Henry
González Ortiz, docente en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma del
Caribe, formula la siguiente serie de ideas: “Tengo una inquietud. En la
literatura marxista existe el concepto de dictadura del proletariado. Marx en
El Manifiesto afirma que el proletariado con su vanguardia política debe tomar
el poder por la fuerza e instaurar una dictadura que destruya la maquinaria
política de la burguesía, entiéndase el Estado burgués, y comenzar la nueva sociedad,
la socialista, como primera etapa del modo de producción comunista. Mi pregunta
es: ¿no será que Marx propuso algo que va en contra de la Ley de la Dialéctica
“transición de cambios cuantitativos a cualitativos”, entendiendo que el
movimiento es objetivo, no se puede cambiar su ritmo a voluntad? Entonces, al
instaurar una dictadura del proletariado y así “adelantar” la Historia, ¿no
estaríamos entrando en voluntarismo y violando dicha ley? ¿No será por eso que
los así llamados países socialistas fracasaron en su intento y esto lo entendió
Lenin con su NEP y continuado con Deng Xiaoping con su famosa frase “no importa
si el ratón es negro o blanco, lo importante es que case ratones”?
Para
reflexionar sobre estos asuntos son necesarias dos cosas: una, definir
conceptos claros, y dos, tener en cuenta la experiencia. Hablemos primero del Estado. Hay que
distinguir entre Sistema de Estado y Sistema de Gobierno. Pensemos en la
extinta URSS. Era un sistema de Estado socialista, puesto que la propiedad pública era la
predominante y, en consecuencia, podemos afirmar que allí existía la dictadura
del proletario o de los trabajadores. Pensemos ahora en EEUU. Es un sistema de
Estado capitalista, puesto que la propiedad privada es la predominante y, en
consecuencia, podemos afirmar que allí existe la dictadura de la burguesía. El
concepto de dictadura en este caso se refiere al sistema de Estado y no al
sistema de gobierno. Cuando hablamos de la dictadura de la burguesía en el
ámbito del sistema de Estado se indica con ello que el Estado capitalista
sanciona en su constitución y protege con sus poderes institucionales las
condiciones básicas de la sociedad capitalista: la propiedad privada sobre los
medios de producción y el libre mercado capitalista. Lo mismo ocurre con el
concepto de dictadura del proletariado: nos referimos con ello a que el Estado
socialista sanciona en su constitución y protege con sus poderes
institucionales las condiciones básicas de la sociedad socialista: la propiedad
pública sobre los medios de producción y un mercado intervenido y regulado por
el Estado. Otra cosa es el sistema de
gobierno. En la URSS existía una dictadura: un sistema de gobierno basado en un
parlamento donde existía un único partido político. Mientras que EEUU tiene un
sistema de gobierno democrático. No hablamos aquí de las deficiencias del
sistema de gobierno democrático de EEUU. Solo nos interesa aclarar que todas
las sociedades bajo el punto de vista del sistema de Estado son la dictadura de
la clase dominante, mientras que bajo el punto de vista de sistema de gobierno
pueden ser democráticas o dictaduras.
He
repasado el Manifiesto del Partido
Comunista y no he encontrado ahí el concepto de dictadura del proletariado.
Si he encontrado fragmentos como los que sigue: “…y el proletariado, derrocando
por la violencia a la burguesía, implanta su dominación”. “El objetivo
inmediato de los comunistas es el mismo que el de todos los demás partidos
proletarios: constitución de los proletarios en clase, derrocamiento de la
dominación burguesa, conquista del Poder político por el proletariado”. Y por
último: “…el primer paso de la revolución obrera es la elevación del
proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia”. Por lo tanto,
lo único que podemos extraer del Manifiesto
del Partido Comunista, en el ámbito de lo que estamos hablando, es la necesidad de que el proletariado
se convierta en clase dominante. Y esta tarea, mucho más compleja de lo que
en enero de 1848 imaginaron Marx y Engels,
todavía hoy día no se ha realizado. No obstante, hay hacer un pequeño o gran
matiz respecto a todo lo que llevamos dicho hasta aquí. Hoy día todas las
economías del mundo son mixtas: el 48 por cien de las economías capitalistas es
pública o estatal. Luego la dictadura de la burguesía en el ámbito del sistema
de estado no es tan pura como lo era en el siglo XIX. Ni las condiciones bajo
las cuales la burguesía es la clase dominante son iguales que las de hace 130
años. Las constituciones burguesas modernas, como puede ser la española,
reconocen el derecho de todas las personas a un trabajo y a una vivienda digna.
Tal vez también deberían reconocer la protección de la propiedad pública. Lo
que debemos tener claro es que si bien en la esfera de la política el
socialismo parece no ir bien, a nivel económico su realidad es innegable: casi
la mitad de la economía es pública. Este aspecto nunca debe perderse de vista,
puesto que pone de manifiesto que el socialismo es una realidad imparable e
innegable y que el llamado liberalismo en sentido puro no existe.
Sigamos
con lo nuestro. El único lugar donde Marx habla de la dictadura del proletario
es en una carta suya dirigida a J. Weydemeyer y fechada en Londres el 5 de
marzo de 1852. En ella entre otras cosas dice lo siguiente: “Lo que yo he
aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases solo va
unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la
lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3)
que esta dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de
todas las clases y hacia una sociedad sin clases…”. Si nos preguntáramos, a
tenor de lo dicho aquí por Marx, ¿qué es la dictadura del proletariado?,
tendríamos que responder: no es más que el tránsito hacia la abolición de todas
las clases y hacia una sociedad sin clases. Es evidente que este contenido del
concepto de dictadura del proletariado nada tiene que ver con el contenido
histórico que adquirió de la mano de la experiencia del socialismo soviético.
De acuerdo con esta experiencia el concepto de dictadura del proletariado
significó dictadura del Partido Comunista, significó el imperio del partido
único sobre el Estado, significó un sistema de gobierno fascista. Luego es
importante distinguir entre el nombre del objeto de un concepto, en este caso
el de dictadura del proletario, del contenido del concepto, donde en este mismo
caso podemos observar que el contenido dado por Marx nada tiene que ver con el
contenido histórico que adquirió. Y los
conceptos, este deber ser un principio epistemológico clave, deben distinguirse
por su contenido y no por su nombre.
Demos
un paso más. Prestemos atención solo a
una idea de Engels contenida en la Introducción
de 1895 a Las luchas de clases en
Francia de 1848 a 1850 de K. Marx. Primera idea. “Pero la historia nos dio
también a nosotros un mentís y reveló como una ilusión nuestro punto de vista
de entonces. Y fue todavía más allá: no solo destruyó el error en que nos
encontrábamos, sino que además transformó de arriba abajo las condiciones bajo
las cuales tiene que luchar el proletariado. El método de lucha de 1848 está
hoy anticuado en todos los aspectos,…”. Las lecciones que los marxistas debemos
extraer de esta idea de Engels son las siguientes: una, los marxistas deben
abandonar el dogmatismo e idealismo al que son muy tendentes, deben comprender
que las ideas están determinadas históricamente y aunque hayan sido elaboradas
por Marx o Engels no tienen validez absoluta. Y esto es lo que deben grabarse a
fuego en la frente los dogmáticos e idealistas, que por desgracia colman las
filas de la izquierda radical: la historia les dio un mentís a Marx y Engels y
reveló como una ilusión su punto de vista anterior. Se trata de grabarse eso:
es la historia la que manda, la que dice hasta qué punto es cierto o falso lo
que afirmamos, pensamos o representamos. Y otro aspecto aún más importante bajo
el punto de vista práctico: la historia, que no cesa de avanzar, cambia las
condiciones bajo las cuales se desenvuelve la lucha de clases. Y quien no
cambie con los cambios históricos, se quedará en los márgenes de la historia,
como muy a menudo le sucede a la izquierda radical.
Pensemos
en el último aspecto del que habla Henry: el subjetivismo como el ir más allá
de lo que la historia permite. De los hechos históricos no se pueden culpar a las ideas de las
personas que no existen, de los hechos hay que responsabilizar a las personas
que los realizan. Y hay que responsabilizarlos por sus acciones y no por sus
ideas. Marx y Engels hablaron para Europa y cuando pensaron en un mundo
socialista pensaron en Francia, Alemania, Inglaterra y EEUU, esto es, pensaron
en los países capitalistas más avanzados en aquel entonces, que siguen siendo
los más avanzados en la actualidad. De lo que haya sucedido en la historia
socialista de Rusia y China ellos no tienen nada que ver. Sigamos entonces:
¿Fueron el PCUS y el PCCH mucho más allá de lo que la historia nacional de esos
países permitía? Sin duda que sí. La NEP
de Lenin y la reforma económica de China en 1978 liderada por Deng Xiaoping han
sido las pruebas que demostraban dos
cosas: una, que todavía no había llegado el momento de liquidar la forma
mercantil de la riqueza, y dos, que todavía el socialismo necesitaba y necesita
del capital para existir. Hay que reconocer que las condiciones económicas,
sociológicas, políticas y culturas que concurrían en la Rusia de 1917 o en la
China de 1949 estaban más cerca del feudalismo que de un capitalismo avanzado.
Luego, el querer instaurar en esas naciones y en ese entonces una sociedad
socialista avanzada, donde se quería acabar no solo con la producción
capitalista sino además con la producción mercantil, era puro subjetivismo y
puro voluntarismo. Pero nada de eso tiene que ver con lo que pensaron Marx y
Engels y mucho menos con el concepto de dictadura del proletariado tal y como
fue elaborado por Marx, según consta en su carta a Weydemeyer. Lo que sí es
cierto es que tanto los comunistas soviéticos como los comunistas chinos fueron
mucho más allá de lo que históricamente era posible. Y la historia demostró con
creces ese error. El derrumbe de la URSS y la reforma económica china han sido
los dos golpes más grandes que han recibido la los movimientos de la izquierda
radical en su relativa corta historia política. Pero a la realidad nunca hay
que temerla y mucho menos negarla o camuflarla, como sí hacen aquellos
radicales de izquierda que todavía ven progreso o socialismo en la penosa y
desastrosa experiencia de Venezuela.
El 23 de Mayo publicamos en http://tacnacomunitaria.blogspot.pe/2017/05/la-dictadura-del-proletariado.html, que dio origen a un rápido comentario de Miguel Aragón, adjunto líneas abajo.
ResponderEliminar24 de mayo de 2017
Edgar:
Este texto sobre la "Dictadura del Proletariado", puede convertirse en una invitación a conmemorar seriamente y con contenido, el bicentenario de Marx en mayo del 2018, y el centenario de la gran revolución rusa en noviembre de 2017.
Felicitaciones.
Para comenzar, algunas observaciones escritas "al vuelo":
1.- En primer lugar hay una notoria diferencia, y contradicción, entre lo planteado en el tercer párrafo y lo expuesto en el primero. Es hartamente conocido que en el Manifiesto Comunista (febrero de 1848) Marx y Engels no plantearon la dictadura del proletariado. Me parece que esa propuesta es posterior a la experiencia de la revolución de 1848-1849, y está claramente planteada en la carta de Marx a Weydemeyer, que fue escrita en marzo de 1852..
2.- La aplicación del modelo de la NEP en "versión china", no comenzó en 1978 con la acertada propuesta de "reforma y apertura" de Deng Siao ping, sino mucho tiempo atrás. Comenzó con la propuesta de Mao Zedong "Sobre Diez Grandes Relaciones" que sirvió para orientar los debates en el Octavo Congreso del PCCh realizado en 1956.
Saludos
Miguel Ángel Aragón