Los conceptos son un invento maravilloso. Nos dan
orden mental y nos permiten reunir bajo unas pocas categorías multitud de
experiencias, percepciones y representaciones. No todos los pensadores se
expresan del mismo modo en el orden conceptual. Hay pensadores como Hegel, Marx
o Vygotsky donde casi todo lo que dicen está dentro de los cajones conceptuales,
mientras que hay otros, por ejemplo Jerome Bruner, donde hay muchas
determinaciones que quedan fuera de los cajones conceptuales. No obstante, esto
no supone que el discurso de Bruner no sea conceptual, lo que sucede es que en
este pensador los conceptos funcionan como nódulos, mecanismos mediante los
cuales enlazamos y agrupamos una serie de juicios. Bajo este método de
exposición se produce cierta diseminación de los contenidos conceptuales.
La noción de concepto no acaba en la noción de cajón
conceptual y en la de nódulo. Decisivo es que los conceptos formen parte de un
teorema o de varios. Los diccionarios nos presentan los conceptos como
definiciones aisladas y con contenidos mínimos. Las teorías científicas
presentan los conceptos formando parte de un sistema teórico y con contenidos
suficientes. Entre más contenidos tenga un concepto, más rico es y más provecho
puede extraérsele. Puesto que un concepto elaborado siempre puede ser usado
como materia prima para elaborar otros conceptos. Un concepto es un cajón y es un nódulo, pero
también es algo vivo, interconectado con otros conceptos y en desarrollo. El
concepto de valor de uso elaborado por Marx en El Capital es un buen ejemplo de lo que hablamos. Casi al inicio de
esa obra teórica, en la sección La
mercancía, adquiere su primer grado de elaboración y esta se produce de
forma aislada, aunque en su contenido se expresa ya su relación con las
necesidades del hombre. Después, en la sección titulada El carácter doble del trabajo representado en la mercancía, adquiere otro desarrollo; y por último,
en la sección El proceso de trabajo,
adquiere un nuevo desarrollo. Pero la cosa no queda ahí, no solo se trata del
desarrollo del concepto de valor de uso, sino que este concepto también
mantiene relaciones con otros conceptos, como el de valor o el de capital fijo,
entre muchos otros, y experimenta modificaciones. Preciso más la noción de esta
interacción: en el análisis de las formas del valor Marx presenta el valor de
uso como forma fenoménica del valor. Aquí es como si un concepto fuera por
medio de otro.
Seguimos estudiando en el Cekam la percepción según
Hegel. Es un texto muy complejo que necesita de un estudio muy detallado.
Aconsejé a los miembros del Cekam que se hicieran con el libro de Jerome Bruner
titulado Realidad mental y mundos
posibles. Están al llegar. Quería que conocieran de primera mano la forma
en que Bruner elabora sus teorías. Pero siempre me pasa lo mismo. Cambio muy
rápido de tercio. Como el estudio de la percepción en Hegel estaba resultando
muy complejo, pensé en aliviar el trabajo a mis colaboradores. Recurrí a La Sagrada Familia de Marx Y Engels y me
he puesto a estudiar La dialéctica y la
filosofía hegeliana. No intercalaré este texto en las tareas de trabajo del
Cekam, pero lo veremos después de acabar el texto de Hegel sobre la percepción.
Cuando lees este texto, te tropiezas con Feuerbach; del que tengo los libros referidos por Marx. Me lleno
de inquietud. He puesto a la vista Principios
de la Filosofía del futuro de Ludwig Feuerbach. Así que se me ha ido
quedando atrás el libro de Bruner. Sucedió
además que en El País leí que una
mujer se quejaba del empobrecimiento de las palabras por culpa de la actividad
lingüística de los políticos. Volví a pensar en Podemos. Está haciendo lo que hacen los demás partidos: cultivar el
mundo de la crítica superficial. Si en el ámbito de la política a algunos les parece un partido radical, en
el ámbito de la ideología puedo afirmar con rotundidad que no. Así que me fui a
La Ideología alemana de Marx y Engels,
una obra que a mí me encanta, su profundidad es admirable. Leí con detenimiento
la sección titulada La relación entre el
Estado y el derecho y la propiedad. Presté atención a varias ideas, pero
sobre una de ellas debo en el futuro inmediato hacer alguna reflexión
ideológica: “Como el Estado es la forma bajo la que los individuos de una clase
dominante hacen valer sus intereses comunes y en la que se condensa toda la
sociedad civil de una época, se sigue de aquí que todas las instituciones
comunes tienen como mediador al Estado y adquieren a través de él una forma
política”. No solo el PP y el PSOE, también Podemos incurre en el error de
poner en dos planos distintos la sociedad civil y el Estado, cuando según Marx
en el Estado se condensa la sociedad civil de una época. Aunque la inquietud
del pensamiento te hacer saltar de un tema a otro, la ventaja de que los
lugares a los que saltas sean textos de Marx, te asegura un orden conceptual de
alto nivel. Otra cosa será los rendimientos teóricos que yo pueda extraerle.
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