El libro que me sirve de base para estas reflexiones
lleva por nombre El desarrollo de los
procesos psicológicos superiores, editorial crítica 1996, y su autor es Lev S. Vygotski. En concreto haré uso del capítulo 7, titulado
El papel del juego en el desarrollo del
niño, y de la sección segunda del capítulo 8, titulada Desarrollo del simbolismo en el juego. La dirección de mi reflexión
es distinta a la de Vygotski, me centro fundamentalmente en el aspecto epistemológico,
prestando especial atención a la fundamentación adecuada de los conceptos. Creo
que Vygotski descuida este último aspecto. De manera que una parte de mi
reflexión tendrá un carácter crítico.
Objeto/significado:
predominio del objeto sobre el significado
Escuchemos a Vygotski en la página 149: “Como ya
hemos señalado en los capítulos precedentes, un rasgo especial de la percepción
humana (que surge a una edad muy temprana) es la llamada percepción de objetos
reales, es decir, no solo la percepción de colores y formas, sino también de
significados. Esto es algo que no tiene analogía en la percepción animal. Los
seres humanos no ven solamente algo redondo y negro con dos manecillas, sino que
ven un reloj y pueden distinguir una cosa de otra. De este modo, la estructura
de la percepción podría expresarse de modo figurativo como una proporción en la
que el objeto es el numerador y el significado es el denominador
(objeto/significado). Esta proporción simboliza la idea de que toda percepción
humana se elabora a partir de percepciones generalizadas más que aisladas. Para
el pequeño el objeto domina en la relación objeto/significado, mientras que
este último se halla subordinado”.
Lo más equívoco en todo este razonamiento es la
afirmación de que los seres humanos perciben significados. En principio y por
rigor deberíamos situar el significado como un aspecto contenido en las
palabras y no como un aspecto contenido en las cosas. No obstante, en la medida
en que las cosas se relacionan con las palabras, aquellas se presentan como
objetos significados; del mismo modo que en tanto se relacionan con los órganos
de los sentidos se presentan como objetos percibidos. De modo general, siempre
que una cosa se relaciona con otra, la función de una de ellas modifica la
modalidad del ser en la que se da la otra.
Si leemos detenidamente el texto de Vygotski,
observaremos que la “percepción de significados” la hace equivalente a las
siguientes expresiones: visión de conjunto de una cosa y percepciones
generalizadas. Así que indaguemos en estos dos aspectos y ganemos en precisión.
Tener la visión de conjunto de una cosa es una función de los conceptos. Aunque
no es menos cierto que cuando hablamos de percepción hablamos de una función
cognitiva que capta las cosas como totalidades. Luego lo propio sería hablar de
percepción conceptualizada. Yo creo que la visión de las cosas como totalidades
también se da en el reino animal, y no solo por una especial obra de la percepción
sino porque las cosas consideradas individualmente son totalidades. Si los
animales solo fueran capaces de reflejar aspectos aislados de la cosas, les
sería imposible identificar los ingredientes del mundo que les rodea y así les
sería imposible mantenerse vivos. Por lo tanto, deberíamos reconocer que en el
mundo animal se da la percepción conceptualizada en su grado mínimo. El ser
humano logra una primera superioridad respecto del mundo animal desde el
momento en que a las cosas les pone un nombre. A partir de ahí las cosas
empiezan a tener una doble existencia: la que tienen por sí mismas y las que
les da el hombre por medio del lenguaje. El nombre, después lo será el
concepto, es un poderoso medio de
generalización. Las diferencias individuales, por ejemplo, entre los guepardos,
entre las distintas generaciones de guepardos, incluso a lo largo de muchos siglos,
desaparecen ante el nombre “guepardo”. De manera que cuando Vygotski habla de
la percepción humana como una percepción que se elabora a partir de
percepciones generalizadas, la generalización es obra de la palabra en su función
nominativa. Luego lo correcto sería afirmar que el ser humano no sólo percibe
los objetos del mundo sino que además les pone un nombre, más que afirmar que
percibe significados. En este sentido cabe señalar que los adultos enseñan a
los niños no solo a usar las cosas sino
también a nombrarlas. Y el carácter selectivo que antes desempeñaba el
dedo indicador para seleccionar el objeto de la percepción, después lo desempeñará
la palabra en su función nominativa. Así que debemos figurarnos que los nombres
aparecen superpuestos a los objetos sin cubrirlos, del mismo modo que aparecen
los precios sobre las mercancías puestas a la venta.
La fusión entre impulso y
percepción o la fuerza motivadora de las cosas
Escuchemos a Vygotski en la página 147: “Un estudio
realizado por Lewin acerca de la naturaleza motivadora de las cosas para los niños pequeños concluye
afirmando que las cosas mismas dictan al niño lo que éste debe hacer: una
puerta le exige ser abierta y cerrada, una escalera ha de subirse, y un timbre
ha de sonar. (.) La raíz de las limitaciones situacionales impuestas al pequeño
reside en un factor básico de conocimiento característico de la primera
infancia: la fusión de los impulsos y de la percepción. A esta edad, la
percepción no suele ser un rasgo independiente, sino más bien integrado en la
reacción motora”.
Desde que nace, el niño está rodeado de personas que
hacen uso no solo del lenguaje, sino también y más primordialmente de valores
de uso que emplean para satisfacer las más variadas necesidades. La vida
material, la que constituyen los valores de
uso, es la base, mientras que el
lenguaje es la superestructura de ese mundo material. En el capítulo El proceso de trabajo de El Capital Marx se expresa a este
propósito en los siguientes términos: “Su producto –se refiere al producto del
trabajo– es un valor de uso, un material natural adaptado a las necesidades
humanas mediante un cambio de forma”. Así la puerta tiene la forma adecuada
para poder ser abierta y cerrada, la escalera tiene la forma para poder subir y
bajar por ella, y así todos los valores de uso. La dictadura motivacional que
imponen las cosas a los niños también se
las imponen a los adultos. En principio los valores de uso deben usarse de
acuerdo con la utilidad para la que han sido concebidos. El adulto no solo
enseña al niño cómo se llaman las cosas, sino también le enseña cómo se usan.
Así que la dictadura motivadora de las cosas sobre los niños pequeños es
también un fruto de la educación, de la mediación de los adultos. Lo importante
para Vygotski, de acuerdo con el objetivo de su investigación, es destacar en
principio que el niño no puede usar las cosas sino de acuerdo con su utilidad
esencial. Y esto se debe a que el niño pequeño le es imposible separar el
impulso de la percepción y también a que su percepción no es independiente de
su reacción motora. Mientras que para el objetivo que persigo yo lo importante
es que el niño no solo llame a las cosas por su nombre y de ese modo organice
la dirección de su percepción, sino también que haga un uso adecuado de las
cosas y de ese modo satisfaga sus necesidades y la de los demás de forma
satisfactoria.
Juego, situación
imaginaria y reglas
Reflexionaré sobre algunas ideas de Vygotski a este
respecto para que las siguientes ideaciones se entiendan mejor. Cuando una niña
coge un trozo de madera y la trata como una hija y ella hace de madre, vive en
una situación imaginaria. Lo imaginario aquí estriba en que ese trozo de madera
no es una niña y que ella no es una madre. Así que también es imaginaria la
relación madre hija en este juego. No obstante, la niña que hace de madre
conoce por propia experiencia esa relación: ella es hija y tiene una mujer
adulta como madre. Luego en este sentido la niña reproduce una situación real.
Por este lado el juego no es tan imaginario. Podríamos entrar en más detalles
en esta contradicción, pero con lo dicho basta para nuestro propósito.
Observamos también que el juego no es mundo donde cada cual hace lo que quiera,
todo lo contrario: hay reglas. Y la niña que hace de madre cumple con las
reglas de conducta de una madre. Si en los juegos no hubiera reglas, los niños
se aburrirían. Así que hay tres rasgos esenciales a esta clase de juegos:
situación imaginaria, reproducción de relaciones reales, y reglas.
Campo del significado,
campo visual y representación
Plantea Vygotski que a los niños menores de tres
años les resulta imposible separar el campo visual del campo del significado. Y
pone el ejemplo siguiente: si le pedimos a un niño de dos años que repita la
frase “Tania está de pie” cuando realmente Tania está sentada frente a él,
cambiará la frase por Tania está sentada. Lo que se le pide al niño por medio
del lenguaje es que se represente a Tania de pie cuando en realidad está
sentada. Husserl divide la significación en dos actos: al primero, que ésta
fundido con la producción del complejo vocal articulado, lo denomina intención
significativa, y al segundo, cumplimiento significativo. Los actos de
cumplimiento significativo son en general actos de la representación por medio
de los cuales se nos da la situación objetiva a la que apuntan las palabras. En
este caso se trata de representarse a Tania de pie. Y esto no tiene gran
dificultad porque el niño y todos los que la conocen habrán visto a Tania de
pie un sinfín de veces. Así que la representación actual se basa en
percepciones pretéritas almacenadas en la memoria. De manera que la
representación puede ser entendida como una rememoración de la percepción.
El juego como medio para
separar el campo del significado del campo visual
Aunque esta distinción no estaba presente en
Vygotski, nosotros si vamos a tenerla en cuenta. Me refiero a la distinción
establecida por Husserl entre la intención significativa y el cumplimiento significativo,
y al hecho de que los cumplimientos
significativos son por regla general actos de la representación. Así que
la representación pertenece al campo del significado o se organiza por medio de
este campo. Hasta aquí hemos hablado de dos rasgos esenciales de la
representación: por un lado, es una rememoración de la percepción, y por otro
lado, es un acto que sirve para darle cumplimiento a las intenciones
significativas. Si no existen actos de la representación que le den
cumplimiento a las intenciones significativas, el significado queda vacío. Escuchemos ahora a Vygotski en la página 149:
“En el juego el pensamiento está separado de los objetos y la acción surge a
partir de las ideas más que de las cosas: un trozo de madera se convierte en
una muñeca y un palo en un caballo. La acción, de acuerdo con las reglas, está
determinado por las ideas, no por los objetos en sí mismos”. Un trozo de madera
deja de ser lo que es en sí mismo, esto es, un trozo de madera, y pasa a convertirse en
otro ser: una muñeca. Diremos que por medio del lenguaje la niña le asigna un
valor representativo a la madera: la madera pasa a representar una muñeca. Por
eso creo que Vygotski se equivoca cuando dice
que la madera significa una muñeca. Lo correcto a mi juicio sería
afirmar que la madera representa una muñeca. Ahora sí: ese valor representativo
ha sido asignado por medio del lenguaje.
Significado/objeto:
predominio del significado sobre el objeto
Escuchemos a Vygotski hasta dos veces en la página
150: “En el preciso momento en que un palo se convierte en el punto de partida
para desglosar el significado del concepto caballo del caballo real, se
invierte esa proporción y predomina el significado, siendo la relación
significado/objeto”. “Cuando el palo se convierte en el punto de partida para
separar el significado de “caballo” de un caballo real, el niño hace que un
objeto influya semánticamente al otro. El pequeño no es capaz de desglosar el
significado de un objeto, o una palabra de un objeto, si no es a través del
hallazgo de un trampolín en otro objeto. La transferencia de significados se
facilita por el hecho de que el niño acepta una palabra como la propiedad de
una cosa; lo que en realidad ve no es la palabra, sino lo que ésta designa. Así
pues, para un niño, la palabra “caballo” aplicada a un palo significa “aquí hay
un caballo”, porque mentalmente ve al objeto tras el término que lo designa”.
Si leemos detenidamente el texto de Vygotski, veremos
que hay una confusión entre tres términos o se emplean dichos términos como si
fueran equivalentes: significado, objeto significado y objeto designado. Y si
atendemos a la lógica de su razonamiento, me inclinaría a pensar que el término
adecuado es “objeto designado”. Los niños pequeños vinculan estrechamente las
palabras con los objetos que designan o solo dominan las palabras
predominantemente en su función nominativa. De hecho el problema que plantea
Vygotski es que los niños son incapaces de separar la palabra del objeto que
designan. Pero a su juicio pueden lograrlo a través de cierta transición: el
juego. Al niño pequeño le resulta imposible separar la palabra “caballo” del
objeto que designa: el caballo real. Y ese punto de transición lo logran cuando
convierten un palo en un caballo. Estudiemos este hecho más de cerca.
En vez de un palo escogeremos una escoba o una
fregona. Cualquier palo no puede servir de caballo, debe reunir algunas
características de forma y dimensiones. El niño tiene que coger la escoba con
una de sus manos, ponérsela entre las piernas y correr. Un palo pequeño no
podría cumplir esa función; y un palo muy grueso o pesado que el niño no
pudiera coger con sus manos tampoco podría cumplirla. En verdad lo que aquí se
produce es un cambio en la naturaleza del valor de uso: de escoba para a ser
caballo de juguete. Vygotski no ha destacado este hecho básico: el papel básico
que desempeña el valor de uso en el juego. El padre del niño, para que éste
quedara más contento, podría darle a la escoba la apariencia de caballo, por
ejemplo, poniéndole en la punta del palo una cabeza de caballo hecha con
cartón. Pero la esencia seguiría estando en que la escoba ha cambiado su
naturaleza de valor de uso.
Podríamos ver la situación originaria de este hecho como
un acto que proviene del mundo del lenguaje: el niño decide llamar caballo al
palo y tras este acto de nominación usarlo como un caballo. Pero en verdad no
es así como sucede. Es un adulto quien enseña al niño a usar la escoba como un
caballo. Primero lo hace el adulto y después lo hace el niño. Y es el uso que
hace el niño de la escoba quien convierte a ésta en un caballo de juguete. Y
gracias a este uso la escoba representa un caballo y el niño lo nombra como
caballo. Podríamos decir que aquí el valor de uso y el lenguaje están a la par,
pero no es cierto. Lo esencial del juego es que el niño use la escoba como un
caballo de juguete y no que lo llame caballo. Luego lo esencial está en el
valor de uso.
Este hecho es en parte reconocido por Vygotski en
las páginas 163 y 164: “Para los niños, algunos objetos pueden designar otros,
sustituyéndolos y convirtiéndolos en signos de los mismos; el grado de
similitud entre un juguete y el objeto
que designa carece de importancia. Un montón de ropas o un trozo de madera se
convierte en un bebé en el juego, puesto que los gestos que el niño reproduce
al sostenerlo son exactamente los mismo que aplica al mecer o dar de comer a un
bebé. Lo que asigna la función del signo al objeto y le presta significado es
el propio movimiento del niño, sus propios gestos”.
Subrayemos las ideas más importantes de Vygotski de
acuerdo con nuestros propios propósitos investigativos (lo escrito entre
paréntesis lo añado yo): una, los juguetes designan los objetos (con los cuales
mantienen un parecido o tratan de realizar su función). Dos: cuando los niños
hacen uso de los juguetes reproducen los gestos que se harían con los objetos
designados. Tres: lo que le presta significado al objeto que hace de juguete
son los propios gestos del niño. Esto se da cuando no existe parecido aparente
entre el juguete y el objeto designado. Pero si el objeto que hace de muñeca no
fuera un trozo de palo sino una muñeca de verdad, entonces el valor designativo
del juguete lo tendría independientemente de los gestos que la niña emplea
cuando juega con ella.
La búsqueda del parecido o
el poder de la representación sobre la percepción
Escuchemos a Vygotski en la página 165: “…cuando
ponemos boca abajo un libro con un cubierta negra y decimos que se trata de un
bosque, el niño añade espontáneamente: <<Sí, es un bosque porque es negro
y está oscuro>>. De este modo, aísla uno de los rasgos del objeto, que,
para él, es un indicio del hecho de que el libro represente un bosque. (Le
advierto al lector de que aquí Vygotski no dice que el libro signifique un bosque,
sino que el libro representa un bosque). Asimismo cuando la tapa de un tintero
simboliza un carruaje, el niño exclama: <<Éste es el asiento>>”.
Estos ejemplos bastan para comprobar que el niño busca algunos parecidos,
aunque sean muy forzados, entre el objeto que hace de juguete y el objeto que
representa. Y de este modo la representación se impone sobre la percepción,
lográndose el objetivo de que un libro represente un bosque y una tapa de un
tintero un carruaje.
Conclusiones
El análisis del lenguaje, del campo del significado,
no debe separase del mundo donde viven sus usuarios. Y ese mundo está
constituido por una acumulación inmensa de valores de uso, que sucesivas
generaciones de seres humanos han ido creando y reproduciendo. Ya Vygotski, página
141, se da cuenta del error de concebir al niño como un teórico, esto es, un
niño donde solo vemos sus funciones psicológicas superiores. y no un niño
dotado de muchas necesidades que ha de satisfacer. Desde que nace, el niño está
rodeado de valores de uso: el suelo donde gatea, la cuna donde duerme, la leche
que consume, la manta que lo arropa, la luz, los juguetes y una infinidad de
cosas. Y el campo del significado, de la percepción y de la representación debe
concebirse estrechamente unido a ese mundo material y en continua interrelación,
influencia y desarrollo con él. No sólo debemos observar la percepción de la
leche y su nominación, sino la leche y el biberón que lo contienen como valores
de uso: cosas que por sus propiedades pueden satisfacer las necesidades del
niño. No sólo debemos ver detrás del nombre el objeto designado, sino al objeto
designado libre de su nominación, por lo que es en sí, esto es, por lo que es
como valor de uso.
Las palabras en su función designativa dependen de
las percepciones. Así queda vinculada significación y percepción, si entendemos
por designación una modalidad de la significación. ¿Y en qué sentido? Cuando le
damos un nombre a un cosa, estamos transformando esa cosa en un signo, y en ese
sentido la estamos significando. Así que por significar se entiende aquí
transformar las cosas en signos lingüísticos. Por otro lado, las
representaciones dependen de las percepciones porque en parte son sus copias.
La ventaja de la representación es que en las percepciones el objeto viene dado
y en la representación el objeto lo pone el sujeto, aunque lo extraiga de la
memoria. Pero al ponerlo el sujeto, el objeto de la representación puede sufrir
modificaciones. De este modo la representación adquiere autonomía y un
desarrollo propio frente a la percepción.
En el juego se vincula un determinado objeto, por
ejemplo, una escoba, con un objeto cualitativamente diferente: un caballo. Y el
medio de vinculación es obra en parte del lenguaje y en parte de la
representación. Al llamar caballo a la escoba vinculo la escoba con un caballo
real: tienen el mismo nombre pero son dos objetos cualitativamente distintos.
Pero no solo lo llamo caballo sino que me lo represento como un caballo y lo
uso como un caballo de juguete. El caballo de juguete, sin apariencia de
caballo, representa a un caballo. Este valor representativo de la escoba es
asignado por medio de la función nominativa del lenguaje. Esta fuerza de la
función nominativa del lenguaje es tan grande que Vygotski presenta al caballo
real como el objeto designado por el caballo de juguete. Que sea adecuado o
correcto presentar los juguetes como nombres de los objetos que imitan es un
asunto que ahora no puedo tratar. Lo cierto es que ciertos atrevimientos, como
el que ha hecho Vygotski, desarrollan las vías de investigación, aunque al
final resulten ser incorrectos.
Uno de los valores fundamentales del lenguaje
estriba en superar el campo de la percepción, el que por medio de él podamos
referirnos a objetos que no están presentes en el campo visual. Y también hay
otro aspecto fundamental: las palabras no solo sirven para nombrar las cosas,
sino para combinarlas y significar situaciones objetivas complejas: donde hay
cosas que están presentes, cosas que no estás presentes y cosas que no pueden
reducirse a percepciones. Aquí es donde entra Husserl para establecer en el
campo del significado dos clases de actos: intenciones significativas y
cumplimientos significativos. Y de este modo incorpora los actos de la
representación, que son los actos mediantes los cuales se la da cumplimiento a
las intenciones significativas, en el campo del significado. Aquí los actos de
la representación se sitúan en una relación de servidumbre con el campo del
significado, pero gracias a ellos adquieren un desarrollo y una complejidad
grandiosa. La poesía y la ciencia son la muestra del gran desarrollo que ha
adquirido la representación gracias a la significación. Lo que nos podemos
representar por medio de la significación jamás podríamos lograrlo a partir de
percepciones.
Como vemos, la dialéctica de la percepción, de la
representación y de la significación es compleja, y debemos concebirla en
desarrollo. La significación depende de la percepción y de la representación,
pero a su vez la percepción depende de la significación gracias a la cual se
vuelve más selectiva y conceptualizadora; y por su lado la representación se
alimenta de la percepción y logra un notable desarrollo y complejidad gracias a
la significación.
En la reunión de trabajo del CeKam del 18 de Diciembre estudiamos el texto de F. Umpierrez percepción, representación y significación; el autor afirma que “Husserl divide la significación en dos actos: al primero, que está fundido con la producción del complejo vocal articulado, lo denomina intención significativa, y al segundo, cumplimiento significativo. Los actos de cumplimiento significativo son en general actos de la representación por medio de los cuales se nos da la situación objetiva a la que apuntan las palabras Los actos de cumplimiento significativo”. Lo que se afirma en general para los actos de cumplimiento significativo no se afirma para los actos de intención significativa, en el sentido de ser actos de la representación.
ResponderEliminarMes es difícil hacerme con un concepto de representación. Tras un estudio mas detenido del presente trabajo me hago con las siguientes ideas:
• “De modo general, siempre que una cosa se relaciona con otra, la función de una de ellas modifica la forma del ser en que se da la otra”. En la medida en que las cosas se relacionan con los órganos de los sentidos se presentan como objetos percibidos, y en la medida que aquellas se relacionan con las palabras se presentan como objetos significados. Un niño juega con una escoba, juega a que la escoba es un caballo, se representa la escoba como un caballo, pero por ello la escoba no deja de ser una escoba, aunque en la relación con el niño durante el juego la escoba no solo es una escoba sino que tiene la modalidad de ser juguete. El niño percibe una escoba y se la representa como un caballo de juguete. Ahora la modalidad del ser de la escoba no solo es un objeto percibido sino que es un objeto representado. Se podría objetar que el objeto representado es el caballo real y que la escoba es el medio por el que el niño se representa al caballo real. Ahora la escoba tendría un valor de uso práctico, ser valor de uso juguete, y un valor teórico, ser medio para representarse un caballo. Pienso que en el juego la escoba representaría al caballo real y al caballo de juguete.
• “Así que la representación actual se basa en percepciones pretéritas almacenadas en la memoria. De manera que la representación puede ser entendida como una rememoración de la percepción”. Entendida así la representación, esta no puede ser sin la percepción pretérita del objeto o partes del objeto representado; pero tampoco puede ser sin que esté suficientemente desarrollada la función de la memoria, ya que si una persona no tiene memoria no podría rememorar las percepciones pretéritas. Por lo tanto la función representativa, en este sentido, requiere del desarrollo de la función perceptiva y del desarrollo de la memoria de evocación.
• “La representación es un acto que sirve para darle cumplimiento a las intenciones significativas. Si no existen actos de la representación que le den cumplimiento a las intenciones significativas, el significado queda vacio”. Si lo correcto es decir que la escoba representa un caballo y que el valor representativo de la escoba en el juego ha sido asignado por el lenguaje, entonces el lenguaje, aunque sea en un estado embrionario es condición de la función representativa.
• “Las representaciones dependen de las percepciones porque en parte son sus copias. La ventaja de la representación es que en las percepciones el objeto viene dado y en la representación el objeto lo pone el sujeto, aunque lo extraiga de la memoria. Pero al ponerlo el sujeto, el objeto de la representación puede sufrir modificaciones. De este modo, la representación adquiere autonomía y un desarrollo propio frente a la percepción”.
•
Continuación:
ResponderEliminar• “Las palabras no solo sirven para nombrar las cosas, sino para combinarlas y significar situaciones objetivas complejas: donde hay cosas que están presentes, donde hay cosas que no están presentes y cosas que no pueden reducirse a percepciones…La poesía y la ciencia son la muestra del gran desarrollo que ha adquirido la representación gracias a la significación…Lo que nos podemos representar por medio de la significación jamás podríamos lograrlo a partir de la percepción”. Las cosas no pueden ser captadas en su totalidad por medio de la percepción. Si no pueden ser captadas en su totalidad en sí, menos pueden ser captadas en su relación con otras cosas por medio de la percepción. Por lo tanto la representación es un momento necesario en el desarrollo del conocimiento de las cosas como totalidad, las representaciones son momentos necesarios en el desarrollo de los conceptos.