Niall Ferguson ocupa la cátedra Laurence A. Tisch de
Historia de la Universidad de Harvard y la cátedra William Ziegler en la
Harvard Business School. Está considerado el historiador británico más
brillante de la actualidad por el Times y
una de las cien personas más influyentes del mundo por la revista Times. Importantes son las credenciales
que ostenta Niall Ferguson y es presentado como un intelectual de alta
categoría. Siendo así, ¿por qué miente cuando habla de Marx? Respuesta
sencilla: por ignorancia. No ha leído directamente a Marx y debe guiarse al
entenderlo por no se sabe quién. Y por honestidad intelectual, si habla de lo
que pensó Marx, debe decir cuál es su fuente.
Hablo de su libro El triunfo del dinero. Y les transcribo lo que dice al inicio del
capítulo 1 titulado Sueños de avaricia:
“Según Friedrich Engels y Karl Marx, el
dinero no era más que un instrumento de explotación capitalista que reemplaza a
todas las relaciones humanas, incluidas las que se daban en el seno de la
familia, por el frío nexo monetario. Como Marx trataría de demostrar más tarde
en El Capital, el dinero era trabajo
mercantilizado –el excedente generado por el esfuerzo honesto–, apropiado y
luego cosificado a fin de satisfacer la insaciable ansia de acumulación de la
clase capitalista”.
¿Dónde dice Marx que el dinero es un instrumento de
explotación capitalista? Me considero una persona que ha estudiado con mucho detenimiento El Capital y puedo asegurarle al lector
que Marx no dice nada de eso. En El
Capital, Marx estudia en primer
lugar cómo la mercancía se transforma en dinero, luego cómo el dinero se
transforma en capital, y por último estudia las distintas formas y componentes
del capital. Es obvio que Marx, por una parte, sabía que el dinero no era más
que la mercancía evolucionada hasta su
forma más general, y por otra parte, que una cosa era el dinero como simple
dinero y otra el dinero como capital. Y el dinero como capital se distingue en
principio del dinero como simple dinero por la forma distinta de circular; y
más tarde por la clase especial de mercancía que se compra con el dinero. El
dinero que circula como capital viene representado por la siguiente forma:
D-M-D, con dinero compro mercancía y después
la vendo para obtener más dinero. La expresión vulgar de esa forma y que
predomina en el juego de la bolsa y en los mercados de valores reza así: comprar
barato para vender caro. El dinero como capital se distingue del dinero como
simple dinero porque el punto de partida y de llegada es el dinero. Esta es la
forma del capital comercial y la forma originaria del capital, y puede
encontrarse ya en las sociedades esclavistas. Pero además de por su forma de
circular, el dinero como capital se distingue del simple dinero por las mercancías
que se compra con él. Si con dinero compro medios de producción y fuerza de
trabajo, entonces ese dinero funciona como capital. Luego es obvio que Marx
distingue con claridad el dinero como simple dinero del dinero como capital,
cosa que no hace Nial Ferguson. De hecho su libro no debe llamarse el triunfo del dinero sino el triunfo del dinero como capital.
Para Marx el dinero como el capital no son cosas,
sino relaciones sociales. Así que es imposible que Marx conciba el dinero como
un instrumento para la explotación capitalista, puesto que esa expresión lleva
implícita el reconocimiento del dinero como cosa. Tampoco dice Marx en lado
alguno que el dinero sea trabajo mercantilizado. Max distingue con claridad
entre trabajo y fuerza de trabajo, y lo que afirma es que en el capitalismo la
fuerza de trabajo se convierte en una mercancía. También afirma que la
sustancia del valor es el trabajo humano abstracto o lo que es lo mismo: gasto
de fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma de su gasto. Marx distingue
entre trabajo útil, trabajo creador de valor de uso, del gasto de fuerza de
trabajo, trabajo representado en el valor.
Tampoco dice Max en parte alguna que el dinero sea “el
excedente generado por el esfuerzo honesto”. Cuando Marx habla de excedente se
refiere al excedente de horas de trabajo realizadas por el obrero más allá de
la reposición del valor de la fuerza de trabajo. Lo que comúnmente se llama
plusvalor. Y carece de todo sentido distinguir en el ámbito de la economía el
esfuerzo honesto del esfuerzo que no es honesto. La honestidad es una categoría
moral que nada dice del esfuerzo, siempre que empleemos esfuerzo para
referirnos a la fuerza de trabajo en acción. Tampoco habla Marx del dinero
cosificado. Lo cierto es que el dinero, en tanto mercancía que funciona como
equivalente general, como en su momento fue el oro, o como signo del valor,
estos es, como dinero papel, es una cosa. Marx lo afirma en el inicio de El Capital: “La mercancía es, en primer
lugar, un objeto externo, una cosa…”. Lo que en verdad dice Marx es que las
relaciones sociales se cosifican; y esto es una afirmación que nada tiene que
ver con la afirmación tautológica de que el dinero es una cosa.
Tampoco dice Marx en parte alguna que el dinero se
cosifica a fin de satisfacer la insaciable ansia de acumulación de la clase
capitalista. Al analizar Marx la forma D-M-D, la forma del capital, comprende que
es un movimiento infinito. Que el dinero está siempre dispuesto a volver a la
circulación para incrementarse. Y en este marco, en el capítulo de El Capital titulado La transformación del dinero en capital, Marx hace la siguiente afirmación: “Así, pues, el valor de uso no
puede considerarse nunca como fin inmediato del capitalista. Tampoco la
ganancia aislada, sino el apetito insaciable de ganar. Este afán absoluto de
enriquecimiento, esta caza apasionada del valor, es común al capitalista y al
atesorador, pero mientras el atesorador es el capitalista loco, el capitalista
es el atesorador racional. El incremento incesante del valor que persigue el
atesorador intentando salvar el dinero de la circulación, lo consigue el
capitalista, con más inteligencia, entregándolo una y otra vez a la circulación”.
¿No es evidente que este es el comportamiento de los lobos de la bolsa y que a
los operadores y gestores de fondos los domina el afán insaciable de ganar? Sin
duda alguna. Los desproporcionados sueldos que ganan estos animales económicos,
los cuales detalla el propio Ferguson en su libro, son una expresión y ejemplo de
que Marx llevaba razón. También Marx habla de atesorador como el capitalista
loco y del capitalista como el atesorador racional. Y en este sentido Max llama
racional al capitalista por el modo en que satisface su apetito insaciable de
ganar.
Hemos visto cómo bajo la apariencia de un gran rigor
intelectual, bajo el paraguas de un reconocimiento por todo lo alto de condición
de intelectual, Ferguson atribuye a Max unas ideas y en un modo de pensar que
no es suyo. Tiene la apariencia del pensamiento de Marx, pero en el más
estricto rigor no es el pensamiento de Marx. Si Marx se expresara como Ferguson
dice, entonces el gran pensador alemán pertenecería a las filas del socialismo
utópico y del socialismo reaccionario. Jamás Marx luchó contra el dinero
tratándolo como una cosa, tampoco negó su existencia como si fuera un engendro
de la maldad humana, sino que descubrió su esencia demostrando con el más
absoluto rigor su génesis: “Se trata aquí de hacer lo que ni siquiera ha
intentado la economía burguesa, a saber, de demostrar la génesis de esta forma
de dinero, esto es, de seguir el desarrollo de la expresión de valor de las
mercancías, desde su figura más simple y menos vistosa hasta la deslumbrante
forma de dinero. Con ello se desvanece al mismo tiempo el enigma del dinero”.
Karl Marx. El Capital.
Yo diría que para la teoría marxista el dinero no es sino una simple "moneda" de cambio. Sin embargo tu artículo es imprescindible como referencia donde ubicar la posición frente a los delirios del Sr. Ferguson.
ResponderEliminar