Recientemente hemos tenido conocimiento de una
noticia de sabor millonario: Randy y Linda Guijarro compraron por 1,75 dólares
una fotografía de 1878 en una tienda de objetos de segunda mano de la localidad
de Fresno, California. Después se supo que una de las personas que aparecían en
la fotografía era el mítico Billy El Niño, y sobrevino la magia: la fotografía
tiene ahora un precio de 5 millones de dólares. Al momento la gente corriente
dice: ¡Qué suerte! Pero otras personas pensando más detenidamente dicen: ¡Qué
mala suerte tuvieron quienes la vendieron! Y añaden: si el vendedor hubiera
sabido que era Billy El Niño quien aparecía en la foto, los cinco millones de
dólares hubieran sido para él. Y culminan afirmando que lo más justo sería que
el dinero se lo repartieran el vendedor originario y Randy y Linda.
Los comunicadores oficiales reflexionan sobre el
valor de uso de la foto y no sobre su valor. Su valor, que unas personas por
pura azar, casualidad o suerte se embolsen 5 millones de dólares, les parece
natural. Así que hablan de las hazañas de Billy El Niño, de su significado
dentro de los forajidos del lejano Oeste, y de que solo se disponga de dos
fotografías del afamado pistolero. Algunos llegan al concepto de valor
histórico. Y les parece natural que quien es propietario de una fotografía de
enorme valor histórico se embolse en razón una enorme cantidad de dinero. Nos
tendríamos que preguntar ahora cómo se crea el valor histórico de esa
fotografía. Le comunico al lector de antemano que los economistas
convencionales y defensores del capitalismo le dan a la propiedad privada tanta
legitimidad como al trabajo, mientras que los marxistas defendemos que la
sustancia del valor es el trabajo y que la propiedad privada permite a los
propietarios apropiarse de trabajo ajeno. El valor histórico de esa fotografía
se la aporta el propio Billy El Niño, no sus actuales propietarios. Lo que
sucede es que sus propietarios se han apropiado de ese valor histórico. La
propiedad privada siempre manda y se apropia de lo propio y de lo ajeno, y más
de lo ajeno que de lo propio.
Seamos ahora más precisos. Analicemos este fenómeno
económico bajo el punto de vista de los conceptos. Recurramos a Marx y a su
concepto de precio de monopolio. En la sección Renta de solares. Renta de minas. Precio de la tierra de El Capital, Marx se expresa en los
siguientes términos: “Cuando hablamos de precio de monopolio, nos referimos
generalmente a un precio que se determina únicamente por el deseo de compra y
la solvencia de los compradores, independientemente del precio determinado por
el precio general de producción o por el valor de los productores. Una viña que
produce vino de extraordinaria calidad, vino que solo puede producirse en una
cantidad relativamente pequeña, produce un precio de monopolio. Debido a este
precio de monopolio, cuyo remanente sobre el valor del producto viene determinado
exclusivamente por la riqueza y la preferencia de los bebedores distinguidos,
el cosechero podrá obtener una plusganancia considerable”. Estas mismas
condiciones, las del viñedo que produce un vino de extraordinaria calidad pero
en pequeñas cantidades, concurren en el caso de la fotografía de Billy El Niño.
Cuando un producto, en este caso una fotografía de Billy El Niño, adquiere un
precio de cinco millones de dólares, eso significa que por el lado de la
demanda hay compradores muy ricos que desean poseer esa fotografía, y por el
lado de la oferta, que hay muy poca cantidad del producto ofertado; y así es:
solo hay dos fotografías de Billy El Niño.
Los economistas reformistas quieren un mercado
regulado. De hecho presentan como causa principal de la crisis económica desatada
en 2008 a la desregularización promovida
por el neoliberalismo. Pero ¿hasta dónde llega su propuesta de regularización?
Hasta el punto de que no cuestione en sus principios a la propiedad privada,
que para ellos es sacrosanta, y a los precios de monopolio que se dan ocasionalmente
en la economía. He hablado en otras ocasiones de que las ventas televisivas de
los partidos de fútbol están afectadas por el precio de monopolio, ya que el
seguidor de un equipo de fútbol lo es para siempre. No cabe duda de que el
enriquecimiento súbito de Randy y Linda es una manifestación de desigualdad. No
se premia el trabajo sino la propiedad privada sobre un bien. No defiendo el
igualitarismo. El principio socialista enunciado por Marx dice que quien más
trabaja, más debe ganar; al igual que quien realiza un trabajo de calidad debe
ganar más que quien realice un trabajo simple. Un ingeniero debe ganar más que
un simple peón; tal vez debe ganar diez y veinte veces más, pero no un millón
de veces más. Luchar contra la desigualdad injusta y desproporcionada significa
premiar el trabajo frente a la propiedad. Y para ello hay que regular el
mercado de modo que cuestione los principios de la propiedad privada, cuya base
se encuentra en la apropiación de trabajo ajeno. Randy y Linda se han apropiado
del valor histórico de una fotografía y han burlado el libre mercado al poner
en práctica un precio de monopolio.
Aseguras que "el principio socialista enunciado por Marx dice que quien más trabaja, más debe ganar". ¿No te estarás confundiendo con Nicolas Sarkozy y su eslogan de la campaña electoral francesa de 2007?
ResponderEliminarNo recuerdo ningún escrito de Marx, de los que están más al alcance de cualquiera, comentario alguno en el que haga tal apología del capitalismo.
Por el contrario, en una carta suya a Engels, aquél opina que "el trabajo asalariado es la base de toda la mierda contemporánea".
La suposición de la existencia de un lapsus en lo "enunciado" por Marx, o en quien así lo traduce, nos evitaría la confrontación con su tesis sobre el capitalismo como contradicción en proceso, según la cual éste se esfuerza en reducir al mínimo el tiempo de trabajo a la vez que sitúa dicho tiempo como única medida y fuente de riqueza, lo que provoca, como es el caso actualmente, la crisis del trabajo abstracto y, por lo tanto, del valor; dejando sin opciones, desde un punto de vista global, la posibilidad de trabajar más para ganar más.