busca es ganar votos.
La fuerza política Podemos apunta hacia los sueldos
de los políticos. Ha hecho gala de que sus eurodiputados solo ganarán 2.000
euros. Un enorme error. Rajoy en calidad de Presidente del Gobierno gana unos
6.000 euros al mes. No creo que nadie debería ganar más que el Presidente del
Gobierno. Pero la realidad no es así: los consejeros, los brókeres y los
gestores ganan siete y diez veces más
que Rajoy. También ganan muchísimo más los futbolistas, periodistas, abogados y
un largo elenco de profesionales. Hace mal Podemos no apuntando hacia donde se
concentran los mayores ingresos y que se esconden detrás de la realidad
política. Hace mal en no ir más allá de la aparente política para alcanzar al
verdadero poder económico y donde se producen las grandes injusticias del
sistema.
La fuerza política Podemos, en particular Pablo
Iglesias, debe mucho a los medios de comunicación, inicialmente a Intereconomía
y después a la Sexta. En parte Pablo Iglesias es un producto mediático. Comete
un grave error Pablo Iglesias cuando presenta a los periodistas como las
garantes de la libertad de expresión. Eso no es cierto. Todos los periodistas
tienen una ideología y unos intereses económicos determinados. La libertad de
expresión es la libertad de expresar los intereses de una determinada clase
social y de un determinado sistema económico. No podemos considerar que la
clave para luchar contra el sistema capitalista esté en denunciar lo
accidentes, los casos de corrupción, sino en denunciar lo esencial: ¿Cómo se
enriquecen los miembros de las clases dominantes? Y dentro de los miembros de
las clases dominantes no deberían destacarse especialmente los pequeños y
medianos empresarios, que es donde se suelen fijar muchos ingenuos de la
izquierda radical, sino los abogados, gestores, directivos, periodistas,
actores, profesionales varios y deportistas. También sin duda están dentro de
la clase dominante los grandes propietarios de acciones y bonos y los que
ostentan por “méritos propios” o herencia las grandes fortunas. Pablo Iglesias
afirmó que el debate de la Sexta Noche era el mejor debate que había en España.
Esto hizo sonrojar a Iñaki López, su presentador. También elogió al Presidente
de Atresmedia por dejarlo expresar libremente en su televisión. La remuneración
de José Manuel Lara en el año 2013, Presidente de Atresmedia, superó el millón
de euros.
Es un error, además de una injusticia, que Pablo
Iglesias presente a los dirigentes del PSOE como casta. Algunos analistas
políticos de la izquierda radical han querido justificar este concepto. La
casta es una realidad y un concepto que pertenece a la sociedad feudal. La
única casta que existe en España es la monarquía. Ser rey o reina es un poder
que se hereda. No se conquista. Los
poderes del PSOE son obra de una conquista social, como los que tienen en la actualidad Podemos y sus
dirigentes. También los poderes que tienen en la actualidad los medios de
comunicación, sus propietarios y sus gerentes son fruto de una lucha social.
Pero el hecho de que La Sexta Noche invite a Pablo Iglesias al debate, no
convierte a esta cadena en una fuerza de la izquierda radical. Tampoco debe
quedar libre La Sexta Noche como las grandes cadenas privadas de la crítica a
la multidesigualdad. Sin duda que es mucho más criticable el sueldo de José
Manuel Lara que el sueldo del Presidente del Gobierno. En el sueldo de Manuel Lara
como en el de todos los grandes
directivos hay mucho plusvalor, apropiación de trabajo ajeno, mientras que en
el de Rajoy no. Sin duda que Podemos, y en especial Pablo Iglesias, le debe
mucho a la Sexta, esto es, a una poderosa fuerza capitalista. Yo no lo invito a
que renuncie a esa posibilidad mediática, a esa oportunidad para propagar su
discurso de izquierda, pero sí a ser más justo en la crítica al poder. Debería
centrarse más en las fuerzas esenciales que detentan el poder y menos en las
aparentes.
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