En literatura, también en el cine, suele hablarse de que ciertas obras literarias y cinematográficas son realistas. Aquí nos tropezamos con ciertos problemas filosóficos vinculados con el hecho de saber qué significa que determinado producto artístico es realista. En principio podríamos afirmar que es aquel donde el modelo y el personaje son iguales. Pero en tal caso, si habláramos del cine, tendríamos un documental y no una obra cinematográfica. Si el personaje habla como el modelo y hace lo mismo que el modelo, entonces nos sobra el personaje. Y si fuera una pintura, nos bastaría con una fotografía. De manera que, por principio, si hablamos de arte, el personaje debe ser distinto del modelo. Por lo tanto, las obras de arte deben no ser realistas. Aunque, como en todo, hay matices y grados. De manera que por vía comparativa podemos afirmar que determinado producto artístico es más realista que otro o que determinado producto artístico es más idealista. Evito usar la expresión “verosímil” por equívoca y por estar excesivamente manoseada. Si examináramos las obras de Botticelli, por ejemplo, el nacimiento de Venus, afirmaríamos que esos cuerpos que vemos pintados no son verosímiles. Pero la pregunta sería: qué sentido estético tiene esa afirmación. Puedo contestar con rotundidad que ninguna. Después indagaré más detenidamente sobre este problema.