Hoy quiero exponer unas ideas de un modo sencillo, sin complejidades. Llamaré filosofía al arte de pensar y llamaré literatura al arte de escribir bien. Los grandes escritores son también buenos pensadores: Homero, Dante, Cervantes, Goethe, Shakespeare, Pushkin, Borges, Robert Frost y algunos más. Del mismo modo los grandes pensadores son también grandes escritores: Platón, Aristóteles, Hegel, Nietzsche, Marx, Husserl, Bertrand Russell y algunos más.
Ya seas un gran pensador
o un gran escritor, o que pretendas serlo o que quieras seguir ese camino,
aunque nunca lo logres, tres deben ser los requisitos que concurran en tu
personalidad: un gran fondo de conocimiento, una desarrollada y afinada
sensibilidad estética y unos padres espirituales. Si quieres mantener tu tono
mental a un buen nivel, nunca debes apartarte de los grandes pensadores que
consideras tus padres espirituales, debes todos los meses alimentarte de ellos.
Toda nueva lectura de un mismo texto, siempre produce renovación.
Lev Vigotsky, en su Teoría
de las emociones, dice lo siguiente: “Una vez más se encuentra justificada
de esta manera la conocida observación de que un idealismo inteligente está más
cerca de un materialismo auténtico que de un materialismo estúpido”. Hay que
asumir esta lección, sobre todo aquellos que están adscritos al marxismo, de
quienes se supone que son materialistas y dialécticos. Pero solo se supone. En
la realidad, y siguiendo la sentencia de Vigotsky, muchos llamados marxistas no
son tan materialistas y dialécticos como ellos creen que son. Y aquellos a
quienes estos marxistas critican, y están adscritos a la línea filosófica
idealista, son en realidad más materialistas y dialécticos que ellos. Puesto
que el grado de materialismo y de dialéctica de un pensador depende del grado
de conocimiento que tenga de aquello de lo que se habla.
Otra cuestión básica de
un buen pensador es que debe actualizar de forma constante su fondo de
conocimiento y su modo de pensar. El mundo está cambiando a velocidad de
vértigo; y como no te actualices, te quedarás atrás y tus palabras sonarán a
viejo. Solo si te actualizas, actualizarás el pensamiento de Marx. No puedes
hablar del mercado como si el mercado fuera una sustancia carente de desarrollo,
como si la esencia estuviera separada de los miles de accidentes a los que está
unido. Si bien en la teoría hay que idealizar y del concepto debemos separar lo
accidental, no ocurre así en la práctica, donde los accidentes son decisivos.
Bajo el punto de vista de la esencia, esto es, del pensamiento, debemos considerar
que los precios coinciden con el valor, pero bajo el punto de vista práctico,
solo tenemos que tener en cuenta el periodo que cubre la pandemia Covid-19 y la
guerra en Ucrania, los precios no coinciden con el valor. La coincidencia entre
valor y precio es un promedio calculado durante un periodo de 8 y 12 años. Así
que en el día a día la coincidencia entre valor y precio no se da. Si no quieres
quedarte atrás, debes continuamente renovar tu bibliografía. Cada año compro
varios libros. Es un presupuesto. Los tres últimos que he comprado son los
siguientes: La elegancia de las moléculas de Jean-Pierre Sauvage, La
crisis del capitalismo democrático de Martin Wolf, y El enigma cuántico de
Wolfgang Smith.
Así que: renovación y
actualización. Hay renovación cuando de forma periódica estudia los textos de
tus padres espirituales, pero no se producirá tal renovación si no estás
actualizado. Les pongo un ejemplo de actualización. Martin Wolf, en la obra
reseñada más arriba, dice lo siguiente: “El capitalismo competitivo es
capitalismo global. La necesidad de un acuerdo internacional ya se comprendió
en el sigo XIX. Hoy muchas normas acordadas internacionalmente reflejan las innumerables
repercusiones internacionales de las actividades económicas. El Reino Unido,
por ejemplo, ha firmado 14.000 tratados, muchos de los cuales tienen
implicaciones económicas”. Multiplique la mitad de esos tratados por el número
de países del mundo, nos hablará de un mercado altamente regulado. El llamado mercado
libre hace decenas de años que no existe. Otra cosa es la naturaleza económico social de
esa regulación. Marx, en La Ideología Alemana, hablaba de la regulación
comunista. Ya tendré ocasión de referirme a la regulación comunista cuando
publique un trabajo sobre los fondos de inversiones, instituciones económicas
que tal vez hayan provocado el mayor cambio sobre la propiedad privada global y,
por consiguiente, sobre la destrucción del capital y del trabajo y el aumento
alarmante de la pobreza. Pero cada cosa a su tiempo.
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