Aristóteles en su obra Metafísica se expresa en los siguientes términos: “Esto consiste en
que la experiencia es el conocimiento de las cosas particulares, y el arte, por
el contrario, el de lo general. Ahora bien, todos los actos, todos los hechos,
se dan en lo particular. Porque no es al hombre al que cura el médico, sino
accidentalmente, y sí a Calias o Sócrates o a cualquier otro individuo que
resulte pertenecer al género humano”.
De lo que concluiremos que en lo general nada
existe, que sólo en lo particular todo cobra existencia. Luego cuando tú
afirmas que existe el color rojo, yo te diré, siguiendo a Aristóteles, que no,
que sólo existe el color rojo en particular. Tampoco existe la mesa en general,
sino las mesas en particular. Tampoco existe el ser en general, pero sí este
ser en particular, esta mesa o silla que veo. Así que el problema de la
existencia no radica en si con el lenguaje un verbo lo he transformado en
sustantivo, sino si hablo en general o en particular.
Y, por último, con Hegel aprendí que lo particular
no puede ser aprehendido por el lenguaje, que el lenguaje siempre expresa lo
universal. Y lo universal carece de existencia. Así que todo lo que cargas
contra “el ser” debes cargarlo contra todo lenguaje o parte del lenguaje.
Otra cosa más: llamo a este objeto sobre el que está
el ordenador con la palabra “mesa”; pero puede llamarlo también “valor de uso”,
y puede igualmente llamarlo “ente” o “ser”. ¿Cuál es la diferencia entre “mesa”,
“valor de uso” y “ser”? Que representan conceptos con distinta anchura. Y
cuanto más ancho sea un concepto, más abstracto es. Y cuanto más abstracto es
un concepto, más alejado está del mundo práctico-sensible. Pero esto no quita
que yo pueda llamar a un determinado objeto con nombres que representen
conceptos más estrechos o más anchos. Y con ello no entro para nada en el
problema de sí aquello que llamo con esos nombres existe o no existe.
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