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jueves, 17 de junio de 2010

Sobre la complejidad en la táctica de la lucha de clases

Sin situar los problemas históricamente y sin análisis particulares de casos particulares, no llegaremos muy lejos.
Una primera verdad: en los países capitalistas todos los trabajadores trabajan para los capitalistas. Y si a las empresas capitalistas les va mal, lo trabajadores pierden sus empleos. Entonces cuando se habla de subsidios, se está hablando de conservar puestos de trabajo; inevitablemente también se está hablando de asegurar las ganancias de las empresas agrícolas.

El hecho de que haya subsidios para el sector agrícola en todos los países desarrollados pone de manifiesto la mentira que es el libre comercio. El libre comercio sólo favorece a los países industrialmente más desarrollados, a los países con bajo desarrollo industrial les perjudica. Pero a lo que íbamos. Les facilito una cita para que se vea la complejidad de las tácticas de lucha de la clase obrera. La he entresacado del “Discurso sobre el problema del librecambio”, pronunciado por Marx el 9 de enero de 1848  en la Sociedad Democrática de Bruselas:

“Los obreros ingleses han hecho ver a los librecambistas ingleses que no se dejan engañar por sus ilusiones y mentiras y si, a pesar de esto, se han coaligado con ellos frente a los terratenientes, lo han hecho para acabar con los últimos vestigios del feudalismo y tener que luchar solamente contra un enemigo. Y los obreros no se han engañado en sus cálculos, pues los terratenientes, para vengarse de los fabricantes, han hecho causa común con los trabajadores con el fin de implantar la ley  de las diez horas, reclamada por los obreros inútilmente desde hace treinta años y que ha triunfado inmediatamente después de derogarse las leyes cerealistas”.

Entremos en detalles y enumeremos las ideas claves:

Una: Los obreros ingleses se coaligaron con los librecambistas (los burgueses) para acabar con los últimos vestigios del feudalismo.

Y dos: Los terratenientes han hecho causa común con los trabajadores con el fin de implantar la ley de las diez horas.

Esto pone en evidencia que la clase obrera necesita de las otras clases para lograr sus objetivos. Seguro que los defensores del socialismo absoluto, del socialismo libre de manchas burguesas, hubiera preferido que la clase obrera siguiera trabajando doce horas diarias antes que aliarse con nada menos que los terratenientes.
8 de junio de 2010.


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