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miércoles, 23 de julio de 2014

Pablo Iglesias se adentra en el bosque de la ideología burguesa

El trabajo que presento hoy al lector es una respuesta crítica el debate mantenido en la Sexta Noche,  el pasado 19 de julio de 2014, entre Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre. A mi juicio sobró coqueteo y faltó profundidad y seriedad. Creo que Esperanza Aguirre fue más verdadera que Pablo Iglesias. Cuando afirmo que Esperanza Aguirre es verdadera afirmo que es transparentemente de derechas. Mientras que en el caso de Pablo Iglesias su identidad ideológica no es del todo transparente. Los temas sobre los que debatieron fueron los siguientes: la violencia, los derechos humanos, China y Cuba. El líder de Podemos esquivó algunos temas y en otros compartió la concepción dominante en los países capitalistas de la UE y de EEUU.
 
La violencia
Aunque el fondo oculto era ETA,  Esperanza Aguirre declaró que ella estaba contra toda clase de violencia y Pablo Iglesias afirmó lo  mismo. Esto se llama ideología en el sentido más antiguo del término, esto es, ideas que ocultan la verdad. Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre viven en España y son políticos españoles. Y en España hay ejército, policía, jueces y cárceles. Luego en España hay violencia, aunque sea una violencia organizada. Lo mismo ocurre si nos trasladamos a la UE donde Pablo Iglesias es eurodiputado. No nos podemos engañar. La Unión Europea es una región económica violenta, no digamos nada de EEUU, que no cesa de ejercer la violencia en el exterior. Y no digamos nada en el mundo, donde las guerras no cesan. Vivimos en un mundo violento y en unas sociedades con una alta y compleja organización de la violencia. Que a nivel individual Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre no sean violentos carece de significación política. De lo que se trata es si pertenecen a un país y a una región económica violenta. Y sí pertenecen. Y en calidad de políticos con cargos públicos son en parte representante de un sector de los ciudadanos y en parte representantes del Estado. Resulta de una hipocresía y mentira absolutas, de una ideología extremadamente encubridora, que políticos tan mediáticos como Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre hablen  de que son personas que condenan la violencia cuando viven en un mundo donde no cesan las guerras, esto es, el grado más extremo del ejercicio de la violencia. Y de esa violencia somos responsables todos. Vivimos en un mundo globalizado, absolutamente interdependiente, y nadie debería hablar como si estuviera fuera del mundo y no fuera responsable de lo que en él pasa.
Los derechos humanos
Los derechos humanos son la expresión idealizada del hombre de la sociedad burguesa. Pablo Iglesias se presenta como un serio defensor de los derechos humanos y afirmó que condena toda acción que atente contra los derechos humanos. Esperanza Aguirre lo secundo y lo reafirmó. Esto es también ideología encubridora de la verdad. Una cosa que hay que advertir es que los derechos humanos han sido durante los últimos 50 años  un arma diplomática en manos de los países occidentales para desprestigiar y atacar a las naciones que seguían un camino distinto al capitalista. Resulta irónico que sean EEUU y la UE las regiones económicas que se presenten como las grandes defensoras y garantes de los derechos humanos. El marxismo ha hecho muchas aportaciones al pensamiento científico en el ámbito de las ciencias  sociales e históricas, pero uno de las más destacadas es que el mundo no viene dado, sino que es el resultado de un largo proceso de desarrollo histórico. La UE fue la creadora del sistema colonial y de las dos guerras mundiales. Luego la UE lleva en su seno una larga historia de profunda violación de los derechos humanos. Y si hablamos de EEUU el resultado no puede ser peor: no hay conflagración del siglo XX y del siglo XXI donde no haya participado de forma activa. Luego es esencial a la historia pasada y reciente de la UE y de EEUU la violación de los derechos humanos. Hay otra cuestión a destacar: El derecho humano primero y fundamental es el derecho a la vida;  y el hambre que no cesa de recorrer el mundo acaba con la vida de millones de personas al año. Y de esas muertes en el mundo globalizado son responsables todas las potencias del orbe. Luego es pura hipocresía hablar de la defensa de los derechos humanos.  Es una gran mentira. No digo con eso que no se deban defender los derechos humanos, pero se debería hablar, sobre todo desde los países occidentales, con mucho autocrítica. Y no debería usarse, y así se hace en una mayoría de casos, como medio para ingerirse en los asuntos internos de otros países. Si en verdad la UE y EEUU quieren hacer realidad los derechos humanos, en especial el derecho a la vida, que acaben con el hambre en el mundo
China, los derechos humanos y los intereses empresariales españoles
Pablo Iglesias en un intento por desacreditar  a Esperanza Aguirre le comentó que uno de los primeros países que visitó después de ser nombrada Presidenta de la Comunidad de Madrid fue China, uno de los países más denunciados por Human Rights por la violación de los derechos humanos. Esto es un comportamiento clásico de la mentalidad imperialista: Pablo Iglesias, como muchos occidentales, se creen en el derecho de determinar el destino histórico de otros países. Se creen en el derecho de indicarles cuándo y qué valores deben presidir sus acciones. No recuerdan su pasado. Si la UE pagara por su pasado colonial y por haber creado dos guerras mundiales, entonces tal vez tendría derecho a decirle a China qué camino seguir. Pero ese pago no se ha realizado. No se debe perder de vista la perspectiva histórica y menos colocarse a una altura histórica que no se tiene. Solo un dato: durante los últimos treinta años China ha sacado de la pobreza nada menos que a 300 millones de personas.  Creo que Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre no están a la altura de la historia, hablan como colonialistas, y desconocen por completo lo que son los grandes esfuerzos de los pueblos y sus grandes conquistas.
Cuando Esperanza Aguirre le señaló a Pablo Iglesias que había ido a China con empresarios con intereses inversores, éste le hizo un gesto con los dedos que indicaba: fueron por intereses económicos. Creo que Pablo Iglesias pecó aquí de inmadurez. Nadie puede ir de visita  a otros pueblos y hablarles desde lo alto de un pedestal. Nadie que esté en el gobierno puede desaprovechar el crecimiento económico de China y lo que representa su gigantesco mercado. Hay que luchar para que las empresas españolas ocupen posiciones importantes en el mercado chino. El fortalecimiento de las exportaciones contribuye al crecimiento económico y, por consiguiente, a la creación de empleo. Es necesario ahora que esas empresas son capitalistas, y sería igualmente necesario si esas empresas fueran de propiedad pública. Creo que China le queda demasiado grande a Pablo Iglesias. Debería ser más precavido y más humilde. Se está inflando de vanidad.
Cuba, los derechos humanos y la economía socialista
Muchos líderes de la izquierda radical, entre ellos Pablo Iglesias, evitan hablar con franqueza de Cuba. Falta un discurso claro. En primer lugar se trata de que cada pueblo decida su destino histórico. Pero si lo pides para Cuba, debes aceptarlo para Guinea y para cualquier otra nación. El principio de soberanía debe ser respetado en todas las ocasiones. España, un país perteneciente a la UE, vivió bajo la dictadura hasta 1975. En segundo lugar, hay que indicar que el pueblo cubano podría vivir económicamente mejor si EEUU y la UE no lo tuvieron cercado comercialmente. No lo dejan ser un país libre. En tercer lugar, hay que afirmar, al menos así lo pienso yo, que Cuba practica un socialismo pobre. En un socialismo pobre la gente disfruta muy poco de la riqueza. En este sentido los pueblos de la UE están más cerca del socialismo que Cuba. Y en cuarto lugar, hay que reconocer que el Estado de derecho en Cuba le falta fortalecerse puesto que el Partido Comunista y el Estado no están separados. Y de esa manera los ciudadanos no pueden defenderse frente a los abusos que cometen los miembros del Partido Comunista. Yo creo que Cuba haría bien en permitir ciertas libertades mercantiles y capitalistas y, por consiguiente, la formación de un partido de la burguesía. No digo que Pablo Iglesias secunde estas ideas, pero si debe al menos dejar clara su posición.
 

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